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viernes, febrero 23, 2024
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Congruencia y Unidad en Exigencias

En memoria de la generosidad social del maestro Cuauhtémoc Sánchez

 


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Sin unidad en lo fundamental el Estado se va a burlar de las demandas populares. La fragmentación de presiones populares es una forma de matar el movimiento de enero del 2017 y de tirar a la basura la energía social desplegada en Baja California.

Las expresiones retomar las demandas en el centro de Gobierno en Mexicali puso el ejemplo muy claro: las deferencias naturales, legítimas, se respetan. Al Movimiento-2017, las facciones se subordinaron al Gran Propósito Social de trabajar la Resistencia, las mesas de diálogo, la negociación y presión de lo que quieren quienes salieron a la calle. No hay otra forma que la Solidaridad, el respeto a las diferencias, la privilegiar las coincidencias, la horizontalidad de la Coordinación de Movimiento, la renuncia a caudillos y líderes protagonistas en que la desconfianza del gran actor social es con estas fórmulas inservibles de los partidos que están castigados en el rincón por su traición, deshonestidad e incompetencia.

La sociedad grito demandas de Fuera Peña y Fuera Kiko cual iceberg, de indignación y deben ser canalizadas para su cabal cumplimiento. Se tiene muy claro el QUE se requiere, desde austeridad en todo el sistema de gobierno y Estado, honradez, y poner el interés general superior de la comunidad por encima de los partidos, y de grupos privilegiados que provocan desigualdad. Y ese Pliego debe ser apoyado por todos, por la pluralidad de formas, porque es un Mandato Social.


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Solo se puede presionar con unidad en las coincidencias. Quien lo exigen a nombre de la sociedad no son las fuerzas políticas formales, éstas han perdido legitimidad y representatividad. El Congreso, fue desplazado por sus traiciones, desviaciones y privilegios. El poder es para servirse ellos con la cuchara grande. Ello explica la ausencia de rendición de cuentas y la riqueza “inexplicable”, el abismo entre el cartel político y el pueblo. Y la p-lutocracia que emerge cada trienio y sexenio, eternizada en el poder.

Las manifestaciones en Baja California y el país, desde el 31 de diciembre del 2016 hasta el 5 de febrero fueron más que una explosión del hartazgo social. Explicada por golpes al bolsillo que tocaron el nervio popular, especialmente a la clase media y a las gasolineras. La escalada de devaluación acumulada al llegar el peso a 22 por dólar, el incremento de los energéticos, dejando fuera de competencia a Pemex en las fronteras; la ley del agua que crea condiciones de privatizar un derecho humano, su incremento en un 20%; subir el impuesto predial, hacen pedazos la economía de la familia.

La indignación social se comprende por la injusta distribución de la riqueza, los privilegios del cartel político (PRI-PAN-PRD), la corrupción e impunidad sentida dentro y fuera del país. Estas medidas casi sincronizadas constituyen una grave de sensibilidad social de la elite gobernante de dos partidos que cogobiernan desde 1988 cuando Carlos Salinas pactó compartir la tajada del pastel de la corrupción y el abuso con el PAN. Con esta señal de complicidades se suma en el PRD y la mochada de las gubernaturas y alcaldías. En 2000 Zedillo abre la puerta a la decepción foxista y de mayor impunidad con el engendro prianista.

Estas alianzas políticas de derecha rampante, es el acuerdo en los tres niveles de gobierno y la prometida transición democrática fue enterrada. Se consolidó el primitivo empresariado retardatario en expresiones cómplices de despojo: Eliminar el sentido productivo y social a empresas del Estado que bien administradas generan ingresos al Fisco y cubrían necesidades de educación, salud, empleo infraestructura. Se demolió Conasupo, Diconsa, Pemex, CFE, DIF, cientos de empresas. Por una moda de la oligarquía internacional (Reaganomics) y el PRIAN desmanteló el Estado de bienestar de los mexicanos. Y el colmo del despojo se duplica con elecciones caras y con fraudes.

En el contexto de la canasta básica 80 pesos de salarios mínimo es política nazi pura. Estudios del INEGI indican que en 2010 el salario para cubrir necesidades básicas era 281 pesos. En 2017 debe rozar los 400 pesos diarios.

Estas mayorías se han empobrecido a grados de miseria que producen violencia, delincuencia social y mortalidad. Desde 1982, somos testigos de aberraciones económicas y sociales que generan hartazgo. Pero hoy incluida la clase media, antes indiferente, quien protesta, actúa, organiza y conduce cambios de política. En manifestaciones vemos a Colegios de Ingenieros, Médicos y abogados, universitarios, maestros, empresarios, entre muchos indignados.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: hrgcuellar@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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