Omisión de cuidados y violencia intrafamiliar van a la alza, según reportes de la SSPM de Ensenada. La UCVI atendió 18 denuncias en diciembre de 2016; 48 en enero, 21 en febrero y 17 en lo que va de marzo de 2017
Apenas en la Navidad pasada, la gélida tarde del 25 de diciembre de 2016, ciudadanos de la delegación El Sauzal en Ensenada reportaron la presencia de una bebé de nueves meses de edad abandonada en plena calle.
Policías municipales acudieron a las calles Francisco I. Madero entre Primera y Segunda, donde, en efecto, se ubicaba la infante. Presentaba golpes en cabeza y brazos, la tiraron sobre un arroyo seco que también funciona como carril de circulación vehicular. Fue internada en el hospital y después, como marca el protocolo, puesta a disposición de DIF Estatal.
La percepción general de los ensenadenses, y las mismas autoridades lo corroboran, aunque sin estadísticas ni análisis a profundidad, es que el maltrato, o simplemente el abandono de menores de edad por parte de sus madres, va en aumento día tras día en esta ciudad.
El 27 de julio de 2016, en medio de uno de los veranos más calurosos de los últimos años, policías de la Unidad contra la Violencia Intrafamiliar (UCVI) intervinieron una vivienda de la calle El Pirul en la Lomita, colonia donde confluyen familias de clase media y de pobreza extrema. Muy cerca de colonias pudientes como la Moderna o instituciones privadas como el CETYS. En el interior se encontraban ochos menores de edad, solos.
Claudia Atenas, Ismael, Christian Sebastián, José María, Moisés Adrián, Evelyn Giselle, Janise Valeria y Hannah Vanessa, todos hermanos entre 2 y 12 años de edad, estaban en medio de la suciedad, desnutridos, sin asistir a la escuela desde hace un año, e incluso ninguno de ellos contaba con acta de nacimiento. La autoridad determinó que tal hogar no era apto para el desarrollo físico y mental de los pequeños.
En los partes policíacos que diariamente la Secretaría de Seguridad Pública Municipal turna a los medios bajo el título de “Hechos relevantes” o “Resumen de novedades”, son cada vez más frecuentes los casos catalogados como “Omisión de cuidados”, al margen de “Violencia intrafamiliar” que incluye maltrato infantil, abuso sexual, problemas de custodia, menor ingobernable, acoso escolar, entre otros.
En diciembre de 2016, la UCVI atendió un global de 18 de estos reportes, en específico cinco por omisión de cuidados, dos por abuso sexual, dos por abandono de menor y dos por maltrato infantil. En enero del presente año atendió 48 casos, siete por maltrato infantil, cuatro por omisión de cuidados y un abuso sexual. En febrero sumaron 21 casos: dos de maltrato infantil y 2 dos de abandono de menor. Hasta el 13 de marzo del año en curso, iban 17 denuncias, entre éstas, dos abusos sexuales y cuatro de maltrato infantil.
Para la autoridad municipal, el incremento en los números se debe llanamente al aumento de personal en la UCVI, en la presente administración: “Voy a suponer que se dio más atención directa. Esta unidad originalmente no tenía el mismo número de elementos”, explicó el subdirector operativo de Seguridad Pública, Jesús Luna Lezama.
Detalló que antes, la UCVI estaba muy limitada y muchos de los reportes los atendían los oficiales de cada delegación. Sabe que ahora se atiende con más eficacia, pero no hay comparativos ni estadísticas de cuatro meses atrás, es decir, antes del inicio del actual trienio: “Ignoro por qué”.
Los reportes llegan al 911, o directamente a la UCVI cuando ya hay antecedentes. Personal de esta unidad acude al lugar y hace las entrevistas necesarias. Si resulta un caso de abandono de menor, se traslada a la víctima a la estación de Policía, se le práctica examen médico y se canaliza a DIF Estatal. Hasta ahí cumplen con su protocolo. Si existe un adulto involucrado y lesiones de por medio, se le turna al Ministerio Público.
