Es sorprendente la forma en que la sociedad civil ha reaccionado ante los embates de la naturaleza, huracanes, inundaciones y terremotos; uniendo fuerzas con militares, marinos, bomberos y Protección Civil; cubriendo las acciones primordiales, como lo es el rescate de vidas humanas, así como el retiro de los escombros; y programando la reconstrucción de las viviendas afectadas.
Es obvio que aunque el mismo gobierno ha demostrado tener la capacidad de respuesta para atender a la ciudadanía en este tipo de desastres, también es de importante relevancia la participación de la ciudadanía, sobre todo, de familiares de los afectados, quienes por estar en sus fuentes de empleo o fuera de su domicilio, por cualquier otro motivo, por buena suerte no se encontraban en sus hogares; seguramente ha de haber sido grande su sorpresa y desesperación al enterarse, por los diferentes medios de comunicación y gráficas proyectadas, que sus casas o departamentos había sido reducido a un montón de escombros y que debajo de esos escombros se encontraban sus hijos, padres, esposas o algún pariente.
Pasada la primera etapa de atención a las consecuencias que dejó este fenómeno, el gobierno inicia sus investigaciones en torno a la tramitación de la documentación que autoriza la edificación de algún tipo de construcciones y como resultado preliminar, al parecer les está resultado responsabilidad a algunas compañías constructoras de edificios que colapsaron por haber utilizado en su edificación, material de baja calidad y resistencia.
En algunos casos comentados recientemente a través de los programas de televisión, incluso se habla de documentación apócrifa que les permitió agrandar la construcción ya existente, ejemplo de ello fue la escuela Rébsamen.
Así las cosas, esperemos que la atención del gobierno y la forma de atender esta desgracia, cubra todas sus etapas, las cuales inician desde el momento que se da el terremoto hasta volver las cosas a la forma en que se encontraban antes del mismo. Porque no solamente implica rescatar personas con vida, sino mantenerlas con vida, alimentándolas y dándoles un techo donde puedan resguardarse de las inclemencias del tiempo, sobre todo, en algunos lugares donde continúan las lluvias, inundaciones y deslaves.
No se puede dejar de mencionar la ayuda que nuestros connacionales residentes en Estados Unidos se han dado a la tarea de recolectar y enviar a México, con el único propósito de ayudar al pueblo de México. Además de otros países que también han demostrado su solidaridad.
Solamente esperemos que a los políticos no se les ocurra ponerle precio a la ayuda que están proporcionando a los damnificados, ya que el momento resulta propicio para que algunos funcionarios sin escrúpulos ni sentimientos humanitarios estén pensando en “sacarle raja” a la desesperación de los afectados. Formas de hacerlo no les faltarían, sobre todo porque, al momento de censar los inmuebles dañados, las brigadas del censo tendrán que verificar que las propiedades afectada sean de quienes dicen serlo, siendo este el momento ideal para solicitarles copia de sus credenciales de elector (IFE) o de al menos, sus datos personales para que, en tiempos de elecciones, se conviertan en votos efectivos.
Continuará.
Atentamente,
Alfredo Flores Zamora
Correo: corpgalvanbr@hotmail.com
