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sábado, octubre 5, 2024
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Reculan en móvil de asesinato de reportero; fue ataque directo

A pesar que la Subprocuraduría de Rosarito esparció la versión –aceptada y reforzada por la familia- que el asesinato del comunicador Luciano Rivera fue resultado de una riña en un bar, días después, en ambos casos evidencian un cambio de opinión. La Fiscalía presentó el testimonio del dueño del bar donde sucedieron los hechos, para obtener prisión preventiva por parte de la juez. Declaró el testigo que desde que llegaron al lugar, los asesinos se fueron cerca del reportero, lo siguieron al baño y después lo mataron. Versión que el hermano de la víctima ha comentado con reporteros

Durante las horas siguientes al asesinato del reportero Luciano Rivera Delgado, ocurrido el lunes 31 de julio en Rosarito, tanto en la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJE) como en la familia de la víctima, se esforzaron en dar una versión de los hechos que descartaba de entrada que el crimen haya sido por el ejercicio del periodismo.

Primero fue en la parte oficial, que refirieron que el asesinato había sido consecuencia en un altercado en el bar La Antigua, cuando Luciano Rivera defendió a una de sus amigas, quien le dijo haber sido tocada por uno de los visitantes del establecimiento. Al ir a reclamar la afrenta, el reportero fue acribillado. Después el hermano de Luciano, Mario Rivera, fortaleció esa hipótesis en el editorial que transmitió en CNR, el canal de noticias que administra y produce en aquel municipio. Dijo que su consanguíneo había sido protagonista de un hecho de violencia por haber sido un caballero, direccionando el hecho hacia la defensa del joven sobre la mujer ultrajada.

La hipótesis de la riña que alejó el atentado producto de su trabajo periodístico, fue confirmada por autoridades estatales. Una revisión de los trabajos periodísticos de Luciano Rivera, los llevaría a confirmarlo, dado que el joven no había realizado investigación en temas de narcotráfico, crimen organizado o corrupción; de hecho trascendió que tenía meses que ya no laboraba en la televisora de su hermano; se dedicaba, dijeron amigos, a la producción de una revista especializada en política, llamada Dictamen,  la cual era patrocinada por el Ayuntamiento de Rosarito, que preside Mirna Rincón, pues por una campaña con un lapso de tres meses, pagó dos facturas a la revista, una por 93 mil 800 pesos, la segunda por 98 mil 600 pesos, cuando otros medios establecidos no recibieron ni la quinta parte de ese monto.

Sin embargo, a los tres días del asesinato tanto en la PGJE como en la familia, cambiaron la hipótesis. En ambos casos, el primero presentado en el Juzgado en la audiencia del único detenido de los hechos, y el segundo dicho por el hermano de Luciano, refirieron que los asesinos del joven fueron directamente a matarlo, sin que mediara enfrentamiento por motivo de una dama. Ahora de hecho, Mario Rivera solicita que no se descarte un crimen por el oficio periodístico, aunque en la procuraduría insisten que fue por una riña en un bar durante la madrugada del lunes.

 

Las versiones del asesinato de Luciano

Efectivamente, al inicio de la investigación, la Subprocuraduría de Justicia Zona Rosarito y la familia de Luciano Rivera Delgado, asesinado en el bar ubicado en el Bulevar Benito Juárez en el centro de Rosarito, coincidieron en la versión de que el posible móvil había sido un altercado entre el occiso y sus agresores, por defender a una de sus amigas, hecho del que resultó una persona detenida identificada como Alfredo Ponce Costilla.

Pero en la audiencia con este detenido, realizada el miércoles 2 de agosto en la Sala de Control y Juicio Oral de Playas de Rosarito, el Ministerio Público presentó como prueba de los hechos la versión de un testigo que observó y narró de manera detallada el suceso, en el que refiere una agresión por arma de fuego de manera directa y sin mediar palabra.

