La presentación del libro “Miradas al Cine Mexicano”, en el que coordinó 37 ensayos escritos por más de una veintena de investigadores, permitió la reciente visita del historiador a Tijuana, donde además de compartir detalles de la publicación, habló sobre su quehacer como estudioso del séptimo arte
A finales de los 60s, y a punto de graduarse como licenciado en Historia por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la sugerencia de una maestra hizo que Aurelio de los Reyes contemplara unir su carrera con la pasión que tenía por el cine, sin saber que sería un camino que ya no abandonaría y su mayor satisfacción en la vida.
“Cuando empecé mis investigaciones sobre cine, que era un tema nuevo, entonces hubo mucha resistencia, pero ahora la academia ya ha aceptado al cine dentro de sus lineamientos y hay mucho más interés de ellos y de la gente joven; desde luego también hay más apoyo de las instituciones educativas, al menos paulatinamente. Se ha avanzado en todo, no todo lo deseable, pero es mejor lo que hay que lo que no hubiera”, recordó De los Reyes en entrevista con ZETA previo a la presentación de “Miradas al Cine Mexicano” en la Sala Carlos Monsiváis.
Creador de libros como “Medio Siglo de Cine Mexicano”, “Cine y Sociedad en México”, “México: Un Siglo de Imágenes” y “Filmografía del Cine Mudo Mexicano”, destaca que el paso del tiempo también le ha hecho un poco de justicia a la preservación de materiales a través de casos como el acervo que hay en el archivo de la Filmoteca UNAM y el laboratorio de restauración digital de la Cineteca Nacional: “Ahí, por ejemplo, restauraron ‘El Automóvil Gris’ y recibieron en donación una colección de películas de la etapa muda que están en proceso de restaurar. La Filmoteca de la UNAM tiene la colección (Salvador) Toscano y la colección de los hermanos Alba, que son las más importantes de material de cine mudo. Eso es un gran adelanto a algo que antes no había”.
Con otras referencias como las cinco horas y media de material restaurado digitalmente sobre la Revolución Mexicana, que se presentaron en la edición 2013 del Festival de Cine Mudo de Pordenone (Italia), quien en ese evento fue reconocido con el Premio Jean Mirty, también señaló las ventaja de la actual tecnología, aunque su oficio directo sea más tradicional: “Mi trabajo es fundamentalmente identificar las películas y darle secuencia a las imágenes porque hay material fragmentado, desordenado, sin subtítulos. En un rollo uno puede encontrar escenas de la Decena Trágica del viaje de Madero y el sepelio de Carranza sin ninguna identificación. Mi trabajo es ir identificando fragmento por fragmento y luego seleccionar los que son de una sola película o aspecto, por ejemplo la Constitución de 1917 en Querétaro, que es lo más reciente que hice”.
— ¿Cómo se arma ese tipo de rompecabezas?
“Con experiencia, dicen que todas las cosas llegan a su tiempo, puedo hacerlo porque se me facilita la identificación de imágenes por haber ilustrado 17 de los 22 tomos de historia de la revolución. Hasta cierto punto eso me da facilidad por las imágenes y me permite hacer este trabajo de identificación de la película, que es laborioso y desde luego me lleva tiempo hacerlo, pero es grato. La mera verdad es que cuando todos ven el resultado piensan en el inmenso trabajo que hice, pero yo no lo siento así; lo siento más solo como un trabajo que me da gusto y placer entero”.
— Un placer que siempre ha estado…
“Sí, el cine es mi cordón umbilical porque me viene de mi familia materna y de mi madre misma, que tenía un aparatito de ocho milímetros con el que me tomó película desde que tenía como dos meses y que me enseñó desde chiquito. Como era de familia antigua tenía muchas fotografías, como 300 del Siglo XIX. Nací muy familiarizado con la imagen, para mí por eso esto del cine es de toda la vida, desde que nací”.
— Y en la actualidad, ¿cómo percibe el cine?
“Ahora casi no voy al cine, estoy muy metido en mis libros y no tengo el tiempo que tenía cuando era joven y me veía cuanta película estaba programada. Por mucha voluntad que tenga no puedo, porque me tiene mucho más atado un libro al que le doy preferencia. Estoy preocupado porque quiero escribir libros antes de que llegue lo que ha de llegar, por eso casi no voy al cine, ni veo películas actuales; ni mexicanas, ni de ninguna, muy a mi pesar”.
— ¿Cuáles son esos libros pendientes?
“El libro que estoy haciendo ahora y que me ha llevado más tiempo de lo que quería, porque según mi proyecto era para el año pasado, es sobre el impacto de la narrativa cinematográfica en la literatura mexicana de la post revolución; un replanteamiento de todo lo que se dice de la novela de la revolución, así que obviamente tengo que ir contra todo lo establecido y para eso necesito fundamentar bien todos mis puntos de vista, es irme con cuidado y exigencia. Tengo otro de los archivos de Maximiliano en Trieste y Viena que ya terminé en investigación y me está esperando. Luego el volumen 4 de ‘Cine y Sociedad en México’, que cubre los años de 1928 a 1932 y el volumen 5, que son los apéndices de esta serie con las filmografías.
“Me urge terminar, pero para cada libro me llevo como cuatro o cinco años, por eso estoy más preocupado por esto que por otra cosa, pero satisfecho con lo que he hecho porque ha sido puro gusto”.
Con 74 años de edad, Agustín de los Reyes sigue trabajando la investigación de materiales directamente de la película, apoyándose en una mesa con vidrio esmerilado, cristal y cuentahílos, para el análisis e identificación de las imágenes, mientras que, cuando se trata de hacer investigaciones a fondo, recurre a sus exalumnos ahora investigadores para su trabajo en el cine a través de ellos, como fue el caso de “Miradas al Cine Mexicano”, proyecto que coordinó y lo trajo de vuelta a Tijuana tras casi dos décadas de ausencia.