Cuando el doctor le dice a Mayra que su cáncer es terminal y tiene seis meses de vida, más allá de hacer un drama y deprimirse por la fuerte noticia, ella decide que es tiempo para dejarle en claro a su familia cómo quiere que sea su funeral.
Madre de dos hijas que no se llevan bien y un esposo que perdió toda comunicación con una de ellas, Mayra redacta las instrucciones para que Alec, Helena y Gina, las lleven al pie de la letra después de su deceso.
“Instrucciones para una Muerte Feliz” se presentó en la Sala de Espectáculos del CECUT en dos funciones, donde el público de Tijuana pudo disfrutar de una puesta en escena conmovedora, sutil y divertida que los puso a reflexionar sobre un tema que casi nadie quiere tocar: la muerte.
Con las actuaciones de Susana Alexander, Javier Díaz Dueñas, Mariana Garza y Sophie Alexander-Katz, la obra de la escritora Laura Wade fue reproducida excelentemente por los histriones que cuentan la historia de una madre que desea que su funeral no sea como el de todos, triste y solemnemente tétrico.
“No quiero un director de funeral, quiero un entierro en un bosque, quiero un ataúd de cartón, que esté pintado con corazones y lencería sexy, que la sepulten con ropa calientita, que le pongan flores de primavera, y que la familia se quede hasta que se selle su tumba”, entre otras instrucciones que harían a la matriarca feliz cuando llegue su momento.
“Me gustaría que mi ataúd estuviera adornado con estrellas, nubes y una luna”, les sugiere.
Y mientras el triste suceso llega, Mayra busca unir a su familia, pues, sería su dicha completa saber que las hermanas que antes no se llevaban bien tengan más acercamiento y el padre que le retiró el habla a una de ellas, retome la comunicación.
Entre risas, reflexiones, pasajes de su vida cuando eran un matrimonio feliz y recuerdos que los reencuentran con su presente, Mayra conecta a su familia, renace el amor entre hermanas y padre, para que el viaje eterno de la madre sea como ella lo quería… feliz.
Al final, y después de ver varios cementerios, Helena, Gina y Mayra encuentran el ideal, lleno de árboles, mucho pasto, donde la naturaleza traerá en cada primavera un renacer de las flores, y con ello el recuerdo de una madre cuyo único objetivo antes de su muerte fue conectar a su familia en armonía y amor.
El público de Tijuana despidió a los actores con un sentido aplauso y de pie, muestra de que la historia y el trabajo escénico los conmovió, mientras Susana Alexander les decía: “Gracias por el milagro de su presencia”.