La fama y tragedia que envolvieron a la célebre cantante mexicana Esperanza Iris en las primeras décadas del Siglo XX, son recreadas en la novela histórica “Esperanza Iris. La última reina de la opereta en México”, de Silvia Cherem, editada este año por Grupo Editorial Planeta.
Todo empezó cuando de repente se escuchó una horrísona explosión en el avión DC3, vuelo 575 de la Compañía Mexicana de Aviación, que había despegado del Distrito Federal rumbo a Oaxaca el 24 de septiembre de 1952.
Aquel episodio poco conocido en la historia de la aviación comercial en México, afortunadamente no terminó en tragedia, no obstante, las investigaciones y el misterio inundaron los impresos de aquella época:
“Los periodistas, ávidos de hallar la trama, realizan una amplia investigación a fin de atar cabos sueltos, dilucidar minucias, acentuar los atisbos de verdad. En algo sí coinciden todos los medios: este escandaloso caso es, sin lugar a dudas, el atentado más monstruoso registrado en la historia de la delincuencia en México. El más célebre de su historia criminal”, cuenta Silvia Cherem en alguna parte de la novela.
El caso es que en ese desafortunado vuelo estuvo involucrado el entonces esposo de Esperanza Iris (31 de marzo de 1888, Tabasco- 8 de noviembre de 1962, Ciudad de México), de nombre Francisco Mario Sierra Cordero, acusado del atentado, por lo que la celebérrima cantante, entonces de 64 años y con un pasado glorioso por los teatros del mundo, intentaría conmover al mismísimo Presidente de la República Miguel Alemán Valdés para liberar a su marido:
“A mí me escuchan presidentes. Desde Carranza, a todos los he acompañado, a todos los he visto pasar. Me han invitado a Palacio Nacional y al Congreso de la Unión. Con Cárdenas estuve entre la multitud en el Estadio Nacional. Con Alemán, con nuestro presidente Miguel Alemán, se lo juro, ahí estuve en su toma de posesión en Bellas Artes”, implora en alguna parte de la narrativa Esperanza Iris en las oficinas de Los Pinos, solicitando una audiencia con el mandatario Alemán Valdés.
Premio Nacional de Periodismo 2005 en la categoría de Crónica, la narradora confesó a ZETA cómo investigó para recrear su novela histórica:
“Me adentré en la prensa nacional, en la prensa de Cuba, en la prensa de España, en los archivos que hay en el CENART, Archivo Histórico de la Ciudad de México, en los archivos de la familia, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de los abogados, para lograr realmente reconstruir esta historia”.
En todo caso, Silvia Cherem aseguró:
“Nada en la novela de los hechos históricos es inventado, lo que hice fue recrear escenarios y personalidades, pero fue darles voz, darle voz a una historia que estaba sepultada en el olvido, a una historia que se agotó, a una historia que está en la memoria colectiva de cualquier persona que en 1952 haya tenido 13 o 14 años. Todo es realidad, todo está sustentado en la realidad; ficción es haber recreado nada más la voz de los personajes”.
Finalmente, mientras la historia circula entre los lectores, la autora busca una presentación en el legendario Teatro Esperanza Iris (abierto el 25 de mayo de 1918), recinto cumbre de la cultura nacional mucho antes del Palacio de Bellas Artes:
“Espero conseguir, en esa lucha estoy, el Teatro Esperanza Iris, que es donde merece ser presentada la novela, el teatro que ella construyó con su propio capital, como un sueño de vida, con una devoción, que es el hijo que nos legó a México Esperanza Iris”.