En los siguientes días, finalmente y después de embrollos legales, denuncias y grillas políticas internas, en el Partido Revolucionario Institucional de Baja California, emitirán la convocatoria para seleccionar al dirigente estatal, cargo que por estos días -aunque a veces parezca acéfalo- ocupa el tijuanense Chris López Alvarado, célebre por haber defendido a capa y espada el voto que dio a la iniciativa del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para incrementar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 11 al 16 por ciento en la frontera, al ser este gravamen homologado en todo el país.
López arribó a la dirigencia estatal priista en octubre de 2015, de la mano de quien ha llegado a todos los cargos políticos que ha tenido, sea en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares o a la diputación federal, de su padrino y ex jefe de su padre, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien entonces encabezaba el Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
El tijuanense no fue electo para el cargo partidista que quedó sin dirigente cuando Nancy Sánchez fue electa diputada federal, sino que fue designado luego que al secretario general del PRI en Baja California le dieran una delegación federal para que no ascendiera por prelación a ocupar el lugar de Sánchez. Pero Chris López no fue bien recibido en el PRI, y en 2016, bajo su mando, el partido tricolor perdió 13 de 17 diputaciones locales, fue derrotado en tres de las cinco alcaldías, y solo alcanzó a meter dos diputados de lista.
La pobre presencia del PRI en la Cámara de Diputados, una fracción de seis liderada por el joven pero tibio Alejandro Arregui, poco ha podido hacer para enfrentar la aplanadora panista que maneja directamente el gobernador Francisco Vega de Lamadrid, con 13 diputados, lo cual le da el gane en automático en las votaciones de mayoría simple. Aparte, los diputados priistas han sucumbido al dinero estatal que mes con mes, les es repartido para que ellos a su vez lo distribuyan entre los más necesitados, por eso se les ve más entregando cobijas, juguetes, despensas, útiles, becas, que posicionando iniciativas, proponiendo reformas o intentando hacer un bloque de oposición en la Cámara local.
En estas condiciones, sin diputados, con apenas dos alcaldes y con un dirigente estatal que destaca por su ausencia, su falta de posicionamientos sociales y su debilidad institucional para liderar al interior del PRI la oposición tricolor y criticar -y vaya que temas hay- al Gobierno del Estado, ese partido antes todopoderoso, está en la ruina político-electoral, ruinoso.
Mucho tiene que ver el trabajo con el que ha contribuido a esa ruina el Presidente de la República, quien después de recuperar Los Pinos para el PRI después de dos sexenios panistas, ha perdido gobiernos estatales, alcaldías y muchas representaciones legislativas en los estados, a partir de un Gobierno Federal que no resuelve los problemas de violencia de alto impacto, que no promueve la justicia en los temas de violencia social, que no ha estructurado una estrategia integral para contener la ola de ejecuciones producto de enfrentamientos de los cárteles de la droga, ni ha parado la corrupción en las corporaciones federales. Además, la silenciosa, paulatina, pero segura devaluación del peso, la crisis económica, el alza en la inflación producto de sus medidas impositivas como el incremento al precio del combustible, o el hecho que sus reformas estructurales no hayan transformado a México en el país de la tranquilidad financiera, el Estado de Derecho, la equidad y la justicia.
Aun así, con un PRI ruinoso que en el ámbito nacional y en las encuestas para la elección a la Presidencia de la República en 2018 aparece en un tercer sitio, sea quien sea el candidato, y que en Baja California no tengan verdaderos líderes de oposición en el Congreso o en el partido, y eso los haya sumido en la ignominia política, hay quienes se pelean por las ruinas tricolores.
Es así, por denuncias, pleitos legales y partidistas, que Chris López, quien cubrió la dirigencia de Nancy Sánchez, debe salir de tal posición y emitir una convocatoria. Lo lógico y lo prudente en estos momentos para el PRI, sería que la convocatoria fuese respetada, que los aspirantes se registraran, hicieran campaña interna y sus militantes votaran por el menos peor, o el que prometa que encabezará a la oposición que representan. Pero no, todo indica que la convocatoria será, al estilo priista, pura letra para cumplir con los requisitos, y en su lugar todos elegirán a un candidato de unidad -realmente a un designado- para administrar los vestigios priistas.
En el PRI no entienden que los tiempos han cambiado, que las sociedades son cada vez más participativas exigen procesos transparentes y votos directos para una mejor rendición de cuentas y de posiciones políticas. David Ruvalcaba, otro priista tijuanense de la vieja guardia, es quien ha sumado la mayoría de apoyos hasta el momento y, aun cuando no existe convocatoria, para convertirse en el próximo dirigente del PRI en Baja California. Lo apoyan en la Confederación de Trabajadores de México, en las organizaciones populares, los hankistas -si eso sirve de algo- y, a como va, se perfila para ser el líder de unidad.
Mal hará el PRI en seleccionar a su nuevo dirigente de esa manera, empezando en la simulación, lo que los debe legitimar como partido social, no permitiendo que haya un proceso electoral interno, y, dando desde ya, el mote de elegido, designado, tapado, dedazo, a quien sea que vaya a dirigir ese partido.
Lo que le hace falta al tricolor en Baja California es más sociedad y menos gobiernos, hacer acuerdos con los grupos de la sociedad y enfrentar al gobierno, defender las causas sociales y enfrentar la maquinaria azul que cada vez más se corrompe y abusa de los dineros públicos, a partir de tomar decisiones unilaterales, porque en Baja California no hay oposición que los detenga, menos que los exhiba.
Si Francisco Vega de Lamadrid, sus funcionarios y sus diputados están cometiendo excesos y actos de corrupción, o simulación oficial para provecho propio, es porque el PRI ha sido comparsa de ellos, cómplice silencioso al no denunciar públicamente los excesos, al no oponerse abierta y ruidosamente en el Congreso del Estado, y con ello permitir a este gobierno mal administrar los recursos del Estado.
Ya que van a cambiar a Chris López, sería bueno que también renovaran las dirigencias municipales que no se ven ni se escuchan, y al líder de la fracción parlamentaria tricolor local. Lo que les hace falta son líderes de oposición que no estén comprados por el gobierno, que no estén sometidos con negociaciones políticas y que, de ser necesario, empiecen por sancionar a los suyos, para demandar castigo a los del gobierno.
Ahora que saldrá la convocatoria para renovar la dirigencia estatal del PRI, en el partido tienen una enorme oportunidad para dejar de ser comparsas del PAN en el Estado, y recuperar un poco de la dignidad política que debe tener toda oposición. Es hora.