Señoras y Señores:
Mencionando sobre el triunfo y próxima toma de poder de Trump en EU, las primeras designaciones para su gabinete confirman su “línea dura”, augurando eso que si presionará a México, lo cual requerirá que el país –y más nosotros los fronterizos– amortiguamos los golpes. Pero repitiendo que lo peor y más grave que arrastramos en México es nuestra propi debilidad interna a consecuencia de la corrupción desenfrenada de los políticos de todos los banderines con sus desvergonzados ‘sueldotes’, despilfarro de nuestros impuestos y déficits ‘endeudadores’.
Junto a que otra consecuencia de la partidocracia lo es además la “cleptocracia” (término que se refiere a un sistema donde las autoridades se han convertido en cleptómanos, o sea ladrones por hábito e instinto) con su otro método sencillo de quedarse con los bienes públicos, por “privatizaciones” y “desincorporaciones”.
Todos sabemos que Carlos Salinas privatizó a Telmex para pasársela a su “compa” y socio Carlos Slim, hoy –en un país de pobres– uno de los sujetos mayormente enriquecidos del mundo, o que Vicente Fox les dio muchas concesiones de meter mercancías chinas a sus hijastros de Marta Sahagún (los Bribiesca, qué decir de los narcopolíticos de la matanza de Ayotzinapa, o un reciente regidor panista detenido en EU por lavar dineros, etcétera.
En 1513 el tan difamado Maquiavelo francamente advirtió de los políticos: “…la prodigalidad (despilfarro) perjudica…consumirá en tales obras todos sus riquezas y se verá obligado…a imponer excesivos tributos, a ser riguroso en su cobro…lo cual (perjudica) a muchos (ciudadanos) y beneficiado a pocos (influyentes)…Así un príncipe…sensato…sin gravar al pueblo, será tenido siempre por más generosidad con todos aquellos a quienes no quita, que…a quienes no da, que son pocos” y cerró indicando: “solo hemos visto hacer grandes cosas a los (caudillos) considerados como tacaños…En consecuencia, un príncipe debe…no robar a sus súbditos”. Re-cáspita.
Acá en la época contemporánea en este nuestro deteriorado México precisamente las consecuencias de endeudarnos con gastos deficitarios (los alcaldes Jorge Hank Rhon, del PRI; Jorge Ramos del PAN, por el PIRE; Carlos Bustamante, del PRI, con las luminarias; Jorge Astiazarán, la Ciclo-vía y SITT, los gobernadores Osuna Millán y Francisco Vega, o Peña Nieto de Presidente, etcétera, es devaluarnos y cada vez nos están “pegando” de manera peor.
Y ya que no les alcanza nos reciben en 2017 a nosotros los súbditos que somos re aguantadores con el remedio holgazán y simple (para ellos, claro) de cargarnos peor en impuestos. Que más “gasolinazos” y aumentos a tarifas de gas o luz (después de la cacareada privatización y liberalización de energéticos). O por la devaluación del peso. O aumentos aprobados a impuestos, prediales y tenencias. No se diga inflación por alzas. No se diga inflación por alzas de precios.
He recibido tweets de algunos conocidos con quejumbres y rezongos. Pero también –aunque luego se salga con pretextos y se me critique el señalarlo– está nuestra propia falta de ciudadanía porque ¿cuándo les reclamamos de verdad a los políticos sus ‘sueldotes’ desenfrenados, robar hasta lo imposible y préstamos onerosos?
Concluyo reiterando que razonemos sobre la verdadera gangrena: la partidocracia cleptocrática.
Desde la década pasada –en las pocas ocasiones que les escribo– insisto que el problema de fondo de las devaluaciones y aumentos de impuestos son los derroches y endeudamientos. Desde México no podremos cambiar al “trumpudo”, pero los sufridos habitantes que ahora remilgan, en vez de Televisa, Xolos, cheves y apatía participemos y votemos por candidatos independientes. Sabemos que en vez de lloriqueos que de nada sirven –serenos, pacíficos y con firmeza de hierro– debemos ya echar a los del PRI-PAN-Morena y demás mafia-partidos.
Estemos vigilantes ante los políticos ‘endeudadores’ y deshonestos sin patriotismo que cargamos a cuestas que desde entremedio de nosotros nos hacen daño y devalúan. Y ya votémoslos fuera en 2018.
Amablemente.
José Luis Haupt Gómez
Tijuana, B.C.