A la izquierda Brasil, a la derecha Argentina y en primer plazo Paraguay, en plena confluencia también de los caudalosos ríos Paraná e Iguazú, donde la aparente calma ha significado un laxo control de las tres fronteras -aun cuando hay un intenso tráfico comercial-, cóctel que ha abonado a un lento pero constante fortalecimiento del crimen organizado. Todo esto, a su vez, ha derivado en mayor violencia, nada aparejada a la de México, por supuesto, pero que ha prendido ya los focos rojos en diferentes grupos de la sociedad, entre ellos los periodistas de este nudo fronterizo