Es la fecha memorable
de México independiente
que supo ser muy valiente
ante invasor detestable.
Con el cuento muy avieso
de evangelizar la raza,
masacraron a mi casta
con espada y no con rezo.
La plata, el oro y el cobre
les llamaba la atención,
nunca fue la salvación
de las almas de los pobres.
Y ahí viene la esclavitud,
revestida de bondad,
con ropajes de maldad
y de lado la virtud.
Nuestros bienes los hurtaron
y las creencias religiosas,
tiraron dioses y diosas,
bajo tierra sepultaron.
Y viene la esclavitud
a partir de la conquista,
la que siempre fue mal vista
por su falsa rectitud.
Se exacerbó la pobreza,
los tamemes aumentaron,
las chachas proliferaron
para el confort de la realeza.
Y de dieta el mexicano
ingería sus chapulines,
sapos, ranas saltarinas,
alimento rico y sano.
Otro invento del canalla,
gachupín terrateniente,
diole crédito a su gente
en su gran tienda de raya.
Jamás logró liquidar
lo fiado que consumía
que aumentaba día con día,
su nieto habrá de pagar.
Y hoy en la actualidad
seguimos hipotecados,
son créditos aumentados
por toda una eternidad.
Por eso yo no les creo
que somos independientes,
hemos sido indiferentes,
dormidos cual dios Morfeo.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B. C.