“Una omisión de cuidados es cuando se encuentran bajo la responsabilidad de una persona adulta, un familiar directo o una persona capaz, pero hay descuido, porque a veces sucede que los dejan con un familiar pero es una persona discapacitada, otro menor, o de la tercera edad, que ya no tiene la posibilidad de estar atendiendo al menor en sus necesidades”, explicó el funcionario policíaco.
Por eso también es frecuente que se encuentre a niños muy pequeños deambulando por la calle o extraviados: “Se les encuentra afuera del domicilio, encerrados en algunos casos, o si no encerrados, sin alimentación, o con alguna vestimenta no adecuada al clima”.
Luna Lezama indicó que los casos de violencia intrafamiliar son complejos porque confluyen los factores anímicos, sicológicos, físicos, económicos: “A veces hay reportes donde una madre está reprimiendo de tal manera a los menores que les está causando una lesión severa o marcas en el cuerpo producto de que le azotó con un cinto, por ejemplo, o algún golpe, lo que es evidencia que está siendo maltratado”.
Miseria, drogas y violencia, el contexto
La tarde del 17 de octubre de 2016, una niña de 4 años fue ingresada de urgencia a la Clínica 14 del Seguro Social en la delegación El Porvenir, en la “Ruta del Vino”. Policías municipales le abrieron camino a la abundancia para llegar hasta la sala de operaciones y salvar a la menor, quien había recibido una golpiza.
Mientras que en la zona conocida como “Ruta del Queso”, Delegación Real del Castillo, policías municipales que hacían un recorrido por la calle Lázaro Cárdenas, se percataron que una menor de edad caminaba al lado de un adulto, cuando de repente el tipo le lanzó una patada a la niña. Noemí, de 11 años, relataría después que el agresor es su padre, que es un borracho y que constantemente la golpeaba, además de llevarla a lugares donde su progenitor bebía con otros adultos.
Y están los casos de Julián, de 7 años de edad, de Lomas El Sauzal, golpeado en labios y mejillas; Jorge, de 9 años, de La Misión, a quien el marido de su abuela golpeó con un tablón en piernas y brazos; Víctor Giovanni y Ezequiel Xavier, de 8 y 6 años, respectivamente, con hematomas en el rostro, provocadas por su padre porque se les hizo tarde para ir a la escuela, en Santa Anita.
O casos extremos como el de Abigail, de 14 años, herida de un balazo en el Ejido Sonora del Valle de la Trinidad, sin esclarecerse el motivo de la agresión. O Noé Nicolás, de 11 años, a quien su madre, aparte de golpearlo, le quemó la mochila y todos sus útiles escolares “porque no me hace caso y es muy burro, y ya no quise que fuera a la escuela”.
Son muchos casos de niños que se encuentran vagando en la calle por el simple motivo de que huyeron de su casa ante los malos tratos recibidos. Y además de la violencia per sé en el entorno familiar, también cada día se encuentran en los partes policíacos contexto de la drogadicción.
Vecinos de la colonia Lomas de la Presa reportaron que los niños Elena Kelineth, de 3 años, y Dylan Aarón, de 10 meses de edad, eran severamente golpeados por sus padres y que siempre los traían sucios. Cuando llegaron los gendarmes encontraron a María de los Ángeles drogada, confesó que ella y su pareja tienen adicción al “cristal”.
Policías municipales que hacían un recorrido por el fraccionamiento El Roble, asentamiento popular al Este de Ensenada, intervinieron un “picadero” donde también se encontró a un menor de 2 años de edad. Mientras que en la calle Octava y Blancarte, en pleno centro de la ciudad, encontraron dentro de un “picadero” a Andrea, de 8 años, cuyos padres no registraron ni inscribieron en escuela alguna.
Apenas en noviembre pasado, Juana Erika ingresó con trabajo de parto al Hospital General, aparte de los dolores propios de su estado, la mujer iba drogada, dio a luz a un niño varón, al que abandonó apenas logró escapar del nosocomio.
