Una pareja paceña ha sufrido discriminación y falta de atención en el Centro de Salud del Municipio, quienes ante ZETA denuncian su caso a la población “para que las autoridades sepan que los encargados de salud nos están dejado morir o nos dejan problemas fuertes sin siquiera atendernos”.
Para ellos iniciar una jornada de trabajo a las cuatro de la mañana no es lo más complicado cuando las vicisitudes de salud se presentan y no pueden ser atendidos. Horas esperando, después de trasladarse en el transporte público y acudir hasta el hospital para esperar consulta, que la mujer padezca fiebre y el doctor se limite a decir que “ese tema lo revisamos luego, ahorita el medicamento para el problema añejo”.
Según el testimonio de la paciente, quien solicitó el anonimato, esperaba su cita en el Centro de Salud, la cual ya tenía programada de manera rutinaria por su problema de presión alta, pero esta vez también se disponía a consultar una infección que se le estaba complicando y que le provocó inmensas llagas en la espalda. Sin embargo, para su médico familiar ese “problemita” podía esperar más tiempo, pese a la fiebre.
“Es un grano fuerte tremendo, ya con pus e infectado, entonces el doctor que la atendió el doctor familiar, que se llama Yamil Juárez Ceseña, nada más atendió su consulta de su medicina familiar controlada que le dan cada mes para su hipertensión, entonces le dice mi esposa, ‘es que traigo otro problemita’, y le dice el doctor Yamil Juárez: ‘No, ese problemita después lo atendemos, eso ahorita no’”, reveló el marido de la denunciante.
Pasar desde las dos de la tarde hasta las nueve de la noche en el Centro de Salud para ser atendidos fue extenuante, “la verdad es una impotencia, da coraje porque uno llega con la intención de que se nos reciban bien, que se nos atienda como es debido, (el doctor) no fue capaz de revisarme como traía yo mi espalda y mi grano, y haz de cuenta que me ignoró completamente”, lanzó.
Al problema de obtener atención, se suma que el médico estaba por salir de vacaciones, por lo cual dejó el asunto a medias y sin preocupación alguna de lo que pudiera pasarle a la paciente.
“Cómo es posible que si vamos a consulta, cómo vamos a tener que volver a ir, si tiene uno trabajo, si tiene que trabajar, cómo vamos a ir otro día y otro día, imagínese: peseros, camiones, nosotros no tenemos carro, nos movemos en pesero; imagínese cuánto es el gasto realmente en eso”, externó la afectada, que para su suerte, una diputada la atendió en la calle el día del incidente.
Bastaron dos llamadas para que la mujer fuera atendida y, en efecto, la infección y la fiebre representaban un grave problema.
Finalmente, después de más de siete horas de espera y malestar físico, con la ayuda de un tercero lograron ser atendidos, sin embargo, los afectados puntualizan que esto no puede estar pasando, menos aún en cuestiones de salud.