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martes, octubre 1, 2024
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Baja California: mitos que lastiman

Los mitos han estado presentes en todos los tiempos y en todas las sociedades. En muchos casos, han sido creados por los gobernantes para generar miedos o esperanzas. En otros, son las propias sociedades quienes les dan vida a los mitos. En cualquier caso, los mitos son, a lo más, realidades distorsionadas. Según Google, es “la historia que altera las verdaderas cualidades de una persona o una cosa y les da más valor que el que tienen en la realidad”.

En Baja California, especialmente en Tijuana, vivimos muchos mitos que en nada ayudan, pues ni dan miedo, ni impulsan el fortalecimiento del espíritu, todavía menos estimulan valores sociales. Dos son a mi juicio los más importantes: tenemos el caso del Gral. Abelardo L. Rodríguez, considerado como uno de nuestros grandes hombres de la historia de Tijuana y que no conocemos a fondo lo ocurrido en 1911. El primero de los mitos es pernicioso, se venera la memoria de un corrupto, vicioso, impulsor del juego y posiblemente asesino.

Este sonorense de origen fue jefe militar en 1920, Gobernador del territorio de Baja California, en 1923, y Presidente sustituto de México, de 1932 a 1934. Según historiadores mexicanos como Juan Alberto Cedillo,  José Alfredo Gómez Estrada y el History Channel, el cual le dedica todo un capítulo a este siniestro personaje, el cual estaba aliado con gánsteres norteamericanos, entre ellos el famoso Al Capone, Frank Nitti y Lucky Luciano, propició, impulsó y protegió el tráfico de licor y posteriormente de drogas, siendo de hecho el precursor en México de esta actividad. Fue tanto su poder que se le conocía en el hampa norteamericano como el dueño de la Frontera Norte de México. También fue el que auspició los casinos y las cantinas en Baja California; de él surgió la idea de crear el famoso casino de Agua Caliente, el cual se edificó en terrenos de su propiedad y del que fue socio mayoritario.

Construyó la presa de Tijuana, la cual también lleva su nombre, con el fin de asegurar el abastecimiento de este preciado líquido a los más de 500 búngalos que eran parte importante del negocio del casino. Abelardo es el precursor de los métodos de corrupción actual, pues utilizó dinero público para importar los materiales para la construcción de la presa, comprar camas, colchones y todo lo necesario para construir y decorar el Casino de Agua Caliente.

La corrupción de Abelardo Rodríguez no tuvo límites. Por sus vínculos con Plutarco Elías Calles y en general, al llamado grupo Sonora, no había nadie que se le opusiera y el único que llegó a hacerlo, el periodista Zepeda del diario “El Monitor”, quien se atrevió a denunciarlo, encontrando posiblemente la muerte a manos de este hombre que lo asesinó a golpes.

De las acciones ilícitas hizo una gran fortuna que invirtió en negocios inmobiliarios, de tipo mineros, de alimentos, entre otros. Fue Cárdenas, en 1935, quien termina indirectamente con esta carrera criminal, al prohibir los casinos, expropiar el de Agua Caliente y convertirlo en un centro educativo, que después será el complejo educativo de Agua Caliente, donde se encuentra la Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas, instituciones de educación preescolar, primarias y secundarias.

¿Por qué entonces hay monumentos de este corrupto? ¿Por qué el aeropuerto internacional y la presa de Tijuana llevan su nombre? Creo que porque lo hicieron ingenuamente gente ignorante de los actos ilícitos que cometió Rodríguez y que únicamente pensaron en su trayectoria política y la promoción al crecimiento de nuestro territorio.

Creo que, como parte de nuestra apuesta al futuro, nuestro estado debe despojarse de estos lastres. Las nuevas generaciones necesitan saber la verdad histórica. Indignarse de la historia oficial. Debemos limpiar nuestro pasado. Encarar la verdadera historia de nuestra ciudad y estado. Yo propongo y quitarle el nombre de este personaje al aeropuerto de Tijuana y poner en su lugar el nombre de Luis Echeverría Álvarez, gran propulsor del desarrollo de nuestro estado: la UABC, el Tecnológico, Agua Caliente, la canalización del Río Tijuana, la carretera transpeninsular, por mencionar algunos.

Por eso, los convoco a borrar un pasado denigrante e iniciar una nueva época. Invitaré a quien quiera participar para borrar el nombre de Abelardo Rodríguez, como uno de nuestros héroes locales. Buscaré que sea Luis Echeverría Álvarez quien reciba el agradecimiento por todas las obras a favor de Baja California y México.

En mi próximo artículo comentaré los sucesos de 1911.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana. Correo:amador_rodriguezlozano@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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