I. No pasa nada, aunque sepamos que más de 50 millones de mexicanos vivan en condiciones de pobreza.
II. No pasa nada, a pesar de que los medios de comunicación den cuenta puntual de que, en los centros hospitalarios de carácter social, se carece no solo de medicamentos e instrumental médico-quirúrgico, sino también de espacios para internamiento de enfermos graves que lo requieren.
III. No pasa nada, siendo que somos testigos de los millones de pesos que cuesta sustentar a los partidos políticos y de las urgentes necesidades que tienen las instituciones educativas que no son únicamente de material didáctico. Falta agua potable, papel sanitario, etc., etc.
IV. No pasa nada, pero somos conscientes de que cada día aumenta el número de niños y jóvenes que, carentes de expectativas, buscan en la droga la satisfacción de sus carencias espirituales.
V. No pasa nada, cuando todos los días nos enteramos de las protestas pacíficas y algunas violentas, por diversos motivos, entre estos, la desatención a diversas causas populares, no debidamente atendidas.
VI.No pasa nada, mientras contemplamos el enriquecimiento ilícito de políticos y funcionarios, aprovechando el cargo que desempeñan, agraviando severamente las finanzas públicas mediante negociaciones ilícitas o valiéndose indebidamente de la información que el cargo proporciona.
VII. No pasa nada, no obstante, vemos salir de manera inexplicable de las prisiones, a funcionarios abusadores del cargo público, los cuales detentaron gracias a la impunidad que otorga la corrupción.
VIII. No pasa nada, sin embargo, los partidos políticos se acusan recíprocamente de haber cometido diversos ilícitos en el ejercicio del poder y de negociar sus principios fundamentales, llegando a acuerdos que implican renunciar a la ideología que sustentan.
IX. No pasa nada, siendo que la mayoría de los medios informativos acepta subsidios gubernamentales, comprometiéndose a ocultar la información de hechos graves, cuando así le conviene al Estado.
X. Volteamos hacia otro lado, pensando que no pasa nada, cuando nos informan que los jóvenes tienen poca oportunidad laboral y que esto es una de las causas de que haya aumentado la criminalidad.
En fin, los mexicanos tenemos poca voluntad para llevar a cabo el cambio estructural que el país necesita. El peligro es la reacción violenta del México bárbaro que, como en la Revolución de 1910, costó la vida de un millón y medio de ciudadanos.
Continuará…
Arnoldo Castilla es abogado y catedrático de la UABC