Por lo menos, 13 personas muertas y 80 heridas fue el saldo que arrojó el atentado terrorista del pasado jueves, en la zona conocida como Las Ramblas, una de las principales avenidas de Barcelona, en España.
En las primeras indagatorias se estableció como presunto responsable de la masacre a Driss Oukabir, un joven de origen magrebí avecindado en España, quien alquiló la furgoneta con la que atropelló a una multitud que se encontraba en esta zona.
Al parecer, el hombre a bordo de esta unidad partió de la estación del metro de Las Ramblas y se dirigió por el carril central, impactando varios automóviles a su paso, hasta terminar prácticamente a la entrada del Teatro del Liceau.
Sobre este acontecimiento, la agencia de noticias yihadista Amaq adjudicó el atentado al grupo terrorista Estado Islámico, el cual, según el diario El País, desde el 2004 a la fecha, ha causado más de 600 muertos en ocho países de la Unión Europea.
Minutos después de que se confirmara el hecho como un ataque terrorista, el gobierno español y los partidos políticos de aquel país activaron el protocolo previsto en el pacto antiterrorista que incluye medidas concretas para combatir el yihadismo.
El País también informó que, desde hace 13 años, España no había sufrido un ataque terrorista de tal magnitud como el que sucedió en los trenes de Atocha en Madrid, en 2004, el cual arrojó un saldo de 192 muertos.
Debido a esto, la comunidad internacional, incluyendo México, y figuras políticas mundiales mostraron su consternación por el ataque y expresaron su solidaridad con las víctimas y el pueblo barcelonés.
De igual manera, asociaciones islámicas en España condenaron el ataque y refrendaron su compromiso en contra de cualquier tipo de terrorismo.