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martes, octubre 8, 2024
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Templo cívico. México: su pasado, presente y futuro (Primera parte)

Al asumir México su independencia era el más extenso de los países hispanoamericanos, y en 1822 se amplió aún más al incorporárseles las provincias centroamericanas que medían casi medio millón de kilómetros cuadrados. El territorio era de 4,665,000 kilómetros cuadrados, dentro del cual vivían en 1822 siete millones de habitantes. La guerra contra España había costado seiscientas mil vidas. La población era escasa para un territorio tan vasto y como en la época colonial, se concentraba en el centro, en las ciudades más grandes; nadie quería ir a enorme zona del norte que sin gente era un peligro, una invitación al despojo. Como así sucedió con la invasión y pérdida de más de la mitad del territorio.

En el orden social había mucho que corregir. La declaración jurídica de la igualdad de todos los mexicanos, deja a los indios, acostumbrados a un régimen de tutela, indefensos ante los criollos. La igualdad de derechos agudiza la desigualdad de fortunas. Los 3,749 latifundios aumentan y crecen a costa de los terrenos de las comunidades indígenas.

En el presente de México seguiría una gran lucha por mantener su independencia, y también por lograr el progreso y bienestar de la nueva sociedad.

Al otro día de lograda la independencia saldrían a flote las diferencias sociales y políticas de una raza multiforme y desunida. La inexperiencia de los criollos en la administración pública se manifestaría en la inclinación de los caudillos menores a convertirse en reyezuelos de las comarcas donde habían luchado; deseos de los caudillos mayores de ser reyes y presidentes del nuevo país; guerra de partidos, los monarquistas y clericales nunca se pondrían de acuerdo con los republicanos. El desinterés político de la gran masa de la población; vehemencia política de la minoría y en especial de la clase media. He ahí el panorama sociopolítico del futuro de México.

México seguiría en una época formativa. Turbulenta con una serie de hechos desgraciados, al manifestarse luchas que hicieron del territorio y nación un campo de batalla, sobre el cual se desbordaron las pasiones en la lucha por el poder y las ambiciones materiales y políticas.

Antes de ser el primer presidente del país Guadalupe Victoria, Agustín de Iturbide se había proclamado operador (Agustín I), en su efímero imperio que duraría solamente ocho meses. Pronto se enfrentaría a una conspiración de carácter republicano. Decidió entonces disolver el congreso. En contra de estas medidas, el gobernador de Veracruz, el general Santa Anna, resolvió proclamar la República. Iturbide se vio obligado a abdicar. Se exilió en Europa (1823), y un año después regresó al país, ignorando que bajo la influencia e inducción de Santa Anna los constituyentes del 24 lo habían condenado a muerte.

El 17 de julio desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas, y dos días más tarde lo fusilaron. Este hecho fue criticado y protestado por el congreso del centro, así como por políticos y miles de personas del pueblo, pues se consideró como un crimen político, ya que no se tomó en cuenta que Iturbide fue, junto con Guerrero, el que proclamó y logró la independencia nacional.

Vicente Guerrero fue postulado como candidato para suceder a Guadalupe Victoria. Durante esta época definidas tres clases sociales: la suprema, compuesta por los antiguos nobles, los capitalistas rancios y el alto clero; la media compuesta por los literatos, maestros, soldados, pequeños comerciantes y empleados; y la ínfima a la que pertenecían los más pobres. Guerrero era muy popular entre estas dos últimas -las más numerosas-, asimismo entre algunos miembros de la clase alta, pues representaba los ideales liberales e igualitarios de la insurgencia, superando en este rubro a su principal contendiente: Manuel Gómez Pedraza. A Guerrero se le identificó como el “candidato de la clase media”. Pedraza identificado con la oligarquía, los aristócratas y conservadores clericales.

Continuará…

 

Guillermo Zavala

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
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