Pepe Avelar es ex presidente del Comité de Turismo y Convenciones de Tijuana, conocido además por haber encabezado, en el proceso electoral de 2016, al grupo de ciudadanos que promovieron candidaturas independientes para participar en las elecciones locales por primera vez en la historia de Baja California.
Pepe es, pues, un ciudadano informado y activo en la comunidad. Pero con su comentario en una de sus redes sociales el día de ayer, Avelar es el reflejo del sentimiento de muchos tijuanenses. Escribió: “Qué felicidad. En la Gabilondo-Cubillas (donde vivo y trabajo) ¡ya no hay baches!… ya la colonia completa es un solo hoyo sin fin”.
Efectivamente, Tijuana está convertida en un bache inmenso. Hoyos, hoyotes, hoyancos, hoyitos, baches de todas dimensiones de longitud y profundidad, están presentes en todas las calles. Sí, es verdad, llovió ¡pero ya salió el sol y la ciudad sigue igual!, y los conductores habremos de sortear los baches con el riesgo de provocar un accidente, además de perder tiempo y esfuerzo, que en época de crisis económica se traduce en pérdida de dinero.
Tampoco se ven en las calles las cuadrillas municipales reparando los baches, ni aquella máquina que se tenía en la administración de Carlos Bustamante para bachear en frío, o la maquinaria en el Ayuntamiento del doctor Jorge Astiazarán para hacer esos trabajos en pocas horas y en mucha cantidad.
Vamos de pésimo en peor, más allá de la sorna o el sarcasmo con el que los tijuanenses tomemos el desaseado contexto urbano en que sobrevivimos, cuando en una ciudad lo que fallan son los servicios públicos. Y en Tijuana, algo anda muy mal.
Aparte de la terrible situación de calles y avenidas, debido a los baches que obstaculizan el tránsito, tenemos un serio problema con la recolección de la basura. Hay zonas de la ciudad donde deben esperar hasta una semana para que pase el camión de la basura. Otra irregularidad en los servicios públicos es el hecho que, aun con la inversión en tres administraciones públicas y el incremento a los impuestos en la actual, gran parte de Tijuana siga a oscuras. Las luminarias no funcionaron con Carlos Bustamante, el doctor Astiazarán compró las que pudo pero no fue suficiente, y hoy día no han comprado, ni concesionado, ni negociado (al menos no públicamente) la adquisición de luminarias o el arranque de un programa de restablecimiento para dar luz a la ciudad.
La oscuridad en las calles llama a la inseguridad, la suciedad en las banquetas es reflejo de la ineficiencia, los baches, el ejemplo de un mal gobierno.
Juan Manuel Gastélum Buenrostro no es nuevo en la política, aunque presuma mantener un despacho porque de eso vive, ha sido diputado, e incluso ya fue alcalde de Tijuana, aun por unas cuantas semanas, cuando hizo efectiva la suplencia en la presidencia municipal cuando en 2001 el titular, Francisco Arturo Vega de Lamadrid, dejó ese
encargo para buscar de infructuosa, la candidatura de su partido al Gobierno del Estado.
Podría esperarse, entonces, que Gastélum tuviese ya algo de experiencia y actuara en consecuencia para solucionar los problemas de Tijuana, específicamente los esenciales que competen a la administración municipal: mantenimiento de las calles y avenidas, pavimentación, bacheo, luminarias, recolección de basura, un servicio eficiente a los ciudadanos, la prevención del delito y la aplicación del Bando de Policía y Buen Gobierno.
Pero tal parece que en ninguno de esos aspectos esenciales de una buena administración municipal, el XXII Ayuntamiento que encabeza el panista ha destacado. Cosa contraria, hay mucha política, mucho manejo mediático, mucha inauguración de programas de resultados intangibles, mucha foto, mucha sonrisa y muy pocas acciones efectivas de la administración pública. Raro, insisto, si consideramos que Gastélum ya fue presidente municipal, y que el secretario de Gobierno se precia de ser un funcionario-político, de primer nivel.
Algo anda mal si el ex alcalde Jorge Astiazarán Orcí ha de salir a aclarar la real situación de la ciudad y no hay quien oficialmente le diga lo contrario. Algo anda muy mal si dicen que no se puede bachear de manera efectiva, ni recolectar la basura, ni encender la luz, porque no hay dinero que le alcance, pero el ex presidente municipal les dice cuánto, dónde y cómo les dejó millones de pesos para que pagaran nómina y echaran a andar la maquinaria gubernamental en la prestación de servicios.
Algo anda mal en Tijuana cuando los regidores son ignorados, cuando se les oculta información de la administración central, y se les retrasa la participación en sesiones formales de Cabildo.
Algo anda mal cuando en lugar de solucionar todos estos problemas de la esfera municipal que refieren los ciudadanos hartos del caos tijuanense, el alcalde se entretiene en intentar “deshacerse” de quienes considera sus enemigos políticos, como el Teniente Julián Leyzaola, a quien la Sindicatura (la síndico Marcela Guzmán ha demostrado ser una subordinada del presidente municipal) inhabilitó por cinco años, reviviendo además un caso ya juzgado.
El ex alcalde Jorge Astiazarán lo dijo muy claro hace unos días, a propósito de las críticas que empezando por Gastélum, le hacen los funcionarios de la actual administración municipal: “Menos grilla y más chamba”. Agregó a pregunta expresa el doctor: “Se requiere inteligencia, organización, eficacia y experiencia para manejar una ciudad tan importante como es Tijuana”.
Y es cierto. Ojalá Juan Manuel Gastélum empiece pronto, porque a Tijuana ya le urge un gobierno ya no digamos bueno, eficiente en la prestación de servicios públicos, ya pasaron cien días y los resultados de la administración panista no se ven por ningún lado, ni en las calles libres de baches, ni en las avenidas iluminadas apropiadamente, ni en las banquetas limpias, ni en la armonía en el tránsito diario; ,menos aún en el Sistema Integral de Transporte de Tijuana, programa que ha costado mucho, pero que la actual administración denuesta e ignora por no ser de su autoría, ni del agrado de los líderes transportistas.
Algo anda mal, pues, cuando en los servicios de la ciudad no se ven los resultados y es donde debería notarse el cambio. De no accionar un plan emergente para hacer eficiente la administración pública, no solo la colonia donde vive y trabaja Pepe Avelar será un hoyo, sino todo Tijuana. A ver cuándo, alcalde.