Próximamente Anagrama publicará el libro de ensayo “La utilidad del deseo”. “Los ensayos son una autobiografía indirecta; o sea, cuando tú hablas de otro autor, de algún modo hablas de lo que aprecias, te gusta o sientes que no funciona, y en esa medida estás retratando tus gustos, tus tendencias, la manera en que entiendes la literatura”, expresó a ZETA el autor
Uno de los autores mexicanos más versátiles que propone obras para niños, dramaturgia, cuento, novela, crónica, periodismo y ensayo, es Juan Villoro, autor que culmina 2017 con una serie de reediciones y novedades editoriales.
Para empezar, este año el Fondo de Cultura Económica (FCE) reeditó “El té de tornillo del Profesor Zíper”; previamente, en 2016 fue relanzado también el título “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica” e, incluso, la trilogía se complementó en 2015 con “La cuchara sabrosa del profesor Zíper”, saga ilustrada por Rafael Barajas “El Fisgón”.
Este año el escritor mexicano también entregó “La vida que se escribe. El periodismo cultural de José Emilio Pacheco” publicado por El Colegio Nacional en la colección “Opúsculos”, cuyo ensayo versa sobre la relación del poeta que firmaba como JEP con el periodismo a través de su célebre columna “Inventario”.
Además, Villoro presentó en la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (FILEY) “El anillo de cobalto”, publicado en la editorial Pollo Blanco de Guadalajara, Jalisco, en diciembre de 2016; se trata de un cuento incluido originalmente en el libro “La casa pierde” (Alfaguara, 1999).
Y en los días por venir publicará “La utilidad del deseo”.
El ensayo o una autobiografía indirecta
Juan Villoro adelantó en entrevista con ZETA que en las próximas semanas se publicará “La utilidad del deseo”, su más reciente título de ensayo que reúne una miscelánea de argumentos literarios:
“‘La utilidad del deseo’ sale en octubre en Barcelona, en editorial Anagrama; es un libro muy extenso que recopila ensayos publicados en distintos lugares, que han servido para prólogos, para conferencias, está mi discurso de ingreso al Colegio Nacional junto con un discurso para inaugurar la Cátedra Monsiváis en la Ciudad de México”.
El autor destacó en entrevista con este Semanario los criterios que consideró para armar “La utilidad del deseo”:
“Mira, incluí aquellos ensayos que más o menos representan un punto de llegada respecto a un autor; hay tentativas que uno hace para aproximarse a la obra de alguien y de pronto tocas un aspecto parcial, o lo abordas como un primer intento y sientes que no dijiste todo lo que debías decir.
“Entonces, hay varios textos que se quedaron en el tintero, también traté de darle cierta coherencia agrupando textos que tienen que ver con escritores europeos por un lado; y, por otro lado, textos que tienen que ver con escritores latinoamericanos.
“En medio hay textos misceláneos que tienen que ver con preocupaciones mías, como la relación con la traducción de la que había escrito antes; también la relación entre la enfermedad y la literatura, que es muy fecunda; la relación con la literatura infantil y de donde deriva el título de este libro, porque ‘La utilidad del deseo’ toma su nombre de una frase de ‘Los hermanos Grimm’ con la que ampararon todos sus cuentos, que es entonces cuando desear todavía era útil.
“O podríamos traducirlo también del alemán al español como ‘entonces cuando desear todavía era válido’; ellos nos remiten a un mundo previo, el mundo de las hadas, el mundo donde se pueden conceder deseos con una varita mágica, es justamente el horizonte de los cuentos infantiles, de ahí tomé el título ‘La utilidad del deseo’, y tiene que ver con la literatura infantil”.
— ¿Tus ensayos son conclusivos sobre cómo concibes la literatura?
“Los ensayos son una autobiografía indirecta; o sea, cuando tú hablas de otro autor de algún modo hablas de lo que aprecias, te gusta o sientes que no funciona y en esa medida estás retratando tus gustos, tus tendencias, la manera en que entiendes la literatura, pero por supuesto es una autobiografía intelectual, no estás hablando tanto de las anécdotas que conforman tu vida, pero sí de tu personalidad para percibirla, en qué te fijas cuando lees, eso de alguna manera determina tu carácter.
