La elección en el Estado de México, para la gran mayoría de los mexiquenses es un asunto de rendición de cuentas, y parece están dispuestos a castigar al partido que los ha gobernado por los últimos 80 años. Hasta la más gobiernista de las encuestas indica que en el mejor de los casos, el tricolor alcanzará solo un tercio de la votación. El voto cautivo del PRI es muy importante, pero insuficiente cuando voto libre no lo acompaña y, sin duda, ese tipo de voto es el que por diversas circunstancias lo ha abandonado, por eso están exprimiendo el voto cautivo repartiendo ignominiosas tarjetas de dinero que prometen activarse en cuanto el ciudadano poseedor vote por el PRI; presionando con chantajes a las estructuras territorial de los distintos programas sociales del Estado, pero no alcanza, pues el voto de castigo se ha ido concentrado en la candidatura de Morena. ¿Qué paso?
Con los datos del desprecio popular, la vieja máxima de “divide y vencerás”, fue, desde un principio el eje de la estrategia tricolor: con todos los elementos a su alcance evitaron a toda costa la venenosa alianza entre amarillos y azules, y concentraron sus esfuerzos en destruir la poderosa imagen de Josefina Vázquez Mota. Lo consiguieron rápidamente, el objetivo lo tenían visualizado desde que el gobierno de EPN le dio 1000 millones de pesos para una de sus “fundaciones”, la tenían agarrada de las orejas desde un principio. Con la ex candidata presidencial en la lona, respiraron aliviados, pues el otro tercio, la izquierda, estaba dividida, pero el respiro solo duró un instante, el estrés volvió irrefrenablemente cuando se enteraron de que el derrumbe de Vázquez Mota, contrario a lo previsto, no significo que el voto panista, ante la pérdida de competitividad de su candidata, y ante la amenaza de la izquierda, se inclinara mayoritariamente hacia el PRI, y más bien, comenzó a concentrarse a favor de Delfina.
En un abrir y cerrar de ojos, la candidata del “Peje” empató al priista, fue tan inocultable la situación que el olor a derrota llegó hasta el hospital en el que se encuentra recluida la maestra, quien pidió sumarse a cambio de nada más que cumplir con sus deseos de venganza. Las alarmas se prendieron, tal vez se habían desecho demasiado pronto de Vázquez Mota y ya no había oportunidad para reanimarla. La curva lógica de crecimiento y polarización en marcha, indicaba que Delfina llegaría al día de la elección con mínimo 6 puntos de ventaja, con esa diferencia imposible cualquier marranada. Pero Del Mazo, el niño fresa hijo y nieto de gobernador, la flor más cuidada del invernadero priista ha regresado a la competencia de la mano de una mata silvestre llamada Juan Zepeda.
Juan era el patito feo de esta contienda, parecía destinado a jugar el deshonroso papel de enterrador del PRD, aquel al que le tocaría tragarse el sapo del ridículo cuando el “Peje” fundiera al perredismo mexiquense y se los tragara. Su historial político era desconocido para los medios chilangos, alcalde de Neza, diputado local, ex síndico, todo de la mano de Héctor Bautista, el eficiente nuevo hombre fuerte del PRD nacional. Pero las cosas le empezaron a salir bien desde un principio: sin complejos atoró a Del Mazo en un mini debate televisivo y logró llamar la atención del electorado en tiempos en los que una mosca en las redes distrae la atención del público. Paulatinamente de enterrador pasó a resucitador. De desconocido a estrella del “canal de las estrellas”. De su historia y de las consecuencias que su meteórico cascando pueden causar para el Edomex y el país platicaremos la semana próxima.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe es Doctor en Derecho Constitucional, ex diputado local, rector del Centro Universitario de Tijuana en el estado de Sonora y coordinador estatal de Ciudadanos Construyendo el Cambio, A.C. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com