Dos borrachos preguntan al barman dónde queda el baño, quien les responde:
“Por el pasillo doblan a mano derecha, bajan dos escalones y ahí están los baños”.
— ¡Hic! Okey, gracias. Cuando van por el pasillo uno le dice al otro:
— Oye, ¿era pa’ la derecha o pa’ la izquierda?
“El barman dijo pa’ la izquierda”.
Resulta que para el lado izquierdo estaban reparando un elevador, por lo que el par de teporochos caen y se dan tremendo cantazo. Uno de ellos se levanta adolorido y comenta a su compañero:
“No sé tú, pero yo me voy a hacer aquí, ¡no pienso bajar el otro escalón!”.
Autor: Un reparador de elevadores.
La compra
Llega un regiomontano a la casa de su compadre y al tocar la puerta grita “¡Quihubooo, compadre!”.
La comadre le abre y dice:
“Juan está en el baño”.
Y ahí va el compadre al baño, entra y está el compadre a toda madre en un jacuzzi.
Y el compadre sorprendido dice:
— Pero compadre, ¿qué es esa fregadera?
“Ah cómo será menso, compadre, ¡es un jacuzzi!”.
— Ah Dio… ¿Y dónde lo compró?
“Mire, llame a este número y allí se lo venden”.
El compadre habla y les dice:
— Quiero una cosa como la de mi compadre.
“Y ¿quién es su compadre?”.
— Rigoberto Ortega Carrillo, le dicen “El Charro”, ¿lo conocen? (recuerden el acento regiomontano)
“¡Ah sí, y usted quiere un jacuzzi! Le cuesta 2 mil 500 dólares.
— ¿QUÉEE? ¿No habrá otra cosa más barata?
“’Pos… una tina”.
— ¿Y cuánto vale? “250 dólares”.
— Ah caray… Bueno, ‘pos la compro, qué pues.
“Está bien. Luego se la mandamos”.
Pasa un mes y la tina no llega, y el compadre desesperado le habla al “Charro” y le pregunta qué pasa con lo que pidió:
“Les tiene que mandar un telegrama de reclamo, compadre”.
Va el compadre a Telégrafos y llena un telegrama donde pone:
“¡Miren, hijos de la Chilindrina! Quiero mi maldita tina ahora mismo”. Lo entrega al despachador de Telégrafos y éste le dice:
“Son $180 varos”.
— ¿QUÉEE??? ¿Estás tonto o qué?
“Es que son muchas letras y por cada letra se cobran 15 varos”.
— Está bien, haré otro y pone solo una “i”.
A la semana le hablan los de la tienda:
“¿Señor José Garza?”.
— Sí… Chema Garza, inútil…
“¿Usted nos mandó un telegrama?”.
— Sí, ¿por qué?
“Es que no le entendemos, solo tiene una letra”.
— Ah, sí, ¿y qué letra es? “Una ‘i’”.
— ¿Y qué tipo de “i”? “`I’ latina”.
— Ahí tá., peneques ¿Y LA TINA? ¡Ónde diablos está, malditos transas!
Autor: Ex telegrafista.
Distraído
Estaba sentado en una cafetería y de repente sentí la impetuosa necesidad de liberar un airecito. La música estaba realmente muy alta, por lo que decidí programar mis percusiones corporales al ritmo de la música.
Luego de un par canciones, ya me sentía mucho mejor así que, procedí a terminar mi café.
En eso me di cuenta que toda la gente a mi alrededor se me quedaba viendo. Fue entonces cuando recordé que ¡estaba escuchando mi iPod!
Autor: Un lelo.
Hay gente así…
— ¿Cuál es el árbol más valiente? “No sé”. — Fácil; la palmera. “¿Por qué lo dices?”. — Porque duerme con el coco… ¡Suéltenme, no estoy loco! “Nadie te está agarrando, zonzo”.
Autor: Un jardinero.
Se busca acariciador de gatos
Una veterinaria en Dublín, Irlanda, está en busca de ¡EN ZERIO! un acariciador de gatos experimentado.
El anuncio de Just Cats Veterinary Clinic & Cattery dice que la vacante es para una persona que ame a los mininos y pueda responder las siguientes preguntas: ¿Te encantan los gatos? ¿La actitud gatúbela se te da de forma natural? ¿Sueles contar gatitos antes de irte a dormir? ¿Alimentas a los gatos callejeros que viven por su casa? ¿Acariciar gatos te enternece?
Según la clínica, la responsabilidad de este profesional del cariño felino es calmar a los gatitos cuando están internados o van a recibir algún tratamiento que los estresa. Además, se requiere tener “manos suaves, capaces de sobar gatos durante largos periodos de tiempo, una voz baja y la habilidad de comprender distintos tipos de ronroneo”.
