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lunes, septiembre 30, 2024
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Ensenadenses hartos de la contaminación por ruido

De los reportes de incidentes que recibe la autoridad a través del 911 los fines de semana, del 40 al 60 por ciento corresponden a quejas por alto volumen de la música o escándalo que hacen los vecinos. “Tratamos de dialogar con las personas, lamentablemente no en todas las ocasiones tenemos la aceptación o apertura de los reportados, otras veces hacen caso omiso a la autoridad”, refiere Daniel Lucero Jiménez, director operativo de Seguridad Pública Municipal

Aldo Peña es un mesero que durante los fines de semana tiene la mayor carga de trabajo, llega cansado a altas horas de la noche a su departamento en Villas 4, uno de los tantos fraccionamientos ubicados al sur de la ciudad, donde viven hacinados miles de ensenadenses.

El hombre llega dispuesto a dormir, pero le es imposible porque no falta el vecino “de arriba” o a un lado, que agarra la fiesta y la banda hasta el amanecer y le desgracia la tranquilidad. Aldo dice que se cansó de reportar con la Policía a los escandalosos. “Nunca llegan los policías, y la única vez que vinieron, los vecinos ni los pelaron, les valió y siguieron con su pinche ruido retumbando todo el edificio”, externó.

El problema no es exclusivo de las colonias populares, también se da en las de la gente bien. El ruido está en toda la ciudad. En zonas residenciales como Chapultepec o San Marino, los jóvenes con sus pachangas en las terrazas también son una calamidad, el ruido de su música y gritos atraviesa incluso una ancha avenida que divide a unas colonias de otras, “y con música estruendosa y gustos cada vez más corrientes”, se quejó un ama de casa.

La música y las fiestas no los únicos factores que contaminan con su ruido. Dado a que Ensenada es un destino constante de estudiantes, investigadores o académicos que llegan a pasar estancias o a inscribirse a instituciones de educación superior aquí establecidas, en colonias de clase media que rodean a estos centros, se ha dado el fenómeno de que los residentes -dada la crisis- rentan cuartos a los foráneos, y constantemente están ampliando su inmueble con más cuartos o departamentos, por lo que todo el año se aprecian obras de construcción en activo.

El académico Manuel Narro, vecino de la colonia Moderna, soportó durante un año la construcción de un edificio de departamentos en la calle Bahía Vizcaíno 321, en  una de las más antiguas, conservadoras, y otrora tranquilas colonias de Ensenada. Taladros, martillazos, equipos de soldaduras, despertaban al pobre hombre desde las siete de la mañana, incluso los sábados y domingos. Como la mayor parte de su trabajo lo realiza en el hogar, cuenta que llegó al borde de la histeria.

“Para colmo a la dueña del estudio que habito, también se le ocurrió ampliar la casa, poner escaleras, entonces tuve varios meses más, prácticamente en la puerta de mi casa, haciendo ruido con serruchos, soldaduras, taladros, y toda suerte de albañiles gritando en mi ventana, groseros y nacos”, narró casi al borde del llanto.

 

Vecinos escandalosos

De los reportes de incidentes que recibe la autoridad a través del 911 los fines de semana, del 40 al 60 por ciento son debidos a quejas por el alto volumen de la música o escándalo que hacen los vecinos. La Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) consigna un promedio de 30 mil llamadas al año por quejas de este rubro en todo Baja California.

Pero nada se puede hacer contra los ruidosos en ninguno de nuestros municipios. Ensenada adolece de lo mismo, un reglamento que contempla la falta pero no sanciona, una Ley sin dientes, pues.

Tanto el Artículo 15 del Bando de Policía y Buen Gobierno, como el Artículo 70 del Reglamento para la Control de la Calidad Ambiental del Municipio, contemplan esta falta por ruido excesivo. En primera instancia, ante una denuncia ciudadana, los agentes municipales pueden acudir al domicilio donde se provoca el ruido para “invitar” al propietario a bajarle el volumen, ni siquiera a apagar los aparatos, pero hasta ahí, no lo pueden obligar, y menos irrumpir en el inmueble.

“Tratamos de dialogar con las personas, lamentablemente no en todas las ocasiones tenemos la aceptación o apertura de los reportados, otras veces hacen caso omiso a la autoridad, o le bajan en el momento y, cuando se retira la unidad policíaca, le vuelven a subir, entonces la persona afectada nos vuelve a reportar”, y así se la llevan, refiere Daniel Lucero Jiménez, director operativo de Seguridad Pública Municipal (DSPM).

“No se hace nada, mucha gente está desprotegida porque no hay nadie que vaya, Seguridad Pública a veces quiere entrarle al tema o incidir, pero pues no tienen la atribución, y cuando no hay atribución, se cae en una irregularidad, y con ello cualquier ciudadano puede quejarse de los policías ante Sindicatura”, expone Samuel Albestrain Pérez, regidor presidente de la Comisión de Comercio y Espectáculos.

El regidor Samuel Albestrain asegura: “me hizo ruido el tema”.

Aparte que los uniformados están impedidos para actuar, no hay directrices por parte de Recaudación de Rentas para poder multar o infraccionar, ni fijar montos.  Pese que también en su Artículo 20, la Ley sobre el Régimen de Propiedad en Condominios de Inmuebles para Baja California prohíbe alterar la paz social con ruidos excesivos.

El mismo Reglamento para el Control de la Calidad Ambiental del Municipio, acatándose a la Norma Oficial emitida a nivel federal por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), establece los límites permitidos para el control del ruido y los divide en cuatro categorías.

