Política Breve y de Emergencia
Este domingo 4 de junio son las elecciones a gobernador en los estados de Coahuila, Estado de México y Nayarit; también se elegirán las 212 alcaldías del estado de Veracruz. No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, aunque todos los partidos políticos encontrarán ahí su destino. Al PRI, PAN y MORENA se les va la piel de por medio. Antesala de la presidencial 2018, esta elección desempatada de los procesos federales, está empatada a dos bandos, por lo menos en cuanto a encuestas electorales se refiere, y tiene más vínculos con lo presidencial, que muchas otras de las elecciones que estarán en juego próximamente.
Primero que nada, el Estado de México.- El presidente Peña Nieto no puede darse el lujo de una derrota en su entidad natal. Su protagónico papel político como cabeza de su partido y aún su fuerza política personal y de grupo, estarían seriamente limitadas si su candidato Alfredo Del Mazo resulta perdedor. De ese resultado depende el tránsito priista hacia el poder político del siguiente sexenio. Llegar con un virtual empate a la jornada electoral, compromete seriamente la capacidad del movimiento territorial del PRI. No hay margen para el error, tampoco para recursos extraviados en el camino. La instancia de los tribunales existe, pero solo es firme con el resultado a favor.
Por su parte, el PAN dejó de ser un contendiente ganador para convertirse en estratega de resultados proporcionales. Todas las encuestas lo consideraron como un lejano 3er lugar que lucha por ser factor de triunfo y de poder político a través de otros. Su dirigencia nacional junto con la del PRD, suscribieron un acuerdo “levanta muertos” para anticipar un frente electoral común, pero hasta las elecciones del 2018. De manera que, de alianza de facto en el Estado de México, nada. Ambas evidenciaron su incapacidad política y sobre todo, su inconveniencia para alcanzar acuerdos exitosos. De haberlo logrado previo a la nominación de las candidaturas, seguramente hubiésemos hablado de un real contendiente sino es que del ganador. Pero privilegiaron la viabilidad interna de su personal nominación, por encima de la posibilidad mexiquense.
Si MORENA, como dicen sus integrantes, sobre todo su presidente, es la esperanza de México; el Estado de México es la esperanza de MORENA. De lograr un triunfo en la gubernatura de esa entidad, además de ser el primero, tendrían la posibilidad de operación política similar a la de la Ciudad de México, a la que ya no tendrán acceso porque el PRD cada vez más, manifiesta que podría ir a elecciones “hasta con el PAN”, pero con ellos no. Para MORENA como para el PRI, en esto va el resto, porque de lo que realmente se trata es de ganar la del 2018.
Coahuila.- Por allá, la cosa es diferente. Una competencia de grandes bloques en alianza, en donde se ha hecho creer a todos que la competencia es entre dos y es pareja. Pero el PRI de Coahuila ya no es el PRI de Peña Nieto. El PAN y su candidato transitaron por la campaña, con toda la ortodoxia de los procesos bien cuidados. El manual de principio a fin, que la catastrófica campaña del PRI haga solo su sabotaje. El resultado es un margen cómodo en apariencia, que rebase inclusive la vergonzosa intención de judicializar la elección.
Nayarit.- Aunque entidad federativa, parece cocerse aparte, ahí sí en alianza PAN y PRD lograda localmente más por encima de liderazgos nacionales que en su colaboración. Un buen candidato que hizo una campaña de un solo sentido, el ganador. Solo una catástrofe le arrebataría el triunfo. Sin embargo, para el contexto nacional, Nayarit no pesa o pesa muy poco.
Veracruz sí que cuenta, va la segunda parte de un proceso electoral desastroso para el PRI. La derrota del 2016 solo fue la lógica consecuencia del más desafortunado de los gobiernos de aquella entidad. El PAN participó en alianza y así siguió, de nuevo en una lógica local más que nacional. Si el partido logra la mayoría de alcaldías en conjunto con el PRD, tendrá el pleno potencial de operación política de la entidad, con el 3er padrón electoral del país, después del Estado de México y la Ciudad de México.
Quienes definitivamente están con todo en juego, son los priistas: o se inicia la coalición PRI-PAN, con posiciones mexiquenses aunque duela, o el triunfo de MORENA será el inicio de un sexenio gobernado por la izquierda en México.
La del domingo será la elección que consolide las aspiraciones personales de los dirigentes panista y perredista, porque, no obstante, su poca responsabilidad en las alianzas de Nayarit y Veracruz, los buenos resultados los alentaran, sobre todo al panista que, además tendrá un gobierno más encabezado por su partido, Coahuila.
Que la historia lo registre.- Antes de Josefina Vázquez Mota, solo un candidato del PAN había tenido tan estrepitosa caída en campaña, Carlos Castillo Peraza en 1997, desde 42% hasta la derrota en el 3er lugar. Pero solo fue en una elección.
Botón rojo.- Ricardo Anaya presidente nacional del PAN, podrá decir que es el dirigente con mejor record electoral en la historia de su partido. ¿Por qué no se sentirá contento?
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com