También existía una policía secreta muy numerosa, encargada de espiar y detectar los movimientos revolucionarios.
La acordada era una organización secreta de asesinos que solían eliminar silenciosamente a los enemigos personales del gobernador, a los políticos sospechosos, bandidos y otros de quienes se sospechaba que habían cometido algún delito.
En un decreto del Gral. Díaz se originó “La Ley Fuga”, la cual autorizaba a la policía disparar sobre cualquier prisionero que tratase de escapar mientras estuviera preso. De este modo se asesinaron a millares de individuos en los 34 años de gobierno porfirista.
Durante el gobierno de Díaz no existían leyes que protegieran a los trabajadores, ni reglamentos que prohibieran la contratación de menores de edad, ni procedimientos mediante los cuales, el trabajador pudiera ser indemnizados por daños, heridas o muerte en las minas o centros de trabajo. Además, ocurría la opresión gubernamental al servicio del patrón, que obligaba al trabajador a que aceptara sus condiciones a base de latigazos.
En el caso de los 6 mil trabajadores de la fábrica de Río Blanco no estaban conformes con pasar 13 horas diarias en actividad laboral, por un salario de 50 a 75 centavos al día, todavía menos por la manera en la que les era retribuido dicho pago, el cual consistía en vales que solo tenían valor en las tiendas de la compañía, las cuales vendían a elevados precios los productos necesarios, a diferencia de otras tiendas. Díaz era accionista de la fábrica de Río Blanco y en cuanto se tenía a los obreros sospechosos de afiliarse al sindicato eran encarcelados.
En el Estado de Puebla, en la fábrica de textiles Río Blanco, los obreros se declararon en huelga y la fábrica cerró sus puertas, dejando sin trabajo a varias personas ante sus demandas. No obstante, los 6 mil trabajadores y sus familias empezaron a pasar hambre y se dirigieron a Díaz para pedir su ayuda y clemencia, éste simuló investigar y pronunció su fallo, devolviendo los empleos, pero en las mismas condiciones.
Los huelguistas habían pasado hambre y a su regreso demandaron provisiones alimenticias que les fueron negadas. Entonces fue cuando el pueblo trató de tomarlos por la fuerza, saqueando la tienda y por último, prendiéndole fuego a la fábrica. Los soldados aparecieron inmediatamente y descargaron sus fusiles contra la multitud. Fue una verdadera masacre donde se cree que murieron aproximadamente 700 personas.
Díaz colocó a los extranjeros por encima de las leyes del país, por lo que estos recibían mayores salarios que los nacionales por trabajos iguales. Esto fue una de las causas principales del estallido de huelgas en Cananea y otros lugares. En Cananea, donde los mineros estadounidenses ganaban cinco pesos diarios y los mexicanos tres, la inconformidad del pueblo se mostró en todas partes del país. En 1805 ocurrieron varias huelgas de obreros, como el de los ferrocarriles, con 10 mil miembros; la de mecánicos, con 500; el sindicato de calderos y carpinteros, con 1500; y el de obreros del acero y fundición de Chihuahua, con 500 miembro. De igual forma, en 1876, la huelga de Tizapán, cuyos huelguistas morían de hambre, así como los del Valle Nacional, tuvieron los mismos resultados.
La esclavitud que existe en México tiene como socia a los Estados Unidos y al poder policiaco de este país, el cual se usó en forma más efectiva para destruir el movimiento de los mexicanos que se encaminaba a abolir la esclavitud, de modo que dicha fuerza se utilizaba para mantener en el poder al principal tratante de esclavos: Porfirio Díaz.
Este apoyo se debía a que existían 900 millones de dólares, de capital norteamericano, invertido en México, así como
inversiones de Standard Oil Co., American Sugar Refinery Co, Intercontinental Rubber Co. (que se tenía la posesión de millones de hectáreas huleras) Wells-Fargo Express. E. N. Brown, presidente de Ferrocarriles Nacionales de México, era miembro del consejo directivo del Banco Nacional de México, mediante el cual se efectuaban todas las negociaciones financieras del gobierno mexicano. Los herederos de Harriman eran dueños de miles de hectáreas de terrenos petroleros, en la región de Tampico, y otros más tenían millones de hectáreas agrícolas.
La razón por la cual Díaz entregó al país a manos de los norteamericanos estriba en que estos tenían más dinero para pagar privilegios. También, los norteamericanos trabajaban con esclavos: los compraban, explotaban, encerraban, azotaban, mataban, exactamente igual que otros empresarios mexicanos.
Continuará.
Guillermo Zavala
Tijuana, B.C.