Situación que contrapone los hechos y las versiones del asesinato de Rivera Delgado, quien hace más de 10 años inició y desarrolló su carrera profesional como periodista en la cadena CNR Noticias, de la cual es propietario su hermano, el comunicador Mario Rivera, y en la que desde hace ya varios meses no trabajaba de manera directa, puesto que solamente duró dos años y en la actualidad se mantenía al frente de la revista Dictamen, una publicación de corte político que en mayor medida se financiaba con recursos del municipio.

 

Presunta riña dentro del bar

Unas horas después del crimen, la subprocuradora de Justicia Zona Rosarito, Patricia Ortega, señaló en rueda de prensa que todo apuntaba a que el homicidio de Luciano se había debido a una riña que sostuvo con sus agresores, en defensa de “un par de mujeres que eran sus conocidas”, a quienes “había conocido un día antes”, línea de investigación que hasta el momento era la más clara.

Foto: Tomada de Internet.- Luciano Rivera Salgado, reportero de Rosarito.

La funcionaria detalló que los sujetos que presuntamente participaron en el homicidio, llegaron a ese bar (La Antigua), pidieron algunas bebidas, y en algún momento se dio el acercamiento (con Luciano), donde al parecer se hicieron de algunas palabras por la molestia que le provocaron a sus acompañantes amigas y fue cuando lo agredieron.

Aparentemente, dijo, participaron cinco personas, entre ellas el taxista Alfredo Ponce Costilla, a quien le encontraron el arma en su unidad, con la cual presuntamente agredieron “en más de una ocasión” a la víctima, puesto que ésta presentó dos heridas irregulares, una en la nariz y otra en la región posterior, del lado derecho de la cabeza.

 Fue por un acto de “caballerosidad”

El mismo día por la noche, en el noticiero estelar de la cadena CNR Noticias, Mario Rivera, titular de la empresa y hermano de la víctima, compartió un pronunciamiento en el que refirió que el asesinato de Luciano se había debido a un acto de “caballerosidad”, y detalló que los hechos se dieron cuando su hermano se encontraba con un grupo de amigos “iniciando el festejo de su cumpleaños” en el bar antes mencionado.

Agregó que mientras su familiar estaba ahí “escuchó que unos tipos maltrataban a una dama” y decidió actuar en su defensa, sin embargo, dijo, “no midió las consecuencias, simple y sencillamente intervino como cualquier persona que es caballerosa, les pidió que la dejaran de estar molestando y golpeando, lo cual incomodó a los tipos y sacaron de sus bolsillos un arma y le dispararon a quemarropa”.

Tras pedir enérgicamente “no más violencia” en su municipio, destacó que “la caballerosidad no es un delito” y pidió que los agresores del comunicador paguen las consecuencias de sus actos, que se esclarezcan los hechos y que se haga ello “por todos los homicidios que ha habido y no se han resuelto, por todos los hechos que han consternado a la sociedad y que no ha pasado nada”.

 

Agresión directa y sin mediar palabra

Distinto a las versiones anteriores, el miércoles 2 de agosto durante la audiencia con el detenido, presunto culpable por coautoría en homicidio calificado con ventaja, el Ministerio Público presentó como prueba la versión de uno de los testigos que observó y relató a detalle todo lo sucedido aquella madrugada dentro de  La Antigua.

De acuerdo con esta versión, el testigo detalló a un agente municipal que circulaba por la zona, que alrededor de las 00:49 am del lunes 31 de julio observó que frente al bar se estacionó un auto Ford Focus, rotulado como Taxi Libre de Tijuana, sin placas, del cual se bajaron cinco personas, entre ellas el detenido, quienes ingresaron al bar y se colocaron justo a un lado de Luciano, en la zona conocida como “La Terraza”.

Alrededor de ocho minutos después, el agredido se dirigió al baño y las personas lo siguieron, pero el que fue detenido se quedó afuera del baño y se dirigió a la puerta de salida, donde estuvo observando hacia todos lados; cuando Luciano regresó al mismo lugar, tres de los cinco sujetos se volvieron a sentar en una mesa al costado de la víctima.

