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lunes, octubre 7, 2024
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Para Rosita

Desde que llegaste mi mundo cambiaste, mis tristezas y llantos en alegría transformaste.

La vida sin ti era sufrir, había nubarrones, soledad, mentira y traición, promesas y rencores.

Tu llegada fue imprevista, mi alma sentía que nunca llegarías, pero llegaste, con esos ojos tan grandes y profundos.

Tan grandes y profundos como la inmensidad del mar, de alegría quise cantar y llorar y nunca poder parar.

Las caricias de tus santas manos en hermoso vergel mi vida transformaste.

Con gran amor, tu mamá Rosita.

 

Oropel.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
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