Emilio Lozoya Austin recibió 10 millones de dólares en sobornos.
El caso de corrupción de la constructora Odebrecht ha sacudido a buena parte de los principales países de América Latina: México, país campeón de la inmoralidad y escándalos de corrupción en las altas esferas, no sería la excepción. Más allá de Brasil, centro del conglomerado petrolero, Perú o Colombia, entre otros, han visto cómo los tentáculos vinculados a los sobornos de la compañía han golpeado directamente a presidentes -Alejandro Toledo, Ollanta Humala, encarcelado o Juan Manuel Santos-.
Ahora México empieza a recibir atención de esta estela de sobornos que tocan nuevamente a Peña Nieto. Su colaborador cercano ha sobresalido todo este tiempo: el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya. Tres ex directivos de Odebrecht aseguran, en declaraciones juramentadas, que Lozoya recibió “propinas” por valor de 10 millones de dólares, entre 2012 y 2016, por empujar y amarrar la firma de jugosos contratos.
Las delaciones, obtenidas por el Quinto Elemento Lab, corresponden a tres funcionarios de Odebrecht (Luis Alberto de Meneses, Luiz Mameri e Hilberto da Silva) que accedieron a colaborar con la justicia para obtener privilegios en sus sentencias. De acuerdo a una reconstrucción realizada a partir de los testimonios jurados de los tres inculpados por la justicia brasileña y de decenas de documentos, se comprueba que el nombre de Lozoya aparece vinculado a diversas operaciones. Lozoya en esos años fue coordinador de relaciones internacionales de la campaña de Enrique Peña y la principal sospecha que debe probarse rigurosamente, es que esos sobornos hayan sido un financiamiento ilegal que en un Estado de Derecho le costaría una extraordinaria multa al PRI y una descalificación social, política y ética al partido, al presidente y a Luis Videgaray, que actúa como el poder tras el trono y su círculo cercano. Esto en la antesala de las elecciones presidenciales de 2018, la cual sería una montaña en el camino y dejaría muy mal parado al PRI y su candidato, ya sea Meade, Narro, Osorio, Nuño o alguna sorpresa populista.
Los documentos y testimonios apuntan que Emilio Lozoya solicitó 4.1 millones de dólares entre abril y noviembre de 2012. Según se desprende del material, publicado por la revista Proceso y Aristegui Noticias, los responsables de Odebrecht aseguran que ese pago respondía a una manera de asegurar el favor de alguien que por aquel entonces se situaba como una figura en la campaña del hoy Presidente Enrique Peña Nieto.
El testimonio de Luis Alberto de Meneses, responsable de la constructora en México, revela que en marzo de 2012, Lozoya le dio el nombre de una empresa offshore en las Islas Vírgenes Británicas, donde a partir de entonces se comenzarían a realizar los pagos; siempre, según el testimonio del directivo brasileño. Las transferencias comenzaron en abril de ese año: la primera de 250 mil dólares; luego de 495 mil y de 505 mil. La relación se intensificó con la llegada de Lozoya a la dirección de Pemex, especialmente después de que Odebrecht ganase el contrato de remodelación de una refinería, por las que Lozoya, según las delaciones, recibió cuatro millones de dólares.
Estas operaciones de sobornos al más alto nivel de la presidencia mexicana fueron mostradas en una investigación internacional oficial –decidida, con voluntad política y sin complicidades de nadie–, porque se puede probar o desmentir, porque ahí están los bancos, los estados de cuenta, los movimientos, depósitos, cheques a donde se destinaron esos 10 millones que salieron de la constructora con el fin de amarrar contratos. Los gobiernos de la competencia de Odebrecht que perdió con malas artes estas oportunidades de negocios que debe estar operando. ¿Existen organismos de justicia supranacional que regulen estos caminos torcidos donde los presidentes y el Estado que encabezan pierden toda autoridad moral, jurídica y sacan lo peor de sí para impedir conocer la verdad y sancionar en su caso? El cese fulminante de Santiago Nieto es la evidencia de que el caso busca a cualquier costo ser enterrado, apostando por la amnesia social. Prueba de que la “oposición” de algún modo probará su capacidad o ineptitud de pavimentar unas elecciones tímidamente democráticas. La responsabilidad de Morena, PAN, PRD, PT es histórica.
Pensemos conclusiones de estos hechos. Peña Nieto se reunió en Brasil con Marcelo Odebrecht, dueño de la constructora, en abril de 2010, como gobernador. Este lunes, según la nueva información revelada por MCCI, se ha conocido que se volvieron a encontrar en Toluca, en 2011. Según consta en correos electrónicos que son parte de la investigación de la Lava Jato; además, un tercer encuentro se produjo en noviembre de 2012. Poco después, Peña Nieto conversó con Fadigas, quien aseguró a sus inversionistas: “Ya hemos tenido conversaciones con el Gobierno de México, no solo con Enrique Peña Nieto, también con Emilio Lozoya, presidente de Pemex, y la dirección en la que quieren ir es coherente con el gigante Odebrecht”.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com