Luego de las advertencias a las empresas Ford y General Motors por invertir en México, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con un “gran impuesto” fronterizo ahora a la automotriz japonesa Toyota.
“De ninguna forma, construyan una planta en Estados Unidos o paguen un gran impuesto fronterizo”, escribió a través de su cuenta de la red social Twitter, al rememorar que dicha compañía busca crear una nueva planta en Baja California para armar su modelo Corolla.
Previamente Toyota había manifestado que esperaría a que el mandatario asumiera el cargo de presidente de EU para decidir posibles cambios, esto en un ambiente donde Ford canceló una inversión de 1,600 millones de dólares para una planta armadora en San Luis Potosí.
Luego de que Ford anunciara que no se realizará la inversión, el republicano agradeció la decisión de la automotriz y advirtió “esto es sólo el comienzo: sigue mucho más”.
Honda fue otra de las compañías automotrices que dijo que esperará a que inicie el mandato de Trump para definir acciones e inversiones.
Trump ha recriminado a dichas empresas el irse a México para pagar menos, hecho que además provoca menos empleos en el país, beneficiando a la población mexicana con nuevas plazas.
Los presidentes de Toyota y Honda habían informado más temprano este jueves que no tienen planes de inmediatos para reducir su producción de autos en México, ya que prefieren esperar hasta después de que Trump asuma la presidencia de EU este mes antes de decidir si implementarán cambios.
“Consideraremos nuestras opciones cuando veamos qué políticas adoptará el nuevo presidente”, dijo el jefe de Toyota Motor Corp, Akio Toyoda, durante un evento de la industria en Tokio.
“Producimos autos en México para mercados que incluyen a Norteamérica y Europa y no tenemos planes inmediatos de cambiarlos”, sostuvo por su parte el presidente ejecutivo y presidente de Honda Motor Co Ltd, Takahiro Hachigo, en la misma reunión de automotrices.
Una gran parte de los vehículos producidos en México y Canadá son exportados a Estados Unidos, el mayor mercado único para las fabricantes de vehículos japoneses.