Conzultoría Matrimonial y familiar
En el artículo anterior, comentaba sobre lo increíble que puede ser que los hombres tengan falta de deseo sexual; en cuanto a la mujer, decía que las razones eran diferentes, aun cuando algunas puedan coincidir; resulta obvio que tanto en las mujeres, como en los hombres, esa falta de deseo sexual puede ocasionar problemas en las parejas, por lo que hay que tratar de resolverlos antes de que se den los mismos.
La rutina es sinónimo de falta de deseo sexual y las mujeres son muy sensibles a esto. El proceso del deseo femenino tiene más variantes y trabas que el deseo masculino. Las mujeres, cuando están en parejas estables, asocian el deseo a las emociones, toda vez que pueda ser totalmente física y arrebatada. Son de antemano muy sensibles y emocionales, lo que las hace rencorosas en ocasiones, por lo que antes de llevarlas a la cama, el hombre tiene que ser empático y tratar de adivinar o descubrir ese estado de ánimo que la hace recular sexualmente, para que, una vez superada la incógnita, disfrutar a plenitud del sexo.
No quiere decir que las mujeres son difíciles en cuanto a sus deseos sexuales; si bien, les gustan los hombres tiernos y bondadosos, pero esto no garantiza que ellas deseen más. Lo cierto es que a las mujeres les gustan los hombres seductores, no tanto aliñados, quizá un poco desgarbados, oliendo a limpio, con un aroma agradable, provocativo y audaz y, por supuesto, seguros de sí mismo, de modo que ellas puedan desearlos, erotizarlos y tenerlos a su antojo
Los hombres cuando son todo el tiempo demasiado amables, buena onda, que aguantan todo o se dejan ningunear, no son atractivos para la mayoría de las mujeres, esto porque no están mandando las señales correctas de conquista. Al final, todo debe ser un juego, pero sin dejar de ser dominante, seductor, para llegar a ser deseado por su mujer.
Si el hombre está enfadado o molesto, casi siempre va a querer tener sexo de todas formas; mientras que la mujer enfadada o enojada solo traerá el problema en la cabeza y ello no le permitirá disfrutar del sexo, ya que eso es lo que ocupa su pensamiento, por lo que no habrá lugar para el disfrute ni mucho menos el sexo.
Las mujeres no solucionan las cosas en la cama; van a la cama cuando las cosas están solucionadas. Si al hombre le excita que la mujer esté airada, va a tener que saber contentarla y seducirla para llegar a un final feliz. Si está enfadada, olvídense de querer tener sexo, por ser el objeto de su ira y no de su deseo. Es preferible que se sienten a charlar con ellas y solucionarlo. Después de que ella haya sacado de su cabeza el problema, hacer las paces y el amor será más dulce.
Es común oír que los hombres quieran una dama en la casa y una puta en la cama. A toda mujer, en ocasiones, le gustaría poder llevar a cabo estos roles, considerando que pueda dar más de lo que está acostumbrada, desbordándose, manifestándose salvaje y sin nada de inhibiciones, pero en momentos el hombre termina por cuestionarla, de dónde sacó eso, de dónde lo vio, quién se lo dijo, etc., o a veces, algunos se asustan ante un comportamiento así. Ellas quieren que esa salvaje que traen dentro, salga. Claro que les gusta el sexo, pero más disfrutarían desinhibiéndose completamente.
Recuerden que era mucho más fácil tener estos encuentros cuando novios, antes de casarse, en cualquier motel, carro o a escondidas en casa de los suegros. Ahora, en casa es diferente, por lo que es necesario que salgan a una noche loca, donde puedan seducirlas, que compartan una copa de vino en una cama diferente, así se desinhibirán y liberarán todo cuanto quiera hacer y experimentar. Finalmente, podría decir que las mujeres son altamente sexuales, pero también complejas, maternales, responsables y propensas a tomar decisiones inciertas. Así que si quiere disfrutar de buen sexo con tu esposa o pareja, ayúdela a dejar todas esas inhibiciones o complejos y que siempre se miren a los ojos.
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El Licenciado Roberto Bautista ejerce su profesión en Tijuana