Aunque el alcalde Juan Manuel Gastélum y algunos de sus funcionarios declararon no viable la construcción de viviendas para la comunidad haitiana en el Cañón del Alacrán, el pastor Gustavo Banda, quien encabeza el proyecto, asegura no se le ha notificado que haya algún impedimento para la obra, en cuya primer etapa se prevé edificar 22 casas.
Después de que personal de Protección Civil acudió al sitio para calificar la zona como no segura para la edificación, el director del albergue Embajadores de Jesús, se presentó a la Dirección de Administración Urbana del Ayuntamiento para responder a un citatorio, el 15 de marzo. “Se nos informó que no se estaba deteniendo la obra, me explicaron que debo presentar el pago del predial vigente, el título de propiedad, el dictamen de uso de suelo y la factibilidad de la Comisión Federal de Electricidad para tener el permiso de construcción”, expresó.
Será el martes 21 de marzo cuando el pastor Banda regrese con la documentación. “Yo decidí no continuar la construcción, hasta que tenga todos los permisos”, precisó.
Sin embargo, el secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, Ricardo Lomelín Clapera, opina lo contrario, “están en una zona condicionada, de riesgo, se tienen que hacer varias consideraciones para proceder a una construcción en esa zona en lo particular”.
Lomelín señaló que el Ayuntamiento pretende evitar afectaciones como en los casos recientes de Camino Verde y Valle Sur II, por lo que se requerirían una serie de estudios en la zona antes de poder construir.
El funcionario argumentó que el suelo en Tijuana presenta particularidades que pueden derivar en la existencia de tierra sólida y tierra inestable para la construcción en un mismo predio, con lo que justificó que existan construcciones cercanas a donde se construyen viviendas para los migrantes.
Por su parte, el director de Protección Civil Municipal, José Rito Portugal, insistió en que, por su sola topografía, el Cañón del Alacrán es considerado zona proclive a afectaciones hidrometeorológicas según el Atlas de Riesgos de la ciudad.
El riesgo, declaró a ZETA, es para todas las edificaciones en la zona y no solo para el asentamiento migrante, ya que con lluvias pueden presentarse avenidas rápidas de agua, deslaves y derrumbe de piedras, lo que pondría en peligro las vidas de quienes ahí habitan.
“Llegan un poco tardías esas advertencias, después de ocho meses de ser el albergue más grande de la ciudad, trabajando con todas las autoridades de gobierno. Nunca me pusieron un sello cuando pasaron las tormentas ni los miré cuando en verdad había lluvias fuertes”, respondió el pastor Banda.
Añadió que en 25 años que lleva viviendo en la zona, ha insistido en la canalización de la sub cuenca Los Laureles, que corre a un lado del albergue y de las viviendas. “Que se haga el canal para que no sea una zona de riesgo y que comiencen con la recolección de basura”, detalló sobre los basureros clandestinos que abundan en el área.
Al respecto, el alcalde declaró que su gobierno carece de los recursos económicos para cambiar el cauce del arroyo que corre de manera natural por el cañón. Añadió que a su administración le corresponde advertir del riesgo a quienes ahí habitan o construyen.