Para zona residencial, el límite son 55 decibeles (db) en un horario de  6:00 am a 10:00 pm, y 50 db de 10:00 pm a 6:00 am. Para zona industrial y comercial, 68 db de 6:00 am a 10:00 pm,  y 65 db de 10:00 pm a 6:00 am. Para escuelas, en áreas exteriores y sólo durante el horario de juegos, 55 db. En ceremonias, festivales y eventos de entretenimiento, hasta 100 db, pero sólo durante un máximo de cuatro horas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) fija 85 db como el máximo tolerable hasta por ocho horas. Pero la autoridad municipal no tiene ni el equipo -sonómetros- para medir los decibeles.

 

Les hizo “ruido”

Sabiendo la incidencia de las quejas, y las mismas que a él constantemente le han manifestado ciudadanos cuando acude a foros o entrevistas a medios, el regidor Samuel Albestrain asegura “me hizo ruido el tema”, por lo que decidió presentar un punto de acuerdo ante el Cabildo para hacer modificaciones a los reglamentos antes citados.

Dichas modificaciones van encaminadas a establecer facultades y procedimientos para que la dirección de la autoridad competente pueda llevar a cabo acciones para resolver de fondo la agresión que significa el ruido para muchos ciudadanos y que considera ya como un problema social.

“La idea central es establecer una correcta coordinación entre la Dirección de Seguridad Pública Municipal, Recaudación y Ecología y Medio Ambiente, para que este procedimiento tenga una eficiencia al momento de aplicar sanciones o infracciones aquellos ciudadanos que estén a altas horas de la noche con el sonido excesivo en sus domicilios”, expuso.

La iniciativa se analizó y se aprobó dentro de la Comisión de Gobernación y Legislación, luego pasó a Cabildo, donde fue aprobada por unanimidad, y ahora se está en proceso de discutirla y trabajarla con las dependencias involucradas. Las acciones punitivas se podrían ejercer 30 días después de publicarse en el Diario Oficial del Estado de Baja California.

El procedimiento para el reglamento de “vecinos ruidosos”, como se le nombró al punto de acuerdo, contempla primero el reporte del quejoso a la línea 911, luego se canaliza al C4 para que la Dirección de Seguridad Pública Municipal mande policías al domicilio involucrado y verifique con un sonómetro el nivel del ruido. Luego viene lo bueno, el oficial aplicará la sanción establecida en el Bando de Policía y Buen Gobierno, la cual se aplicará bajo dos supuestos.

El primero, si la persona ruidosa sale del domicilio y atiende el llamado del oficial, se levantará la infracción al momento. O si la persona hace caso omiso y se niega a salir del domicilio -lo más común-, se iniciará el procedimiento establecido en el Artículo 15 del Bando de Policía y Buen Gobierno, que establece se extienda un citatorio por escrito a la persona causante de la falta administrativa, para que comparezca ante la autoridad en un día y hora determinada.

En la boleta de registro del hecho se anotarán también los nombres y domicilios de los testigos y otros datos que pudieran ser relevantes. La boleta irá por triplicado, el original para el infractor, sea que lo reciba en mano o se le deje en la puerta o ventana, otra copia para el juez calificador y una más para el oficial de barandilla.

Construcción fue un martirio para residentes de La Moderna.

Si el infractor no acude al citatorio, se hará acreedor a una segunda sanción, “por desobedecer un mandato legítimo de alguna autoridad”, como se establece en el Artículo 18 del mismo reglamento. La multa podrá ir de 75.49 pesos a 2 mil 264.70 pesos, y se remitirá a la Dirección de Recaudación, encargada de cobrarla.

El edil Albestrain informó a ZETA que por el momento se están elaborando las boletas con la opinión y observaciones de las áreas involucradas, asimismo, se está capacitando al personal de Seguridad Pública para la utilización de los sonómetros, de los que se adquirieron 12 equipos.

“Ya nada más se están por ser calibrados, y a partir de que se promulgue la reforma ya estaremos listos para salir a la calle con esos aparatos y empezar a atender los reportes como debe ser, y como nos lo van indicar ahora el reglamento”, corroboró Lucero, subdirector operativo de la DSPM.

El funcionario promete que habrá dos unidades policíacas para atender exclusivamente los reportes de ruido, así como los de maltrato animal -otra Ley que también ha sido letra muerta- “y así no molestar a las unidades del operativo normal”.

“Priorizamos obviamente el tipo de reportes, hay los que se tienen que atender con mayor premura que este de los sonidos de alto volumen, sin embargo, todos se atienden, y vamos a poner en circulación esa nueva unidad”.

Lo que se advierte por lo pronto es que la iniciativa se centre en el ruido por música en alto volumen, y en horarios nocturnos, y no tanto en generación de otros ruidos, como los industriales o de construcción, aparte permitidos a partir de las seis de la mañana.

“Son muy pocas las quejas por ruidos de trabajo en horas que no son las adecuadas, sin embargo, cuando nos hacen el reporte, los causantes son personas un poco más abiertas en ese aspecto y sí evitan molestar a los vecinos. Es más la problemática con el ruido de las fiestas”, expuso.

Por lo pronto, meseros como Aldo, que no pueden dormir por el escándalo de sus vecinos, podrán ponerle alto el problema denunciando a la Policía, pero no pinta igual el panorama para aquellos como el académico Narro, al borde del colapso y que tal vez tendrá que seguir padeciendo ruido de taladros y martillazos desde las siete de la mañana, considerado en el rango del horario permitido.

“Ahorita estamos en el proceso para poder mejorar el procedimiento”, concluye el regidor Samuel Albestrain.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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