El Pac-man- anda en la política,
ya no tiene pilas pal’ boxeo,
se cansó de tanto ajetreo,
él así lo platica.
La Catrina ha leído en Proceso,
este oriental apoya el matar,
así lo supo y lo dijo, “¿qué es eso?
Un deportista eso no debe apoyar”.
La chirriona mexicana viajó lejos,
vio al Pacquiao, le peló los ojos,
allá sí existe la muerte.
La Huesos trajo al pelo lacio
del tal Pacquiao,
y el filipino siente su último round,
ni supo cuándo llegó a La Piedad (Michoacán).
Cerca de Pátzcuaro, allí será su morada,
lo lleva la dientona, muy de madrugada.
“No conoces los derechos humanos,
apoya la muerte de muchos paisanos”.
Dice la del velo negro un día:
“¿y el derecho a la vida?”
Pacquiao no lo ejercía,
corazón negro, quién lo diría.
P.D. “Caras vemos, corazones no sabemos”, dice la Parca.
Leopoldo Durán Ramírez