Mientras tanto el sujeto de mayor edad (el detenido) seguía observando y al cabo de unos minutos “movió la cabeza de arriba abajo como afirmando” y fue cuando uno de los sujetos, de complexión “mediana, chaparro, de unos 30 años de edad, sacó de sus ropas el arma de fuego negra, la apuntó a la cabeza de Luciano y le disparó”, posteriormente salieron corriendo hacia el taxi y lo abordaron con rumbo a Tijuana.

Versión que la juez en turno encontró como bien fundada y con pruebas suficientes para poner a este sujeto en prisión preventiva hasta que se resuelva el caso.

 

Un solo detenido

Según el testigo que narra en la prueba presentada por el Ministerio Público, se percató que cuando los agresores huyeron, quien subió al asiento del conductor fue precisamente la persona que unos minutos después fue detenida, a quien “recuerda muy bien porque tenía los ojos claros y traía puestas unas botas tácticas como las que usan los policías”, información que de inmediato se compartió por la frecuencia de radio a todas las corporaciones de la Policía.

Minutos más tarde, a las 1:25 am, dos policías municipales se percataron que en el Bulevar Benito Juárez, a la altura de la calle Diego Esquivel, circulaba un taxi libre con las características referidas por el testigo, por lo tanto, le pidieron que detuviera la marcha, frente a la gasolinera Pemex Costa Azul, donde al abordar al conductor, uno de los oficiales vio que en los pies del mismo, sobre el piso del auto, había una arma negra, por lo tanto se le notificó que quedaba en calidad de detenido por su probable participación en un homicidio en grado de tentativa.

En la audiencia llevada a cabo el miércoles 2 de agosto, la juez de turno calificó de “legal” la detención de Alfredo Ponce Costilla, a quien se le acusa por coparticipación por homicidio calificado con ventaja, y debido a las pruebas presentadas por el Ministerio Público, determinó como medida cautelar la prisión preventiva; el acusado se reservó su derecho a declarar y pidió el plazo de 144 horas para cumplimentar su defensa, por lo tanto se acordó que para el próximo domingo 6 de agosto se llevará a cabo la audiencia correspondiente para la vinculación a proceso.

Sobre el arma de fuego se determinó que es tipo pistola calibre 9 x 19 milímetros, marca Glock, modelo 26, serie BALY751, la cual tras las pruebas de balística resultó positiva en tres hechos delictivos previos en los que se presume se utilizó para agredir o lesionar a las víctimas: el primero el día 24 de enero en la Avenida Jesús González Ortega, en la Zona Norte; el segundo el 9 de febrero en el Callejón Teniente Guerrero, en la colonia Libertad; y el tercer hecho el 7 de junio en el Callejón 5 de Mayo, en la Zona Norte.

La cuarta ocasión en que se utilizó esta misma arma, fue para dar un golpe certero a Luciano Rivera el 31 de julio.

Las investigaciones de los tres hechos que resultaron con lesionados por la misma arma, refieren de acuerdo a entrevistas y detalle de los agresores, que no se trató de la misma persona la que accionó el arma, descripciones físicas que tampoco coinciden con los asesinos de Rivera.

Asumen los investigadores que el arma, o pudo ser vendida entre unos y otros hechos delictivos, o pertenece a un grupo criminal que se presta el arma para cometer ilícitos. Considerando que los agresores están ubicados en Tijuana, refieren que podría tratarse de personas integrantes de una célula criminal.

 

No hay pruebas que relacionen el homicidio con su labor periodística

Respecto al hecho de si el homicidio pudiera está relacionado con el trabajo periodístico que desempeñaba Rivera Delgado, la propia subprocuradora manifestó a ZETA que hasta el momento de la entrevista, ellos no tenían establecido que hubiera sido con motivo de su trabajo, puesto que no cuentan con algún indicio y ninguna prueba de que haya sido por esa situación, sin embargo, refirió que no pueden descartar esa línea, como tampoco se puede descartar ninguna otra como el hecho de que la Fiscalía Especializada atraiga el caso.

