El historiador mexicano de origen francés entrega su libro de ensayo “Estrella y cruz. La conciliación judeo-cristiana 1926-1965”, editado en noviembre de 2016 por Taurus. “Que México busque alianzas con Canadá, Europa, China; que México vuelva a pensar que existe América Latina”, expresó a ZETA
El antisemitismo era un tema incompleto en la bibliografía del historiador mexicano de origen francés André Joseph Meyer Barth Jean, que ahora resuelve en su más reciente ensayo titulado “Estrella y cruz. La conciliación judeo-cristiana 1926-1965”, editado en noviembre de 2016 por Taurus.
Aunque ya había entregado “La fábula del crimen ritual. El antisemitismo europeo (1880-1914)” (Tusquets, 2012), el reconocido historiador continúa la saga con “Estrella y cruz…”, enfocando su estudio en el proceso de concordia entre judíos y cristianos entre 1926 y 1965, cuya intolerancia religiosa tuvo su desenlace más lamentable en el holocausto nazi durante la II Guerra Mundial.
“Me di el gusto de escribir una historia positiva, generosa como también son los esfuerzos de cristianos, católicos, algunos protestantes, en este caso especialmente católicos, que con la ayuda de un extraordinario francés, Julio Isaac, culminaron en el Concilio Vaticano II con la famosísima Declaración Conciliar Nostra Aetate (nuestro tiempo) del Concilio Vaticano II, con más de dos mil obispos católicos del mundo entero, que afirmaron que judíos y cristianos comparten una herencia espiritual común que por lo tanto, un cristiano no puede ser antisemita y que hay una contradicción en los términos; eso después se prolongó con Juan Pablo II, que hizo peregrinación a Jerusalén, y al hablar de los judíos dijo ‘nuestros hermanos mayores’”, refirió Jean Meyer en entrevista con ZETA.
La concordia entre judíos y cristianos
Con la maestría de un narrador apasionado pero con los rigores propios de la historiografía, Jean Meyer entrega una investigación importante donde el protagonista de la concordia entre judíos y cristianos fue el historiador francés Jules Isaac (1877-1963), quien había perdido a su esposa e hija en un campo de concentración, por lo que, tras la culminación de la II Guerra Mundial, dedicó su vida a establecer la paz judeo-cristiana hasta que un día, 3 de junio de 1960, se entrevistó con el papa Juan XXIII:
“Unos de sus amigos lo llevaron con el papa Juan XXIII, ambos eran dos hombres de casi 80 años, fue una entrevista de media hora en junio de 1960 antes de la apertura del Concilio Vaticano II, cuando se había cerrado la agenda; hay que recordar que el Concilio el papa lo convocó para reformar y mejorar la iglesia católica, no se trataba del mundo externo, no se trataba de las iglesias no cristianas, para nada; y el papa puso el tema en la agenda y eso explica que el Concilio haya publicado al final de 1965 esa famosa declaración; para esa fecha tanto Juan XXIII como Julio Isaac habían muerto, no vieron su victoria, pero a esos dos ancianos debemos esa declaración revolucionaria que cambió el curso de la historia después de 2 mil años”, relató Meyer a este Semanario.
Por supuesto, el reconocido historiador de 75 años (8 de febrero de 1942, Aix-en-Provence, Francia) argumentó por qué es importante hoy en día la conciliación entre judíos y cristianos cimentada en la Declaración Conciliar “Nostra Aetate” del 28 de octubre de 1965, durante el Concilio Vaticano II:
“Porque era el final feliz de un pleito milenario prácticamente desde los orígenes de la iglesia y en ese momento también nace la sinagoga moderna, lo que podemos llamar el judaísmo moderno; el judaísmo moderno y la iglesia nacen sobre la base del judaísmo antiguo desde tiempos de Jesús. Hay que recordar que Jesús nace en el seno del pueblo judío, que su madre María es judía, y sin embargo durante casi 2 mil años hubo choques, pleitos, confrontación, competencia también a ver quién convertía a quien; felizmente eso ha terminado.
