Está ya muy cerca el 18 de marzo, fecha en la cual celebramos la expropiación de nuestro petróleo de manos extranjeras. Me pregunto, ¿aún tenemos algo que celebrar? Ahora que el Presidente Peña, aliado con el PAN, ha terminado con la exclusividad mexicana en la exploración, explotación y comercialización del petróleo mexicano. Nos han vendido esta reforma como una de las necesarias estructurales para que el país avance y se desarrolle.
Con bombo y platillo han empezado a otorgar concesiones de nuestro petróleo, primero se dijo que como no teníamos suficientes recursos financieros para explotar el petróleo en aguas profundas, requeríamos que vinieran capitales extranjeros a hacerlo. Después cambiaron su esquema y empezaron a concesionar en aguas someras, es decir, no profundas, pues como bajó mucho el precio del petróleo en el mundo, dijeron, era necesario hacerlo, si no nadie invertiría en México.
Así se empezó a regalar nuestros campos petroleros. Ése ha sido desde hace muchos años el sueño de USA y sus aliados, pues las nacionalizaciones de las compañías petroleras privadas llevaron a países como Irak o Irán a expropiarles. Así el petróleo empezó a estar en manos de los estados nacionales y las compañías resintieron estas acciones. Desde entonces el petróleo mexicano se convirtió en el blanco perfecto.
Dijo López Portillo en su momento, y dijo bien: “soy el último presidente de la Revolución Mexicana”. A partir de él, nos volcamos en alcanzar el ideal norteamericano, nos vendieron la idea que el norte era la solución de nuestros problemas, hay que ser como los gringos, a ellos hay que apostarle, dijo Jorge Castañeda Jr., Secretario de Relaciones Exteriores del Presidente Fox. Sí, la energía mexicana se volcó en la búsqueda del american dream, las tiendas, la comida, la cultura, la moda, etcétera, todo fue gringo. Pero el diseño fracasó. Los gringos solo quieren que seamos productores de materia prima, petróleo, hortalizas, frutas, etcétera, no quieren que seamos un país manufacturero. ¿Para qué? Si ellos producen todo lo que necesitamos. Para qué industrializar el país si ellos lo hacen todo y nosotros les pagamos con lo que ingresa por las materias primas, así ellos se hacen ricos y nosotros seguimos siendo sus proveedores y algo nos tocará de esa riqueza.
Desde que anunciaron que se liberaría el precio de la gasolina entendí la jugada de Peña y su equipo: subir el precio para que fuera atractivo para las petroleras extranjeras vender gasolina en México. En las últimas semanas nos han querido vender las agencias oficiales como buena noticia, que la British Petroleum va a abrir gasolineras en México. ¿Qué creen, que en México no hay historia y que todos somos bobalicones?
En julio del 2014 escribí algo que vale la pena recordar: “Se les olvida (a los que hicieron la reforma) todos los ejemplos de corrupción y abuso de las petroleras extranjeras en México antes de la expropiación. Que se tomó esa medida porque se negaron a acatar un laudo ratificado por la Suprema Corte de Justicia del país, que aumentaba ligeramente el sueldo de los trabajadores petroleros. Lean el libro ‘México negro’ de Martín Moreno y conozcan las acciones siniestras de las petroleras extranjeras. Que no saben que todas las guerras recientes desde Vietnam para acá han sido por los hidrocarburos. Lean la ‘Guerra secreta del petróleo’ de Jean Rostand, para que se den cuenta hasta dónde son capaces de llegar por sus apetitos de dominio y lucro (sigue la cita). Qué ingenuos nuestros legisladores (los que hicieron las reformas) que creen que éstas ya cambiaron (las petroleras), que ahora son buenas y se preocupan por el desarrollo de los mexicanos. Entregan el país a los apetitos extranjeros, bajo premisas de desarrollo que nunca llegarán.
Las empresas petroleras son depredadoras. Ya les habíamos ganado ese capítulo, ahora les entregamos nuevamente el país a cambio de nada (al contrario, le subimos el precio de la gasolina para que tengan ganancias). ¿Será que tendrá que llegar otra Revolución para recuperar los recursos naturales del subsuelo? Espero que no. Que en la consulta popular del 2015 se revierta esta estúpida legislación”. Hasta aquí la cita de mi artículo del 2014.
Pero no hubo tal consulta. Ahora tendremos que esperar que un nuevo gobierno, que cuente con condiciones reales de reformar la Constitución y lo haga en 2018. Si no es así, tendremos que crear las condiciones de cambio. Porque cometimos el error más grande de nuestra historia. Solo comparable con la venta infame de California, Arizona, Colorado, Nuevo México y Texas.
Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana.