A una semana de haber desalojado a comerciantes del Área Natural Protegida (ANP) Playa Balandra en La Paz, tras las distintas denuncias y peticiones de asociaciones civiles y ciudadanía, la Sociedad de Historia Natural Niparajá agradeció a las autoridades haber puesto atención y actuado de manera eficaz ante la situación.
“Reconocemos la labor de todas las autoridades, no nada más fue una, hicieron un muy buen grupo y entraron todos los que tenían que estar, eso fue lo que logró que el operativo hasta ahorita sea un éxito”, celebró Miguel Palmeros, coordinador del Programa de Conservación Marina Niparajá.
Si bien la sociedad se había acostumbrado de cierta manera al comercio en la zona, eso no lo convierte en algo benéfico, por lo que creen que no habrá un impacto negativo.
“La gente generalmente iba preparada, pero últimamente ya no, porque sabía que había todo ahí, pero yo creo que lo bueno en La Paz es que hay para todos, si quieres fiesta y quieres motos acuáticas, está El Tecolote; si quieres una playa familiar con todas las instalaciones, está El Coromuel; hay tiburón ballena, hay islas y, si quieres una playa que no hay nada, pues está Balandra, y la gente sabe que eso era Balandra”, comentó Palmeros.
Sin embargo, a diez días del operativo, autoridades ambientales confirmaron que los prestadores de servicios turísticos regresaron a invadir la zona de nuevo, lo cual preocupa y urgen a un plan de manejo para establecer los lineamientos y considerables sanciones a quienes abusen de Balandra.
Y en el afán de mejorar la zona, se requiere dar mantenimiento al emblemático Hongo de Balandra, el cual tiene muchas cualidades naturales, una de ellas es la piedra. Quizá la más representativa en la historia de cómo fue derribado y rescatado por el hombre.
La historia comienza en 1993, bajo la administración de Adán Ruffo Velarde.
“Iniciamos la obra y lamentablemente los tiempos económicos se apretaban, al poco tiempo me informa el tesorero José Gómez que ya no había recursos para tal fin y se cruza en ese momento con una entrevista del New York Times acerca del Hongo de Balandra, y pues les hago saber de las carencias de recursos y de las dificultades económicas de la autoridad”, rememoró Ricardo Mancilla Rangel, director de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) La Paz.
En ese entonces el Ayuntamiento había invertido 21 mil pesos, los cuales resultaron insuficientes. Jamás imaginaron que una entrevista en el New York Times llegaría a los oídos adecuados para hacer posible la total restauración.
“Se contacta conmigo el doctor Acosta y me hace saber que su cuñado, el señor Bob Gain, estadounidense que tiene negocios en México, maquiladoras, ofrecía financiar lo que fuese necesario para terminar de parar el Hongo de Balandra, la única condición que nos ponía era que pusiéramos una placa alusiva a su madre, que en su lecho de muerte ella adoraba el Hongo de Balandra y le pidió al hijo que hiciera algo para contactarse con la autoridad y levantar el Hongo de Balandra”, evocó el funcionario.
Pero los fondos económicos no era lo único que se requería para este proyecto, el cual estuvo encabezado por el ya fallecido Luis Manuel Reyes, quien consagró su vida y tiempo para sacarlo adelante.
“Fue quien tuvo la principal entrega, los conocimientos y la buena voluntad de llegar al final con esto que vemos ahorita y seguimos gozando, que es la piedra de Balandra, prácticamente durante siete meses ahí vivieron los albañiles que participaron en esa fecha, se sienten orgullosos, yo iba todos los días”, señaló Mancilla.
Finalmente, el hongo fue entregado el 31 de enero de 1994, ante la presencia de miles de paceños, el ex alcalde del VIII Ayuntamiento y Robert Gain, quien patrocinó más del 50 por ciento de la obra, nuevamente de pie.
Es por ello que ZETA procura que las autoridades se comprometan a dar el debido mantenimiento al Hongo de Balandra, en una de las playas más bonitas de México.
En lo que refiere a la restauración del hongo, el costo es una parte fundamental para poder recordar este acontecimiento histórico.
El Gobierno del Estado de aquel entonces había programado un costo de 2 millones de pesos. Sin embargo, el Ayuntamiento, bajo la administración de Adán Ruffo, presupuestó 105 mil pesos. Finalmente, el costo real de la restauración se minimizó a 54 mil pesos, de los cuales 21 mil fueron aportados por el municipio y 33 mil por el norteamericano Bob Gain.
Ante al actual deterioro de la piedra, el actual alcalde de La Paz reconoce el compromiso que tienen con esta playa: “Cuando yo entré, todas las palapas de Balandra estaban caídas, la restauración que se hizo, la hicimos nosotros y efectivamente hemos instruido al área de Obras Públicas para que puedan decirnos el estado que guarda el hongo, ícono