El Instituto Electoral del Estado de Baja California (IEEBC) publicó a principios de este año el Programa de Cultura Cívica y Política. Este programa estatal se realiza alineado a la Estrategia Nacional de Cultura Cívica (ENCCIVICA) del Instituto Nacional Electoral (INE).
El programa declara que “Las acciones deben promover el diálogo, la deliberación entre grupos y personas y generar espacios de exigencia hacia los poderes públicos. Esto desde la acción de los propios ciudadanos, de sus organizaciones y de sus espacios de deliberación” que, como planteamiento del programa parece adecuado, aunque se percibe un sesgo hacia la deliberación y representación, no hacia poner al ciudadano en el centro de las decisiones públicas como presenta la democracia participativa.
Analizando las estrategias y líneas de acción surgen algunos cuestionamientos:
Las líneas de acción 4.1 y 4.1.2 establecen el impulsar la conformación de sociedad, de alumnos mediante la promoción de prácticas democráticas en la “Red de Jóvenes por la Democracia”, para el fortalecimiento de la cultura cívica en la juventud. Al analizar este postulado, asevero que es una medida excluyente desde el principio, ya que en vez de estar abierta a todos, incluyendo Organismos de la Sociedad Civil (OSC), sólo se menciona que se toman en cuenta a los “jóvenes debidamente organizados”, dentro de los que sólo se consideran en el programa a sociedades de alumnos e instituciones académicas, es decir, se margina la participación de la juventud, sólo permitiendo a ciertos grupos ad hoc participar.
Otra la línea de acción que parece curiosa es la 3.1.9, donde se menciona organizar un 2do. Foro de Derechos Humanos y Políticos de personas con discapacidad, en el que se plantean paneles de diálogo entre “diferentes representantes de gobierno y partidos políticos”, pero me pregunto ¿dónde quedaron las OSC y los expertos de la academia…?
De todas las acciones, estrategias y líneas que se enumeran en el programa, hasta el momento solo se han realizado conversatorios y la invitación no ha sido extensiva al público en general; las bases de la democracia participativa y de la participación ciudadana establecen que el ciudadano debe estar colocado en el centro de las decisiones públicas y que todos los grupos tienen que ser incluidos, por lo que resulta un tanto contradictorio que, en un programa que busca fomentar la cultura democrática y política, se atente contra los principios mismos de la participación ciudadana y la inclusión.
Una de las acciones importantes que se contemplan realizar en la línea 3.1.2 (dicen sí, pero no dicen cuándo) y que es crucial para fomentar la participación ciudadana, es realizar material didáctico y de difusión sobre la participación política; es decir, una guía a manera de manual sobre la participación ciudadana, sobre todo, la participación de los jóvenes en ciudadanía.
Politólogos y expertos del tema reconocidos declaran que una de las principales razones por la que los jóvenes no participan en las instituciones tradicionales de la política, como son los partidos políticos, votar, ser votados, es por la falta de información de cómo pueden participar y por la falta de interés que estas instituciones políticas ponen en los jóvenes.
Es lógico que si un ciudadano no conoce todas las formas en las que puede ejercer la participación ciudadana, no se involucre por lo que se ve marginado de los grupos de poder, llámese congreso, cabildo, comité de planeación, dependencias de gobierno, etc.
Hay muchos ciudadanos y jóvenes en especial que no saben que hay un amplio espectro de formas de participación que van más allá de votar y participar en partidos políticos, como participar en OSC, protestas, iniciativas de ley, plebiscitos, asambleas ciudadanas; publicar en medios (incluso redes sociales) sobre política y políticos, cabildear con políticos y muchas más.
Es necesario que un programa que busque fomentar la participación sea incluyente, integral y que tome en cuenta a los ciudadanos para plantearse, porque si no, se enumeran metas y líneas que son lo que un grupo de personas dentro del IEEBC piensa y quiere, no lo que los ciudadanos demandan. El IEEBC ahora, más que nunca, necesita legitimarse y ser incluyente, a la sombra de la renuncia de su Presidente Javier Garay por escándalos de corrupción con el alcalde de Tijuana.
Fernando David Márquez Duarte
Tijuana, B.C.