Cuando vives tu vida inicuamente,
disfrutando de todo cuanto quieres:
juegos, vinos, manjares y mujeres;
desperdicias tu tiempo inútilmente.
No sabes cuánto daño te estás haciendo
a ti mismo, a los tuyos y al vecino;
andando siempre por el mal camino
que poco a poco te va destruyendo.
Así viví gran parte de mi vida,
sin pensar en los otros, ¡egoísta!
Tomé todo lo que hallé a mi vista,
felicidad vana jamás compartida.
Pero la vida misma nos recuerda
que nuestra libertad es restringida;
si lo que dices y haces no concuerda,
debes busca la realidad perdida.
No esperemos los golpes del destino
para recuperar lo que perdimos;
demos a los demás lo que no dimos,
tal vez enderecemos el camino.
Hoy haré cambio de mentalidad,
sin egoísmos y sin falsedades,
evitando desgracias personales
que conducen a la fatalidad.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B. C.