Estaba disfrutando de un tabaco
embelesado por sus aros de humo,
cosa rara, pues yo casi no fumo,
me llena más comer un rico taco.
El fumar intoxica los pulmones
y nos hace gastar nuestro dinero,
derroche por demás arrabalero,
de necios que no entienden de razones.
Si llegas a fumar y sientes pena,
das señal de tener vicio fortuito
y tú serás quien lo venza primero.
Para tu vida no es cosa buena,
ganar te costará, nada es gratuito,
pero nunca dirás: ¡por ti me muero!
Pero si el fumador no tiene fuerza
y por fumar desdeña su destino,
fumando por doquier en el camino;
en su vivir, camina de reversa.
Acortando minutos de existencia,
el cigarro lo mata poco a poco.
El que fuma se va volviendo loco,
ya que añora el pitillo con vehemencia.
Humear así hace triste el invierno,
la salud del fumante es minada,
mientras el humo vuela el infinito.
El cáncer de pulmón es el infierno,
¿Qué va quedando de la vida? ¡Nada!
Por el placer de ese vicio maldito.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B. C.