Con el pretexto de que es zona federal, las invasiones a la orilla de la Presa “Emilio López Zamora” van desde casuchas de madera y cartón, hasta casas de dos pisos, estacionamiento y varios miles de dólares de inversión. Últimamente también se aprecian construcciones en pleno vaso
Lo que pudo ser el único “pulmón” para la ciudad de Ensenada, ahora que tanto bien le haría, está convertido en un asentamiento irregular más. En medio de colonias y fraccionamientos populares, la Presa “Emilio López Zamora” es otro ejemplo del abandono en el que por décadas los gobiernos de todos los niveles han sumido a este municipio.
La Presa está ubicada sobre el Arroyo Ensenada, a 3.5 kilómetros al noreste de la ciudad, en los límites de la colonia Popular 2 y el Ejido Adolfo Ruiz Cortines. Se llega rápidamente partiendo de la Zona Centro por Avenida Gastélum, luego se toma la calle Ámbar hasta terminar en el Eje Higueras-Geranios.
La obra inició a construir en 1974 y se concluyó en 1978, en la transición de los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo, en los tiempos en que sí se hacían obras, y muchas en Baja California. Se hizo con capacidad para 8.85 millones de metros cúbicos, con el objetivo de controlar las venidas de agua del arroyo. A partir de 1971 se integró como una fuente de suministro de agua para uso urbano con la operación de una planta potabilizadora con capacidad para 150 litros. En 1974 se concesionó el vaso para acuacultura.
Con una longitud de 260 metros de altura por 34 metros de ancho, y dos compuertas deslizantes, la cortina de la presa se hizo más pensando en un muro de contención que en un método de irrigación, previendo con ello que se inundara la ciudad. Se vino utilizando para consumo humano y en los últimos dos años se secó, ocasionando la muerte de los peces que la habitaban. En 40 años de su existencia nunca se ha desazolvado.
Desde 2009 la Asociación Sinaloense de Ensenada, presidida por José Guadalupe Gallardo Limón, ahora encabezando la Asociación Política Cultural “Genaro Estrada Félix”, AC, lanzó la voz de alerta sobre el grave deterioro ecológico que se estaba propiciando. Ni la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ni la Comisión Nacional del Agua (Conagua), menos la Dirección de Ecología a nivel municipal y la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (CESPE), han hecho algo por rescatarla. Al contrario, “les ha valido madre”, reprocha Camacho.
“Es la única presa México -excepto la de Catemaco- y una de las cuatro en Latinoamérica que quedó dentro de la ciudad. Es una lástima que no la aprovechemos turísticamente, por ejemplo”, lamenta el activista.
Proyecto en el aire
Un estudio minucioso sobre las condiciones de la presa “Emilio López Zamora”, un programa de limpieza radical de la reserva, así como un proyecto serio elaborado en 2010 por la Universidad Xochicalco, desde entonces fue pasando de escritorio a escritorio de toda suerte de funcionarios.
Salvo Pablo Alejo López Núñez, que como presidente municipal tuvo intención de darle “luz verde” pero ya no le alcanzó el tiempo porque eran los últimos meses de su gestión, el proyecto fue presentado lo mismo a Ismael Grijalva Palomino, director del Organismo de la Cuenca Península BC; a Carlos Torres Torres, secretario de Desarrollo Social del Estado; a Eduardo Ledesma Romo, gerente estatal de la Conagua; y a alcaldes, diputados y regidores por montón.
Fuera del tímido exhorto que en 2012, durante al XX Legislatura del Congreso local hicieron los diputados Alfonso Garzón, Claudia Agatón y Julio Felipe García al titular de Conagua y otras autoridades para que le pusieran atención a la presa, lo demás han sido puras declaraciones y anuncios en prensa, sin sustento en torno al tema.
Con un costo de 8 millones de pesos, el proyecto partía de limpiar la presa, mejorar la imagen de la flora, rehabilitarla y reforestarla, para rescatarla como espacio público y convertirla en parque ecológico. El plan contemplaba construir un andador peatonal y el parque ecológico a partir de caminos por veredas y andadores entre la vasta vegetación, sin alterarla. Un puente peatonal del fraccionamiento Villas del Prado al ex Ejido Ruiz Cortines, construcción de un muelle para kayaks y bicicletas acuáticas, escuela de pintura al aire libre, entre otras cosas.
Con todo ello se eliminarían los puntos ciegos que sirven para “picaderos”, los basureros clandestinos, el tiradero hasta de muertos, las invasiones irregulares, en fin, todo lo que hoy en día se agravó y que da a la zona el aspecto de un muladar.
Realidad entre escombros
Con el pretexto de que es zona federal, que en Ensenada corresponde a decir que es “tierra de nadie”, las invasiones a la orilla de la presa “Emilio López Zamora” van desde casuchas de madera y cartón, hasta casas de dos pisos, estacionamiento y varios miles de dólares de inversión. Últimamente también se aprecian construcciones en pleno vaso de la presa.
