En una elección presidencial, la compra de votos demuestra la poca participación de los ciudadanos en la elección de funcionarios. Esa falta de interés del partido que postula a hombres y mujeres que se presentan a comparecer como aspirantes a un puesto de elección popular, siendo empresarios ricos o ratones, que viven en un banco o en las bodegas donde se adueñan de lo que hay en dicha bodega; aunque no sean los dueños, mal gastan aquella riqueza y dejan sin comida a los legítimos dueños.
Los electores pobres que invierten lo único que tienen de valor, que es el valor de su voto; después de la elección, quedan sin efectivo y sin valor de bienes que les permitan seguir invirtiendo. Lo que el elector tenía antes de la elección, lo invirtió en la elección y ya no le queda valor para defenderse de la ambición de los funcionarios, que después de la elección, convierten al elector en esclavo.
Para darle un poco de valor a las elecciones de 2017, busquemos desde ahora un candidato hombre o mujer que tenga el firme deseo de servirle a su país, no de servirse de su país, para que tenga el valor y la destreza de conseguir apoyo y votos, apoyo económico y el voto de militantes, amigos y simpatizantes. Sólo así participaremos y viviremos la democracia.
Vicente Martínez Méndez
Tijuana, B.C.