El líder de Morena se reunió con ciudadanos, simpatizantes, trabajadores del campo, en municipios de Baja California. Convocó a sus seguidores a firmar un pacto de unidad el 3 de septiembre, en la capital del país
En su gira por Baja California, Andrés Manuel López Obrador ofreció “asambleas informativas” en todos los municipios del Estado, a excepción de Tijuana, donde solo estuvo de paso, previo a desplazarse a la Unión Americana. Al término de su “asamblea informativa” en Rosarito, el martes 29, el aspirante presidencial dijo que ya no podía “hablar más”, pues “todavía tenemos que pasar la aduana y vamos a Los Ángeles y no queremos llegar tarde”, precisó.
En la ciudad del vecino estado de California, Estados Unidos, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional se abocó a una presentación editorial: “Vamos a presentar un nuevo libro que se llama ‘Oye, Trump’”; escrito por él, en alusión a la intolerancia del presidente estadounidense, en materia migratoria.
Previo a su arribo a Playas de Rosarito, López Obrador estuvo en San Quintín (Ensenada), donde se congregó con trabajadores del campo. Ahí, AMLO habló de mejorar la calidad de vida en el país.
El miércoles 30 estuvo de vuelta en territorio nacional para ir a Tecate, donde anunció que está por firmarse un acuerdo de unidad entre distintas figuras y fuerzas políticas, el domingo 3 de septiembre, en el Monumento a la Revolución de la CDMX. Ese día, también hizo una pausa a la gira oficial, para comer en Tijuana.
Al día siguiente visitó tres ejidos de Mexicali, la capital bajacaliforniana. Ante trabajadores del campo prometió que, de no ganar la presidencia en 2018, se retiraría a una finca que le heredaron sus padres.
Del lado mexicano, su recorrido no se limitó al territorio bajacaliforniano. También estuvo en Guerrero Negro, Baja California Sur. Igualmente, del jueves 31 de agosto al sábado 2 de septiembre, visitaría las localidades sonorenses de Sonoyta, Puerto Peñasco, Caborca y Magdalena de Kino, “de donde era originario el finado Colosio y que fue cobardemente asesinado”, refirió a propósito de la tierra natal del malogrado candidato priista a la presidencia de México.
“Hay que comer la carnada, pero no morder el anzuelo”: López Obrador en Rosarito
Ante cientos de simpatizantes congregados en un hotel del municipio costero, AMLO ofreció una “Asamblea informativa”. En cuanto al panorama político estatal, mencionó que el mandatario Francisco Vega de Lamadrid, a quien tachó de “mediocre y ladrón”, es un funcionario “corrupto”, como consecuencia de que el Presidente Enrique Peña Nieto, también incurre en malos manejos. “De arriba a abajo se da el mal ejemplo”, sostuvo.
Rodeado de una comitiva de Morena (como parte de la cual figuró el dirigente estatal Jaime Bonilla y la “encargada de estructura”, Rocío Adame), López Obrador habló sobre los avances de ese instituto político: “Estamos con Ustedes en Rosarito, para informarles que vamos avanzando en todo el país”. En materia de encuestas, “hasta en las que realizan los adversarios…Morena está arriba”, sostuvo.
“Pero no podemos confiarnos”. En ese sentido, advirtió que “la mafia del poder”, a la que se refiere con recurrencia, “existe, no es un invento” y “están tramando cómo le van a hacer para detener nuestro movimiento”. Ubicó en ese espectro a los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional.
A modo de “guerra sucia”, aseveró que se pretende “meter miedo diciendo que si gana Morena, México va a ser como Venezuela; mentira”, señaló. “Nosotros no tenemos nada que ver con gobiernos extranjeros, ni con Maduro (el presidente venezolano), ni con Trump”.
Conminó a sus seguidores: “tenemos que aplicarnos a fondo, organizarnos bien”, con “comités de Morena” por cada sección electoral que hay en el país, las cuales asciende a 68 mil.
“Lo que más le funciona a la mafia del poder es la compra del voto”, insistió, “nos lo acaban de hacer en el Estado de México” (donde el 4 de junio contendió por Morena Delfina Gómez). “En los distritos más pobres, más apartados, compraron votos al por mayor”.
Según expuso, él se diferencia de sus opositores por no incurrir en ese tipo de prácticas. “A mí me pueden llamar ‘Peje’, pero no soy lagarto; no somos iguales”, puso como ejemplo su propio apodo, que obedece a su procedencia tabasqueña, donde abunda el pejelagarto.
Ante la compra de votos, “hay que decirle a la gente que está permitido responder con una mentira piadosa” y “a la hora de la hora”, negar ese voto, sugirió. “Todavía hay pesca en Rosarito, hay que comer de la carnada, pero no morder el anzuelo”.
En el Valle de Mexicali…
AMLO se quejó de la precariedad: “Aquí, en todo el valle y en todo el medio rural, da coraje; no quieren que la gente salga de la pobreza, porque quieren comprar lealtades, votos”, sostuvo en su paso por el ejido Guadalupe Victoria.
A Francisco Vega de Lamadrid, quien se ha distinguido por mezclar los negocios con la política, lo tildó de “gobernador inmobiliario”.
Dijo que, tras el proceso electoral de 2018, él irá “o a Palacio (Nacional) o a Palenque, una finca que me heredaron mis padres”, toda vez que, de no obtener el triunfo en las urnas, desistiría de sus pretensiones presidenciales.
Langosta sin gorgojo… con “Titi” Ruiz y Bonilla
Franqueado por Jaime Bonilla y el abogado tijuanense Guillermo “Titi” Ruiz Hernández, Andrés Manuel López Obrador se tomó un respiro en su ardua gira por Baja California, el miércoles 30, para comerse unos mariscos en Tijuana.
AMLO debió interrumpir sus sagrados alimentos en el restaurante Villa Marina, ubicado en Zona Río, para aceptar abrazos, saludos y fotos con los clientes del lugar. Sin duda, una figura popular.
Bonilla, patrocinador nacional de Morena y dirigente del partido en el Estado, es hombre indispensable para Obrador. Guillermo “Titi” Ruiz, reconocido abogado, es uno de los vínculos entre el sector empresarial más importante de la ciudad y Andrés Manuel; además de ser una pieza clave para las políticas al otro lado de la frontera, del proyecto rumbo al 2018, ya que encabeza Morena MIA, un proyecto de asesoría gratuita para migrantes en toda la Unión Americana.
Entre los platillos, sus crustáceos y unas copitas de vino, Obrador duró más de dos horas en el lugar. Luego, como cualquier mortal acompañado de sus amigos, caminó por las banquetas de la ciudad para ir a tomarse un café. Sencillos los hombres.