En un recorrido que realizó ZETA por las avenidas que rodean el contorno de la presa, se constató la presencia de negocios como llanteras, talleres mecánicos, taquerías, rastro y criadero de caballos. Desde la administración de Enrique Pelayo existen dos mil llantas enterradas y otras más en la superficie.
Cientos de árboles han ido desapareciendo, y en su lugar hay ahora corrales, letrinas y cercos de púas o acero inoxidable de gran extensión, “como si fuera de ellos, ya se quedaron con esto, y aquí iba ser un andador y ruta de bicicleta para pasear rodeando la presa”.
Los vendedores de leña también hacen su agosto, “a los árboles los han hecho garras”. Un criador de caballos, reconocido y aclientado, de apellido López, hasta se ufana: “De aquí ya no me sacan, porque ya llevo mucho tiempo”. Del presidente municipal Marco Antonio Novelo, refieren, “no, no lo hemos buscado, no te recibe el alcalde”. Del joven regidor del Partido Verde Ecologista de México, Jorge Emilio Martínez Villardaga, “ése menos, es un borrachales, y acusado de secuestro”. De los diputados actuales, “a todos les vale madre”, y en concreto de Alejandro Arregui, a quien le plantearon el problema, “nos respondió que no le interesaba agarrar problemas que a él no le conciernen… Hijo de la chingada, ¡cómo no le va concernir, eres diputado y estás para resolver problemas!”.
Para Gallardo Limón es muy simple lo que precedería. Primero que la Conagua delimite el área y deje bien claro que es zona federal, luego, que el Ayuntamiento de Ensenada exija que la presa se la pasen en comodato, o en su defecto, que se la concesionen y la entreguen a la Asociación Político Cultural “Genaro Estrada Félix”.
“Y nosotros jurídicamente proceder contra todas estas invasiones, y construir el parque, nosotros podemos, buscaremos los recursos, ese no es problema. Aunado a ello, que Conagua apoye con la reforestación, no es posible que estén talando tantos árboles, y con el cambio climático que estamos viviendo, esto es lamentable.
“Aquí Conagua debe llegar, llamar al Ejército y sacar a todos estos jijos de la chingada”. Así de simple.
Cronología de la agonía
Anuncios, declaraciones, discursos, notas de prensa, han dado cuenta de los trabajos emprendidos para dar mantenimiento o salvar del deterioro a la Presa “Emilio Estrada Félix”, todo ha quedado en el campo de la ficción. La simulación.
En octubre de 2010, el alcalde Pablo Alejo López Núñez dio a conocer que respaldaría el proyecto del Parque Ecológico y que por lo pronto enviaría brigadistas del Programa “Empleo Temporal” para limpiar el sitio. Pero se le acabó el trienio.
En diciembre del mismo año, alumnos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Xochicalco presentaron oficialmente el proyecto para Parque Ecológico. Estuvieron presentes funcionarios federales, estatales y municipales para la foto.
En 2011, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (CESPE) prometió que repararía lo necesario para evitar el derrame de aguas negras. No lo hizo y su negligencia siguió dañando la presa.
En agosto de 2013, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció que invertirían 9 millones de pesos para reacondicionar la infraestructura de la presa y darle mantenimiento preventivo. El entonces titular de esa instancia, Eduardo Ledesma Romo, detalló que se colocarían elevadores manuales, planta de emergencia, válvulas de compuertas, luminarias de vigilancia, cercos, letreros, limpieza de malezas y pintura de barandales, “pero lo único que hizo durante su gestión fue hacer transas y robar, él es de los principales culpables de que la presa esté como está ahora”, acusó.
En febrero de 2014 se dio a conocer que el agua de la presa se había acabado y que la CESPE había dejado de sustraer el vital líquido para suministro de uso doméstico. Si hasta entonces la queja de miles de ensenadenses era que les llegaba el agua sucia, ahora un gran sector de la población se había quedado sin el servicio por varias semanas.
En febrero de 2015 se denunció a la constructora Casas Geo por contaminar la presa con el derrame de aguas negras provenientes del fraccionamiento Lomas de la Presa. Estropeó seis pozos y varias hectáreas de hortalizas y maíz. Como la colonia no está entregada al gobierno municipal, ni la empresa ni el Ayuntamiento se responsabilizaron del daño ecológico.
“En recuperación presa ‘Emilio López Zamora’”, se publicó con gran titular en la prensa en enero de 2016. La optimista noticia la propiciaron las pocas lluvias que se registraron durante esa temporada: “El sitio se ha convertido en paradero de automovilistas y peatones atraídos por la concentración pluvial del conocido vaso que había permanecido seco”.
En enero de 2017, otra gran noticia: había aumentado el nivel de la presa, pero la “buena nueva” quedó solo en el título; el resto del reporte fue el desglose de problemas y deterioro que aquí se han detallado.