“Una de las cosas que más me gusta a mí de leer libros de escritores que hablan de sus colegas es precisamente descubrirlos de esa manera; creo que es imposible que un autor te cautive sin que quieras saber cuáles fueron los autores que a él le interesaron y que determinaron esa manera tan peculiar de ver el mundo. Entonces, yo creo que un lector apasionado hace extensiva su pasión hacia otro autor por el interés que tiene en los colegas que lo formaron, la genealogía que él se inventa para justificar lo que él ha hecho”.
Sobre la figura de Daniel Defoe
En “La utilidad del deseo”, Juan Villoro también desglosó en autores europeos y latinoamericanos que le han dejado huella como lector.
Para empezar, reveló su predilección por la obra de Daniel Defoe, de quien ha impartido innumerables conferencias:
“Hay muchos autores que me han interesado a lo largo de la vida, de los que he escrito un tanto por circunstancias casuales, como por ejemplo, de Daniel Defoe yo había leído ‘Robinson Crusoe’, que es un libro esencial, en la versión de Julio Cortázar que luego resultó que estaba mutiladísima, que es casi un tercio de la obra nada más; luego, había leído las dos novelas de Michel Tournier que tiene sobre ‘Robinson Crusoe’, la novela de Coetzee sobre ‘Crusoe’. Había muchos ensayos al respecto, me había interesado mucho el tema de las islas y la imaginación, y dediqué un ensayo a Lichtenberg y la idea que él tenía de las islas como espacio de la imaginación; digamos que había una frecuentación muy larga del tema.
“Compartí casa con Francisco Hinojosa cuando salí de casa de mis padres, fuimos roomies él y yo, y en esa época ‘Pancho’ escribió un largo poema que se llama ‘Robinson perseguido’, hablábamos mucho de ‘Crusoe’; entonces, el tema estaba ahí y de pronto salió una nueva traducción al español de Enrique de Hériz, que es una proeza literaria muy extensa que recupera el texto completo de ‘Crusoe’. Se publicó en España, me cautivó; y luego para la edición latinoamericana que hizo editorial Norma en Colombia me pidieron el prólogo, me pareció una oportunidad decisiva de regresar a un autor y a una obra esenciales”.
“Lo que pesa un muerto” o Gabriel García Márquez
En torno a autores latinoamericanos que habitan en “La utilidad del deseo”, no puede faltar por supuesto la figura de Gabriel García Márquez, de cuya obra Juan Villoro también ha disertado en diversos foros:
“Yo, como todos los escritores de mi generación, leí mucho a García Márquez en los años 70; yo empecé leyendo al García Márquez novelista en los años 70, cuando el boom ocupaba el centro del escenario literario; pasaron los años y poco a poco me fui interesando mucho más en el García Márquez periodista, porque una de las grandes paradojas de su trayectoria es que él era un autor soberbio desde los 17, 18 años, cuando publicaba textos en los periódicos de Barranquilla y Cartagena de Indias.
“Pero esto solo lo supimos cuando se volvió famoso y se recuperaron aquellos textos perdidos que eran una lección de periodismo cotidiano absolutamente deslumbrante, y que todos los recursos que luego se atribuyen a una fantasía desbordada, digna del realismo mágico, en realidad se habían cultivado por una minuciosa observación de la realidad circundante en Cartagena de Indicas y Barranquilla; los llamados ‘Textos costeños’ son la gran escuela de García Márquez.
“Me fui interesando mucho en eso; y luego el texto que me parece que mejor combina al García Márquez cronista con el García Márquez narrador de ficción, es por supuesto ‘Crónica de una muerte anunciada’, es una obra muy desafiante porque es un texto que está hecho para que el lector desconfíe del autor, él está engañando todo el tiempo al lector y no sabes qué es realidad y qué fantástico, te está contando lo que él vivió pero te está seduciendo de distintos modos para que incluso llegues a desconfiar de lo que te dice; o sea, necesitas creerle y dudas de si debes creerle, y él produce ambos efectos.
