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sábado, febrero 17, 2024
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Nueva epidemia que afecta a los mexicanos

Les cuento que salí muy triste de la cita que tuve hoy. El médico me dijo que tenía prohibido cualquier tipo de entretenimiento: ir al cine, bares o restaurantes. Que además no podía volver a comer pollo, carne, pescado o mariscos. Mucho menos beber o fumar. Nada de salir a centros comerciales o de compras.

Le pregunté:


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Doctor, ¿qué es lo que tengo?

Usted tiene, tiene…un salario mínimo.

Autor: Cualquier ciudadano de este país.


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Padre e hijo

Papá, ¿me ayudas con la tarea?

Sí, hijo.

Dime 5 animales que vivan en el océano.

4 tiburones y 1 delfín.

Gracias, papá.

De nada, hijo.

Autor: Maestro reprobador de papás.

 

Discriminación a la gallega

Un gallego entra a una tienda y le dice al vendedor:

¿Me vende este televisor?

¡No!, aquí no se atienden gallegos.

El gallego sorprendido le pregunta al vendedor:

¿Cómo sabe usted que soy gallego?

Y el vendedor le responde:

Muy fácil, éste no es un televisor, es un horno de microondas.

Autor: No sabemos si el anónimo es Venancio o Manolo.

 

Carta a mi jefe I

Nunca me dé el trabajo por la mañana. Hágalo después de las 6:00 de la tarde. Siempre es gratificante contar con el reto de trabajar bajo presión.

Si es algo urgente, por favor interrúmpame cada 10 minutos para saber cómo voy. Eso sí que ayuda. O mejor aún, mire sobre mi hombro y corríjame cada vez que doy un teclazo equivocado en el ordenador.

Siempre salga de la oficina sin decirme a dónde va. Eso me brinda la oportunidad de estimular mi creatividad cada vez que alguien me pregunte por usted.

Si mis manos están llenas de papeles, cajas o libros, ¡no me abra la puerta! Necesito aprender a valerme por mí mismo en el caso de que me quede impedido: abrir las puertas sin ayuda es un excelente ejercicio.

Si me da más de una misión por cumplir, no me diga cuál es la prioridad. Así podré ejercitar la telepatía.

Haga hasta lo imposible por tenerme en la oficina hasta tarde. Me encanta estar aquí y en realidad no tengo a dónde ir ni nada más que hacer que no sea mi trabajo. Casi carezco de vida propia.

Si mi rendimiento le satisface, manténgalo en secreto. Si se sabe, podría ser causante de un ascenso. Además, si no lo sé, me seguiré esforzando para que así sea.

Si no le satisface mi trabajo, hágaselo saber a todo el mundo: me encanta que mi nombre sea el más mentado en las conversaciones. Pero no me lo diga a mí, podría herir mis sentimientos.

 

Carta a mi Jefe II

Si tiene instrucciones especiales para la realización de algún trabajo no me las escriba. De hecho, ni siquiera las mencione hasta que ya casi haya terminado el trabajo. ¿Qué necesidad hay de confundirme con información poco útil?

Nunca me presente a la gente con la que está. No tengo derecho a saber nada. En la cadena alimenticia de la empresa, hay quien cree que yo solo soy el “Plancton”.

Cuando usted haga una referencia a esas personas en el futuro, yo utilizaré de nuevo mis poderes psíquicos para saber de quién me habla.

Sea agradable conmigo solamente cuando en el trabajo que yo estoy realizando esté en juego su propia vida, o bien, si un mal resultado pudiera enviarle directamente a usted al infierno de los jefes.

Cuénteme todos sus pequeños problemas. Nadie más los tiene y es bueno saber que alguien es menos afortunado que uno mismo. En especial disfruto la historia en la que me explica la enorme cantidad de impuestos que tiene que pagar cada vez que le dan a usted un bonus por ser un gran jefe y haber hecho que entre todos consigamos los objetivos.

Espere a que venga mi revisión anual de resultados para entonces decirme cuál debió de haber sido mi objetivo principal.

Califique mis resultados como mediocres y deme un aumento basado en la inflación. De cualquier forma, yo no estoy aquí por dinero: ¡zoi un pofezioná!

 

Carta del jefe

¡Deje de hacerle al poeta y póngase a trabajar!

 

Macabro hallazgo

Las autoridades en el Condado de Sr. Johns, Florida aún no saben por qué un tiburón muerto de casi 2 metros de longitud apareció en un carrito de compras en el estacionamiento de una sucursal de Walmart.

Los oficiales de la policía hablaron con el dueño de una casa rodante que estaba colocada junto al cadáver del animal quien dijo haber encontrado los restos en el cofre de su vehículo y que fue él quien los colocó en el carrito.

Días después, la policía encontró otro tiburón muerto en la entrada de una casa particular.

No saben si ¡EN ZERIO! andan tras la pista de un asesino serial de tiburones o qué rayos pasa.

 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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