En los tiempos de antes se decía que los cobardes atacan en montón, que los hombres se enfrentaban cara a cara, uno a uno y poniendo las reglas del combate. Ahora no existe ni el valor individual, ni la confrontación personal, existe el descontón y si el ataque es en bolita, mejor, pero si de plano es tanto el miedo, pues atacan a traición. De este modo andan los políticos de todos los partidos, proponiendo aliarse no solo entre ellos, sino que ahora por conveniencia, al punto de abrirle las puertas a todo ciudadano que quiera participar en busca de la Presidencia de la República, ya que, para contender por este puesto público, no hace falta estar afiliado al Partido Revolucionario Institucional.
Es tanto el miedo que le tienen al enemigo (o se dice contendiente) en puerta que ya no hallan qué hacer. Bueno, como sea, pero no les extrañe, puesto que recursos no les faltan para hacer “trácalas”, pueden estar seguros que ya andan viendo la forma de que nuevamente se caiga el sistema, sin embargo, no creo que en estos tiempos haya alguien que se las crea.
Esto es lo que está sucediendo en la política, en los medios de difusión se escucha una y otra vez las alianzas que todos los partidos están dispuestos a hacer (no importa que antes no se podían ver ni en pintura), ahora se están agrupando (como los lobos) para atacar a los que todos ellos creen, es el peor enemigo de México, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR. ¡Sí, con mayúsculas! Aunque a algunos les dé coraje.
Ahora, todos dicen tener la solución a la problemática de gobernar, pero yo me pregunto, ¿acaso no han tenido estos lobos disfrazados de ovejas, meses, años y algunos hasta sexenios para demostrar su honestidad y eficacia como gobernantes? Entran y salen presidentes y siempre es la misma gata, “nomás que revolcada y de otro color”. Solamente entran a servirse del pueblo, ¡y al pueblo está que se lo lleve la chingada!
Últimamente parece ser que la encomienda PRIncipal es llevar consigo la consigna de robarle al pueblo. Y no solamente al pueblo, sino que busca alianzas donde sea y con quien sea con tal de hacerse millonarios. Estos malos funcionarios surgen por todas partes (ya parecen hongos) y de todos los partidos que han estado y siguen estando en el poder, causando, con sus delictivas acciones, un daño económico al Estado, dejando al pueblo en la pobreza extrema y, por qué no decirlo, en total estado de vulnerabilidad, porque a cualquier dependencia de gobierno a la que acude esta pobre gente solamente encuentra rechazo a sus peticiones de ayuda.
No olvidemos la PANacea de otros políticos que se consideran dueños de la verdad absoluta y que solamente ellos poseen la medicina para todos los males. Como dice un dicho: “El burro hablando de orejas”; son tan cínicos que solamente les falta decir lo que comentó un funcionario municipal: “Sí robé, pero robé poquito”. Y ahora resulta que este nefasto personaje, según las investigaciones, no solo robó poquito, sino que está involucrado en negocios ilícitos. Es tanta la avaricia y el amor por el dinero que no les importa de qué manera lo obtienen.
Ahora que se acercan los comicios electorales de 2018, donde se elegirá al Presidente de la República y en la cual todos los ciudadanos tenemos la obligación cívica de participar con nuestro sufragio, es necesario que lo hagamos con retroactividad de conciencia, no olvidemos todos esos momentos de miseria en que, por decisiones y disposiciones de gobierno, los productos de la canasta básica ya no los podemos surtir por el alza permanente de sus precios.
No olvidemos que dejamos de usar nuestro viejo carrito, porque ya para ponerle gasolina no nos alcanza y que por necesidad tuvimos que regresar al uso del transporte urbano. Y así sucesivamente, viviendo con limitantes en lo que se refiere no solamente en los alimentos y gasolina, sino en todo artículo que resultan indispensables, ni siquiera para vivir, más bien para sobrevivir. Mientras que los altos (y unos no tan altos) funcionarios, disfrutan de las grandes viandas, viajes al extranjero (disque para traer inversionistas a México), residencias de más de dos mil metros cuadrados, suites en los altos edificios de Nueva York con vista a la gran manzana, yates y aviones y ahí le paro porque, de seguir enumerando sus fechorías y desvergüenzas, no terminaría nunca.
En verdad que da coraje enterarse de tanta deshonestidad de los funcionarios de gobierno, pero esto nos pasa por dejarnos llevar “por el canto de las sirenas”. Ahora que viene el cambio de gobierno, pensemos en todas las penurias y limitaciones por las que hemos y estamos pasando, desde el gasolinazo hasta lo último que ha ocurrido, antes de darle el voto a quien por sus acciones ya conocemos, ¡que no nos convenzan con sus verborreas! ¡Que no nos persuadan con sus promesas de campaña! Ya sabemos de antemano que solamente son promesas que no está en ellos cumplir o que, en muchas ocasiones, ya que agarran el hueso se les olvida cumplirlas y empiezan a ver la forma de chingar más al jodido.
Continuará.
Alfredo Flores Zamora
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Tijuana, B.C.