A pesar del tiempo transcurrido,
no logro serenar mis pensamientos
de considerar injusta tu partida
porque tu tiempo, también es nuestro tiempo.
Cambiar el destino no es posible,
tampoco eludir lo inevitable,
solo aceptar esa verdad terrible,
aunque el dolor nos resulte inevitable.
Eduardo Enrique Parra Romero
Tijuana, B.C.