A invitación de mi hermano y primo Polo Abaroa Caso acudí con mi familia a disfrutar del Abierto Mexicano de Tenis en Acapulco. He de confesar que nunca había acudido a presenciar un juego profesional del denominado “deporte blanco” a pesar de ser uno de mis favoritos.
Por la edición 24 del Abierto en Acapulco los organizadores hicieron un gran esfuerzo por traer figuras que no solo aseguran una calidad importante sino también una taquilla redituable. Entre los nombres que destacaron figuraron Novak Djokovic, número 2 del mundo y quien por casi dos años estuvo al frente de la clasificación mundial; Rafael Nadal, quien después de varias lesiones está de vuelta para ubicarse en el lugar seis mundial, y Juan Manuel del Potro, quien en su condición de jugador argentino es muy querido en toda Latinoamérica.
A esta camada de extraordinarios jugadores se sumaron otros ubicados en los primeros lugares del orbe, lo que generó una amplia expectativa. Pero más allá de los resultados deportivos en lo personal tenía como curiosidad la respuesta que tendría la gente y la capacidad organizativa de un evento de esta envergadura en una ciudad azotada por la violencia que ha mermado la presencia de turistas desde hace algunos años.
Afortunadamente el saldo fue blanco (desde hace años así se ha presentado) y para mi agradable sorpresa la organización fue un éxito. Acapulco se puso por una semana en el reflector mundial con resultados altamente positivos. La seguridad a cargo de los cuerpos policiacos fueron discretos, salvo cuando llegó la hija del Presidente Enrique Peña Nieto con sus amigos y el Estado Mayor Presidencial en una desafortunada acción instaló vallas generando el malestar de los asistentes.
Si yo le pusiera un “pero” a la organización es que los productos que se consumen dentro del complejo del torneo son verdaderamente caros. Entiendo que esos locales se rentan y los comerciantes quieren obtener ganancias, pero los precios me parecieron exagerados a pesar que es un evento dirigido a una clase social alta y media alta.
En lo personal me genera un enorme gusto que México pueda ser sede de eventos de clase mundial, tenemos como ejemplo la Fórmula 1 en su tercera edición, el regreso del futbol americano profesional donde jugarán los campeones Patriotas de Nueva Inglaterra y su máxima figura Tom Brady, recientemente un torneo de golf profesional y a principios del 2018 una serie de béisbol de las grandes ligas en Monterrey.
En todos estos espectáculos deportivos hay que reconocer el esfuerzo de las autoridades, pero muy en particular la de los empresarios que arriesgan su capital y que afortunadamente para ellos les reditúan con amplias ganancias. La respuesta del público a todo tipo de eventos siempre es satisfactoria, dicen que los mexicanos en ese sentido somos bastante “nobles”.
En el tema de las autoridades deben de tener cuidado de no confundir las actividades recreativas con su función de gobernar. Es decir, la gente no es tonta por más espectáculo que se les brinde. Para muestra es que en la premiación del Abierto de Tenis cuando presentaron al Gobernador del Estado de Guerrero fue abucheado, el Secretario de Turismo Federal seguro se salvó de una rechifla porque no lo presentaron como representante del Presidente Peña Nieto.
El puerto de Acapulco finalizó una semana redonda en todos los sentidos, la ocupación hotelera fue casi del 90% lo que genera gran ánimo en el sector turístico.
Por lo pronto para mi deleite pude apreciar de un tenis de primer nivel y espero estar presente en la edición 25 del Abierto Mexicano de Tenis.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas y comunicación; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de Medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro