Con una apuesta contundente, las empresas de entretenimiento Apodaca y Ocesa consumaron la experiencia sonora en la entidad, donde 25 mil bajacalifornianos hicieron historia en la primera edición del festival “Tecate Península”
Indudablemente, luego de la primera edición del festival “Tecate Península”, realizada el sábado 14 de octubre en el Parque Morelos, donde unos 25 mil bajacalifornianos no solo atestiguaron la magnitud del desfile de catorce agrupaciones filiales al rock sobre dos majestuosos e imponentes escenarios, sino que fueron protagonistas de la historia musical de Tijuana, en la que se apunta un antes y un después en el mundo del entretenimiento a nivel de producción y de experiencia para los asistentes, desde el momento en que adquirieron sus boletos, accedieron al evento, vivieron y revivieron la miniserie de continuos recitales.
Encabezado por la nostalgia, poesía y plenitud de los Caifanes que revolotearon el escenario Tecate; el hip-hop callejero, crudo y contemporáneo de Cártel de Santa sobre el templete Viva Aerobús; la madurez del pop de la cantautora tijuanense Julieta Venegas que fue cobijada por sus compatriotas; además de la irreverencia y rudeza del cuarteto capitalino Molotov, el llamado “Península” reescribió los estándares de lo que puede considerarse un festival, específicamente al noroeste del país.
Como nunca antes, las empresas de entretenimiento Apodaca (“Pa’l Norte”, Monterrey) y Ocesa (“Vive Latino”, Ciudad de México) apostaron por un encuentro sonoro que procuró vigorizar la experiencia de los melómanos, yendo de un ejercicio audiovisual a global, permitiendo que a partir de ahora los asistentes encuentren identidad en “Tecate Península”, no sólo como una marca, sino como un detonador de experiencias para múltiples gustos y generaciones que podrán ir repitiendo pautas, evolucionando y desarrollándose.
El ska punk de Out of Control Army, la rimas y el scrach de LNG/SHT, el rock pop de Los Daniels, y lo alternativo y complejo (indie rock pop) de Siddhartha, se sumaron a las más de 12 horas ininterrumpidas de música, por las que también desfilaron el novel cuarteto regiomontano Serbia, la peculiar fusión colombiana de Burning Caravan que causó gratos recuerdos y memorables bailes de los asistentes, así como el rock de The Mudhowlers y el hard rock de unos experimentados DLD, quienes brindaron un breve recorrido por su discografía; al igual que los jaliscienses de Porter, quienes certeramente consumaron su esencia sonora en un espacio de 40 minutos, provocando los cánticos y el enloquecer de los sentidos.
Apadrinados por Zoé, el grupo Reyno arribó al festival para cumplir con su compromiso en la frontera, misma en la que Ocesa y Apodaca, para bien de la música, sus creadores, la industria, la escena musical de la región y sus consumidores, dejaron un punto de comparación muy, pero muy por encima con el que se pueda competir a nivel de producción, trayendo e instalando más de 30 toneladas de equipo de audio, iluminación, escenarios, camerinos, áreas interactivas e imagen para vestirlo todo.
Cabe destacar la aparición de La Combo Tortuga, agrupación chilena que fusiona salsa con rock y diversos ritmos sudamericanos, y que causó euforia entre los bajacalifornianos, tal como lo lograra el circo argentino Los Caligaris, esa docena de payasos que con el ska como común denominador, provocó el baile, la fiesta y carnaval del “Península”, festival que en su primera edición apostó no solo por reunir grandes nombres como Caifanes, quienes a su vez glorificaron un momento memorable al invitar a la tijuanense Julieta Venegas a cantar “Mátenme porque me Muero”; también apuestan por el desarrollo de nuevos talentos que al paso de los años puedan encabezar festivales mexicanos como “Tecate Península”, el cual se suma a la lista junto a “Vive Latino”, “Pa’l Norte”, “Coordenada”, “Machaca Fest” y “Cumbre Tajín”, por mencionar algunos.