Juan Zepeda es un político raro, pero atractivo para el electorado del oriente de Edomex. Logró resucitar al PRD con una campaña inteligente y novedosa, pero también logró resucitar al PRI. Toda vez que el crecimiento amarillo desaceleró el crecimiento de Morena, éste fue aprovechado por una maquinaria fraudulenta a favor del priista, que accionó el ya reiterado linchamiento de López Obrador en medios de comunicación nacionales. La inversión de más de 31 mil millones de inequitativos pesos a favor de la campaña tricolor; la injuria presentada en forma de videos de actores sembrados en Morena, que pretendieron, una vez más, ligar a AMLO con la recaudación ilegal de recursos económicos. Agresiones físicas y amenazas de muerte contra el dirigente moreno.
Antes de este escenario, Andrés Manuel elevó la apuesta y exigió, de mala manera, la declinación del PRD, PT y MC. Lo suyo no era buscar la declinación de nadie en sí, sino que, convencido del contubernio entre estos partidos políticos y del PRI mafioso de Edomex, exhibirlos para vaciarlos de sus bases de votantes y terminar de polarizar. La jugada le salió bien a secas, pues logró la adhesión de algunos grupos de perredistas. La declinación rezongona del candidato petista y la percepción de que esta disputa es de dos, preparado el terreno para la recepción del voto útil el día de la elección, consolidó la candidatura de Zepeda, a quien este lance le dio la oportunidad de una esgrima política y verbal con el “Peje” (bien difundida por los medios afines al gobierno), de la que el rockero-político no salió mal librado.
Independientemente del cuchareo en la publicación de la última encuesta de El Universal (de rigor en ese medio), la misma nos ofrece algunos datos reveladores de la configuración del cambio: a un 17% de ciudadanos le han ofrecido algún tipo de incentivo económico para votar por algún candidato (suponemos por quién), pero por obvias razones, una buena porción de este por ciento terminará votando por otro candidato; a un 3% lo han amenazado, por lo que su voto es incierto; el 67% está muy seguro de ir a votar; el 66% declara su preferencia por el cambio; 44% manifiesta independencia de partido alguno, y de esos, el 35% oculta su voto, no declarando por quién votará, el 17% se manifiesta por Morena y el 13% por el PRD. Es decir, la curva de crecimiento favorece a Morena, seguida en tendencia por el Sol Azteca.
Por eso, mi pronóstico es que ganará Morena por al menos 6 puntos, seguido por el PRI y, en un honroso tercer lugar, por el PRD, partido que para el 2018 se convertirá en la última Coca Cola del desierto.
Creo que llegó el momento del cambio. En manos de AMLO quedarán las pruebas de la corrupción ejercida por el gobernador Peña Nieto. El ahora Presidente Peña quedará sujeto de la entrepierna, imposibilitado para promover, financiar o incentivar alguna campaña anti “Peje”, y desde luego, algún fraude. De ese tamaño puede ser la ganancia para AMLO, el 4 de julio. Tic-tac-tic-tac.
Retazo: En el periódico Reforma dan apretada ventaja a Delfina.
P.D. Murió Sergio Haro, periodista ejemplar al que traté cuando fui diputado local. De él siempre recibí un trato respetuoso, pero implacable para cuestionar en la búsqueda de la verdad. Su desempeño siempre fue un reflejo de la honorabilidad y calidad periodística de ZETA, de siempre su casa. Mis condolencias para su familia y para sus compañeros que, como él, han trabajado siempre libres como el viento en este Semanario.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe es Doctor en Derecho Constitucional, ex diputado local, rector del Centro Universitario de Tijuana en el estado de Sonora y coordinador estatal de Ciudadanos Construyendo el Cambio, A.C. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com