La alcaldesa de Rosarito, la panista Mirna Rincón, pagó inserciones en medios para felicitar a los rosaritenses por la llegada del nuevo año, y además, decirles que inicia la administración “de la mano con ustedes” (igualito que en el arranque de Francisco Vega, el gobernador), y presumirles algunas de sus acciones, entre éstas: “No hubo aumento de sueldos, se eliminaron plazas y se homologaron sueldos”. La realidad es que sí hubo aumento de sueldo. Precisamente el de la alcaldesa. Mientras Silvano Abarca ganaba 62 mil pesos, Rincón propuso y el Congreso del Estado le aceptó, se incrementara 23 mil pesos hasta llegar a 85 mil pesos al mes. Según la panista, esto no significa un incremento, sino una homologación salarial que ella hace respecto a la alcaldía ¡de Tijuana! (donde por cierto su titular, Juan Manuel Gastélum Buenrostro, tiene un salario de 93 mil 216 pesos al mes). Aparte de engañar a la población ocultando su incremento salarial con una homologación, hay una diferencia consistente entre el millón 641 mil 570 que oficialmente y según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) residen en Tijuana, con los 96 mil 734 ciudadanos que viven en Rosarito, con lo que la homologación resulta desproporcionada. Así las cosas con la panista y su publicidad engañosa.