De Trez en Trez
Así han sido las noticias para buena parte de nuestro país y los que en él habitamos, sobre todo, en las últimas semanas.
Pésimas porque los fenómenos naturales parecen haberle “cargado la mano” a México; primero, las lluvias; luego, los huracanes; posteriormente, apenas en la primera semana del mes patrio, los fuertes sismos que se dejaron sentir en el sureste y centro de nuestro territorio.
El primero -el más fuerte de los últimos 100 años- que afectó especialmente a los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, entidades con mayor índice de pobreza; el segundo, justo un par de horas después del simulacro de evacuación, en plano 19 de septiembre, originado en tierra, entre Morelos y Puebla, en Estado de México también se sintió; y se agravaron los daños del primer sismo. Las víctimas y los cuantiosos estragos materiales, así como las historias de dolor, son harto conocidos y aún no terminan.
Noticias malas también porque, aprovechando el momento, “oportunistas políticos” le entraron con ganas a la “rapiña electoral”, convirtiendo la ayuda de esas entidades en toda una pasarela por la que desfilaron, desde el mismo “Enriquepeñanieto”, secretarios y sub secretarios de Estado; gobernadores, esposas de mandatarios, otros funcionarios y por supuesto, aspirantes y suspirantes a algún puesto de elección popular, “jalaron agua a su molino”. Hasta que la misma sociedad civil los puso en su lugar; exigencias justas, insultos y maltrato se pudieron apreciar.
En eso andaban cuando se presentó el sismo del 19 de septiembre, el desconcierto primero, luego la incredulidad y después la cruda y dura realidad. A 32 años del mortífero sismo de 1985, el presidente, su comitiva y medios de comunicación que los acompañaban, tuvieron que regresar a la capital del país.
Buenas nuevas porque la sociedad civil, hombres, mujeres, jóvenes, niños y adultos mayores, volvieron a hacerse cargo de la emergencia. Fueron los primeros en llegar, auxiliar y socorrer, tratando de salvar vidas, de rescatar heridos. La solidaridad, generosidad, valentía, coraje y empatía se hicieron presentes de nuevo. Crónicas y detalles de ello abundan.
Pésimas en razón de aquellos que, sin importarles la situación de emergencia, se aprovechan de ella para robar, asaltar y abusar de las necesidades de los ciudadanos, o bien, para montar un show mediático poco claro, centrando la atención en un solo sitio, cuando había otras situaciones iguales o más graves por otros rumbos. Los resultados negativos y las críticas a los involucrados aún persisten.
Por la escuela de la tragedia, que por error o tal vez con toda intención se escogió para tan desafortunado ejemplo de desinformación, se hicieron presentes -otra vez-. “Enriquepeñanieto”, el Cardenal Norberto Rivera, altos mandos de Sedena y Semar, hasta el titular de la SEP, Aurelio Nuño, también estuvo en las “horas críticas” enfundado en un chaleco similar a los que usan las fuerzas armadas y las policías, pero con las letras en blanco de SEP. De repente desapareció.
Noticias muy malas para los tres niveles de gobierno, porque comprueban -una vez más- que la ciudadanía no les tiene confianza y cada vez menos paciencia y respeto. Los donativos se realizan haciendo todo lo posible para que lo donado llegue a los damnificados y no a manos de quienes sacan raja política de la desgracia.
Nuevas no muy prometedoras para algunos aspirantes y suspirantes, pues el movimiento telúrico, además de colapsar edificaciones, también puede derrumbar aspiraciones de varios actores políticos. ¿Qué tal se vería Miguel Ángel Mancera o Claudia Sheinbaum renunciando a sus puestos justo en estas semanas? ¿Y qué decir de Aurelio Nuño abandonando la SEP en próximos meses? Hay otros “damnificados” más en el nivel federal o el local. ¿Qué tal la postura de los partidos políticos “donando” nuestro dinero, haciendo “caravana con sombrero ajeno? Hasta allá llega su desesperación y también su ambición de poder.
Inciertas noticias para todos. Los tiempos duros no han terminados, vienen otros acaso menos dolorosos, pero muy difíciles. Cuando se retiren todos los escombros y los equipos de rescate se vayan; cuando la ayuda de aquí y de allá disminuya y se caiga en cuenta del total de las pérdidas; cuando empiecen los roces, las exigencias, los abusos a las víctimas; el regateo oficial para aliviar la situación de emergencia…en fin, cuando la urgencia aparente que ha terminado, la cruda e incierta realidad estará ahí por un largo tiempo.
Lo dicho, pésimas, malas y buenas nuevas para México y lo que falta.
P.D.- Ya son tres años de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa y nada. Sexenio del olvido y para el olvido.
P.D. 2.- Y aquí en Tijuana y en toda Baja California, ¿estaremos preparados para un sismo fuerte?
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com