“Es un asunto muy importante para nosotros que vivimos en el mundo cristiano, aunque mucha gente ya no lo es, o que los cristianos no practiquen realmente las exigencias de su fe; pero América Latina es cristiana, México es cristiano en su mayoría y Guadalupano, y una importante minoría evangélica. Los judíos han manifestado que mi libro les interesa mucho, ya la comunidad judía me ha invitado a presentar el libro, entonces, yo creo que sí importa; y además, es un ejemplo que igual más adelante podrían seguir el islam en sus relaciones tanto con el judaísmo como con el cristianismo, las tres grandes religiones monoteístas.
“Hoy en día el islam es muy criticado, muy controvertido, por los ultra radicales, yo los calificaría de integristas, que dicen que hay que emplear la violencia para propagar el islam y la famosa guerra santa, los yihadistas, mediante terrorismo y suicidio, los hombres o las mujeres bomba; entonces, yo creo que igual algún día empezará un diálogo sincero entre islam y judaísmo, islam y cristianismo”.
— Jean Meyer “es un judío converso”, publicó Salvador Abascal, afirmación que por cierto reproduce en su libro. ¿Desde dónde escribe Jean Meyer?
“Fíjese, hay una cosa muy curiosa, cada domingo publico un artículo de opinión en El Universal; como en México hay muy buenos analistas de la política mexicana normalmente yo escribo sobre temas del mundo, menos de México. Y cuando escribo a favor de los palestinos diciendo ‘Israel debe devolver los territorios ocupados y aceptar finalmente la creación del Estado palestino’, entonces me escriben y me dicen que soy un antisemita; pero lo mismo yo escribo que Israel tiene derecho a la existencia, que los países árabes deben aceptar esa existencia, tienen derecho a existir, luego me escriben que soy un judío. Esa compensación pues me alegra, me tranquiliza y me hace reír; así que no me importan los insultos porque vienen de los dos lados. Si se contradicen a tal punto, es que yo estoy en lo cierto”.
A Trump “nadie lo va a meter en cintura”
El Profesor Emérito del Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE) también habló sobre el incipiente gobierno de Donald Trump:
— A propósito del gobierno de Trump, ¿qué papel jugaría el judaísmo considerando su poder económico no solo en Estados Unidos, sino en el mundo?
“Trump es un hombre tan contradictorio y tan complicado; a lo largo de la campaña electoral los judíos norteamericanos le tenían muchísimo miedo a Trump y se decía que Trump era antisemita, que algunos de sus hombres de los que iba a nombrar en su gabinete eran antisemitas, y hasta que de repente se enteraron que la hija consentida de Trump, Ivanka Trump, estaba casada con un judío, además un judío ortodoxo, Jared Kushner, y que para casarse con él tuvo que convertirse al judaísmo; entonces, ¿Trump es antisemita o no es antisemita?, complicadísimo. Muchos judíos votaron por Hillary, y entre los que más aportaron a la campaña electoral de Hillary, hay dos grandes empresarios judíos, así que está complicado”.
— ¿No es entonces más peligroso lo contradictorio de Trump porque sería impredecible?
“Es peligroso porque no se sabe de qué lado va a caer la moneda, la moneda está en el aire, pero no sabemos de qué lado va a caer. Yo, contra mucha gente que dice ‘nada más siendo presidente las instituciones lo van a canalizar, el mismo partido republicano, la gente que lo asesora, el loquito no va a poder hacer daño’; para empezar no es loquito, es impulsivo, eso es otra cosa, pero yo estoy seguro que Trump va a hacer mucho daño y nadie lo va a meter en cintura”.
— ¿Qué debe hacer México ante el gobierno de Trump?
“México debe ponerse muy firme y no intentar seducir a Trump, a ese señor nadie se lo puede ganar con besitos, hay que ponerse firme y México tiene muchos argumentos, y más que argumentos, tiene elementos para poder resistir a la presión de Trump.
“Que Trump construya su muro, eso sí, nadie se lo puede impedir, eso no va a cambiar nada, ningún muro de ninguna parte del mundo jamás ha impedido el paso de la gente; así que allá que se dé su gusto, que vaya a poner la primera piedra del muro para demostrar a la gente que votó por él que sí cumple, eso no nos afecta.
“Que México busque alianzas con Canadá, Europa, China; que México vuelva a pensar que existe América Latina y que podríamos hacer algo con ellos, y allá Trump y Estados Unidos; pero si México se queda solo sin pensar en el resto del mundo y haciendo ‘amigo-amigo’ con Trump, entonces sí México va a perder la jugada”.