“Entonces, este recurso tan extraordinario que a mí me había inquietado durante mucho tiempo, pues llegó el momento de escribir un ensayo sobre ese libro; empecé a dar conferencias sobre García Márquez donde trataba de descifrar estos enigmas, lo incluí en cursos, que muchas veces los cursos y las conferencias te sirven como boxeo de sombra para textos futuros, o sea vas probando las ideas, las vas tratando de armar, vas entrenándote para poder llegar a un ensayo, y finalmente escribí este ensayo que se llama ‘Lo que pesa un muerto’”, detalló Villoro a este Semanario.
Los títulos que vienen
Después de la publicación de “La utilidad del deseo”, Juan Villoro también contó a ZETA que entregará a diversas editoriales crónica, dramaturgia y literatura para niños.
Para iniciar, en cuanto a crónica destaca “El vértigo horizontal”, cuya obra entregará a Editorial Almadía de Oaxaca:
“Ese libro ojalá lo pueda terminar este año, es de las asignaturas pendientes, ya está muy avanzado, me falta un par de textos y el trabajo de corrección. Es un libro híbrido porque tiene una mezcla de crónica, ensayo y autobiografía, es un libro de no ficción, de testimonios sobre la Ciudad de México; cuando tú escribes testimonio puedes hacerlo exclusivamente desde una distancia crítica o puedes incorporar experiencias personales. Lo que pasa es que en la Ciudad de México yo no podía escapar a las muchas anécdotas personales; se llama ‘El vértigo horizontal’ y lo editará Almadía”.
En el rubro de dramaturgia, reveló que publicará “La desobediencia de Marte”:
“La historia es muy larga, no todos los textos que yo he escrito tienen que ver con procesos tan largos de escritura o de ir pensando al respecto. Todo empezó hace unos 35 años en Berlín oriental, cuando yo leí el libro ‘Los sonámbulos’, de Arthur Koestler, escritor húngaro extraordinario que dejó esta historia narrativa sobre la conquista intelectual del cosmos, o sea, cómo la gente se preguntó desde el principio cuáles eran los enigmas de las estrellas y cómo tratar de descifrarlos; entonces ahí me deslumbró la relación tan turbulenta y tan productiva entre Kepler y Tycho Brahe”.
La obra se presentará en el Centro Cultural Tijuana el miércoles 4 de octubre, bajo la dirección de Antonio Castro, con actuaciones de Joaquín Cosío y José María de Tavira; posteriormente, en unos meses, la obra será publicada por la editorial Paso de Gato.
Finalmente, en cuanto a libros para niños, Villoro advirtió que prepara la cuarta entrega de la saga del “Profesor Zíper”:
“El compromiso con el FCE era entregarles una nueva aventura que fue ‘La cuchara sabrosa del Profesor Zíper’; este libro lo escribí casi veinte años después del primero, y desde luego que yo tenía miedo de no poder volver a las locuras de esos personajes, su sentido del humor, sus pasiones, pero escribir para niños tiene que ver con retrotraerte a ciertas emociones infantiles que puedes conservar dentro de ti, que ahí están, tienes que bucear un poco para descubrirte otra vez como ese niño que fuiste en cuanto a las emociones, no en cuanto a la técnica literaria, y ahí pues se pudo dar ese proceso y afortunadamente surgió la tercera aventura y ya tenemos programada una cuarta, que es una aventura que ocurre entre filólogos y académicos que se llama ‘Zíper entra al diccionario’, porque la palabra zíper fue ya aceptada en el diccionario; es un proyecto, tengo el compromiso con el FCE de entregar el próximo año”.
Finalmente, debido a que en la creación literaria las fechas son traicioneras, el autor aclaró: “Necesité bastantes años para la tercera aventura, espero que ahora ésta sí ocurra con mayor rapidez, porque ya la tengo bastante pensada, pero bueno, estoy metido en otras cosas, siempre me desbalago y a lo mejor estaremos aquí dentro de siete años y todavía no he concluido eso”.