Un ancianito va al médico:
— Doctor, estoy preocupado porque tengo 100 años y todavía ando persiguiendo muchachas.
“Eso sí que es un caso insólito, pero dígame en qué quiere que le ayude, qué es lo que le preocupa de eso”.
— Pues que las ando persiguiendo pero ya no me acuerdo para qué.
Autor: Un médico olvidadizo.
Ah, qué parentela…
— ¡Mamá, hay un topo en la ventana!
“Deja tranquilo a tu hermano”.
Autor: El hermano topo.
Convertido
— Pepe, ¿sabías que mi jefe logró que me hiciera católico?
“¿Y eso?”.
— Yo no creía en el infierno… hasta que lo conocí.
Autor: Hay tantos…
Pizzería
¡Ring, ring!
— Pizzería Goge, buenas noches. ¿Dígame?
“¿Pizzería qué?”.
— Pizzería Goge, señor. ¿Cuál es su pedido?
“Pero… ¿no es la pizzería La Mamma?”.
— Era, señor, era; Goge ha comprado la pizzería y ahora el servicio es más completo.
“Estupendo. ¿Puede usted tomar nota de mi pedido, por favor?”.
— Naturalmente, ¿el señor desea lo de siempre?
“Lo de siempre… ¿Me conoce?”.
— Tenemos un identificador de llamadas y, de acuerdo con su teléfono, sabemos que las últimas 53 veces que llamó pidió una pizza mixta de cuatro quesos y calabresa con una cerveza bien fría.
“¡Vaya, no me había dado cuenta! Bien, pues quiero lo mismo”.
— ¿Puedo hacerle una sugerencia?
“Por supuesto. ¿Tiene una pizza nueva en el menú?”.
— No, señor. Nuestro menú es muy completo, pero me gustaría sugerirle la de ricotta y rúcula con una botella de agua mineral.
“¿Ricotta? ¿Rúcula? ¿Agua mineral? ¿Pero está usted loco? Yo odio esas cosas”.
— Pero, señor, son buenas para su salud. Además, su colesterol está por
las nubes…
“¿Y Usted cómo lo sabe?”.
— Mire, señor, nuestra empresa tiene la mayor base de datos del planeta. Hemos cruzado su llamada con su nombre y tenemos a la vista la información del laboratorio donde le hacen sus pruebas.
“¡Al diablo con la base de datos! No quiero pizza de queso descremado y ensalada para nada, por eso me estoy medicando, y como lo que se me da la gana”.
— Señor, lo siento, pero creo que usted no ha tomado su medicina últimamente.
“¿Ah sí, y cómo lo sabes? ¿Por casualidad me estás mirando todo el santo día?”.
— ¡No, qué va! Es que también tenemos la base de datos de las farmacias
de la ciudad. La última vez que compró su medicamento para el colesterol fue hace tres meses. Y la caja contiene 30 comprimidos.
“¡Maldita sea!, es cierto. ¿Y cómo sabes eso?”.
— Por su tarjeta de crédito, señor…
“¡¿Qué?!”.
— Sí, tiene usted el hábito de comprar sus medicamentos en una farmacia que le ofrece descuentos si se paga con tarjeta de crédito del banco Arriba las Manos. Tenemos una base de datos de sus gastos con la tarjeta. Hace tres meses que no ha comprado nada allí, pero, en cambio, sí la utiliza en otros establecimientos, lo cual nos indica que no la ha extraviado.
“¿Ah sí? ¿Y no puedo haber pagado en efectivo en la farmacia?, ¿eh?, ¿eh? A ver,
qué dices a eso, listillo… ¡Vete a la punta del cerro!”.
— Como usted mande. Lo siento, señor, pero todo está en mi pantalla y tengo el deber de ayudarle. Creo que usted debería volver a programar la consulta con su médico a la que faltó y llevarle los resultados de los exámenes que se hizo el mes pasado, para que le ajuste la medicación.
“Mira, estoy hasta la coronilla de TI, de las COMPUTADORAS, de las BASES DE DATOS, de INTERNET, de la FALTA DE PRIVACIDAD, del SIGLO XXI y de este PAÍS”.
— Pero, señor…, por favor, no se exalte. No le conviene.
“¡Cállate de una vez! Mañana mismo me mudo lejos de este país. A las Islas Fiji o a cualquier otra parte que no tenga internet, computadoras, teléfono ni gente vigilándome todo el tiempo…”.
— Entiendo, señor…
“Puedes cancelar mi pizza. Ya no la quiero”.
— De acuerdo, señor. Ya la tiene usted cancelada. Pero si me permite, una última cosa más…
“¡Y AHORA QUÉ QUIERES!”.
— Solo avisarle que su pasaporte está vencido, señor.
Autor: Un mexicano en un país bien conectado.
Irónico
El legislador belga Ben Weys, de la región de Flandes, llegó en bicicleta a una conferencia de prensa donde presentó un plan para invertir 300 millones de euros en la construcción de una ciclovía.
Lógicamente Weys es un gran promotor de este medio de transporte. O tal vez lo era, porque resulta que al finalizar el evento el diputado se topó con la novedad de que ¡EN ZERIO! le robaron su bici. Y eso que la había dejado bien amarrada con cadena y candado.
Tuvo que pedir que su chofer lo recogiera cerca de Bruselas. Según reportes, encontró su bicicleta después, pero no tuvo indicios del responsable del atraco.