Te quiero, tú bien lo sabes,
te adoro con frenesí,
de mi alma guardas las llaves,
mi amor te lo di yo a ti.
Te encontré por mi camino,
ya no te podré olvidar,
pues si ése fue mi destino
nadie lo puede borrar.
Quisiera mejor morirme,
al saber que no me quieres,
mas no puedo despedirme
de tus benditos placeres.
Hablo esta vez y con calma
aquello que mi amor siente,
porque la maldad del alma
el corazón la presiente.
Esto es todo lo que digo
al saber que me dejaste,
sabrás que yo no te olvido,
si acaso tú me olvidaste.
José Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B.C.