En ese sentido, solamente especificó que lo que se tiene hasta ahora es que “hay un homicidio, hay delito y hay una presunta responsabilidad”, y  en eso se están enfocando principalmente ante esta situación. Reiteró que no se puede establecer todavía “por el lado de que sea haya debido por su labor periodística”, aunque para ello se están llevando a cabo las entrevistas con los testigos y las investigaciones pertinentes.

Ninguna organización de defensa y protección de periodistas, se ha pronunciado hasta el momento por el asesinato del reportero rosaritense, al mantener la hipótesis de un asesinato circunstancial producto de un riña en un bar, como principal línea de investigación.

 

Víctima de la creciente inseguridad en Rosarito

Para el regidor Miguel Apolinar Calles Muñoz, presidente de la Comisión de Seguridad Pública del municipio, más allá del móvil por el cual se haya perpetrado el asesinato de Luciano Rivera, que hasta el 31 de julio fue el número 58 en Rosarito, es evidente que se trata de una víctima más de la creciente ola de inseguridad que asola al propio municipio, como lo hizo saber a ZETA en entrevista durante el funeral de la víctima, el martes primero de agosto.

Situación que “aceptó” la propia alcaldesa Mirna Rincón a pregunta expresa también de ZETA, quien dijo que los índices delictivos han incrementado con relación al año pasado, aunque se excusó que para considerar este incremento había que tomar en cuenta el Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP) porque se están “reciclando” los delincuentes que se detienen, además , adjudicó  que el 60% de los homicidios violentos que han aumentado los índices, no son precisamente de Rosarito, sino de Tijuana, quienes llegan y dejan los cuerpos en el Bulevar 2000 y otros puntos del municipio.

Sin embargo, el propio regidor Calles Muñoz, atribuyó que lo preocupante de la cantidad de los homicidios en el municipio, se debe más a que no cuentan con un sistema para la prevención del delito, hay insuficiencia de elementos en la corporación policiaca, no se ha avanzado en los programas que la ciudadanía demanda y sobre todo que no se han tomado las medidas pertinentes por parte de la alcaldía; por lo tanto, él y otros regidores firmaron una carta solicitando la renuncia del mayor Magdaleno Vázquez Ruíz, de quien aseguró “no lo han dejado hacer lo que tiene que realizar”, proceso que la alcaldesa Rincón comentó se encuentra en proceso de observación.

Otro punto importante que consideró el regidor, es que la famosa Cruzada por la Seguridad y el Grupo de Coordinación “no están funcionando”, ya que para contrarrestar la delincuencia se requiere de armar un plan estratégico, tener más elementos, más patrullas, equipo y, sobre todo, renovarse e innovar, porque “la delincuencia avanza constantemente, ha cambiado, y no se le puede atacar con la estrategia de antes”.

 

Una buena persona; piden cese a la violencia

Tanto compañeros de trabajo como televidentes, funcionarios y empresarios, manifestaron a ZETA que Luciano Rivera Salgado siempre fue una buena persona dedicada a su trabajo y a cuidar la imagen de los lugares donde él trabajó, incluso hubo quienes lo calificaron como un buen deportista y buen padre de familia, que no tenía problemas con nadie como para que le hubieran arrebatado la vida de tal manera.

Por tal motivo, sectores como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Rosarito, reafirmaron su posicionamiento para exigir a las autoridades que realicen las diligencias correspondientes para dar con el paradero de los responsables del asesinato, además, exigieron el cese a la violencia en la región, puesto que las autoridades “no pueden seguir argumentando que los indicadores delictivos se reducen a una guerra entre miembros del crimen organizado y que es ajeno al ciudadano común”, porque este es un ejemplo de lo contrario, y que como se puede ver “la situación afecta a todos y todas por igual”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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