De la colonia Lomitas llegó el reporte de una riña. Cuando los municipales llegaron al domicilio se encontraron a Susana, de 31 años, vociferando y en evidente estado de ebriedad y adicta al “cristal”. Le reclamaba a su ex pareja para que le “regresara” a su hija, una bebé de dos meses, con quien la dejó, sin ser su padre, durante varios días.
A veces, pareciera ser que todo el motivo del descuido o maltrato a menores es nada más por motivos económicos, la miseria. Como el caso de Ryhan Paul y Melanie, de 4 y 7 años, respectivamente. De una casa hogar ubicada en San Antonio de las Minas, en el Valle de Guadalupe, llamaron a la Policía porque una mujer insistía en dejarles a sus hijos, “porque ya no los puedo mantener, no tengo trabajo ni dinero”, argumentó.
En la colonia Popular 89, una de las zonas más paupérrimas y pobladas del puerto, la Unidad Contra la Violencia Intrafamiliar rescató a cinco menores dentro de un hogar en deplorables condiciones. Ahí encontraron a Elizabeth Gainor, de 20 años, con sus dos hijas, Yoselin y Mayeli, de 3 años y 10 meses. También estaba en el domicilio Eloísa, de 53 años, a su vez con sus hijos Ángel Isaac, Miriam y Abraham, de 13, 12 y 9 años de edad. Once personas en una sola vivienda que se encontraba llena de basura en el patio y habitaciones, heces de perro, sin servicios de agua ni electricidad, algunos niños con gripe, otros con piojos, y sin asistir a la escuela.
Los anteriores son solo algunos casos de niños sucios, desnutridos, golpeados, corridos de su casa, deambulando por la calle, abusados, en “picaderos”, en hacinamiento o promiscuidad, que ZETA encontró en una revisión exhaustiva que se hizo del parte policíaco que diariamente la Secretaría de Seguridad Pública Municipal manda a los medios pero, afirman, no cuentan con tales archivos. En la revisión enfocada a 2016, se encontraron 58 casos.
— Independientemente que no tengan estadísticas, en su experiencia como corporación policíaca, ¿han aumentado los casos de maltrato y omisión de cuidados a menores?, se le pregunta al subdirector operativo de Seguridad Pública.
“Sí, han aumentado, seguramente tiene que ver también con el aumento poblacional, con la situación socioeconómica”.
Frialdad institucional
“Sí”, responde escuetamente Consuelo Luna Pineda, procuradora para la Defensa de los Menores y la Familia, cuando se le cuestiona si ha aumentado la incidencia de estos casos.
— Pero ¿por qué? ¿Cuáles son las razones sociales, familiares, sicológicas, etcétera?
“Cada caso es diferente, puede ser por problemas familiares, psicológicos, entre otros”.
Explicó que a esa instancia llegan las denuncias de forma personal, telefónica, escrita o anónimamente por la línea 089. Los casos se canalizan al área de trabajo social, se verifican e investigan los hechos para determinar si es necesaria la separación de los menores de edad de sus padres o tutores. Si es así, un equipo multidisciplinario -jurídico, sicológico y de trabajo social- emite un plan de restitución de derechos de patria potestad, “a fin de restituir de manera plena los derechos de las niñas, niños y adolescentes”.
La funcionaria corrobora que el delito más recurrente es omisión de cuidado, que incluye “que no asistan a la escuela, que no estén registrados, dejarlos solos, que no les den de comer…”.
Informó que durante enero del presente año, de 150 denuncias recibidas a nivel estatal, 16 correspondieron a Ensenada, y en enero, de un total de 142 a nivel estatal, igualmente 16 para este puerto. Cuatro casos denunciados en San Quintín.
— ¿Nada más tienen estadística de lo que va del presente año, no de 2016 o años anteriores?
“Por el momento es la estadística que tengo”.