Por ahora todo es fiesta, ya que los pensamientos han estado ocupados con el día de la Virgen de Guadalupe, felicitar a las Lupitas, comprar los regalos, las posadas, los intercambios, la Noche Buena, la Navidad, abrir los regalos, el recalentado, las expresiones y mensajes típicos de ésta época, la final del fútbol mexicano, el recalentado, empeñar o devolver los regalos, los XV años de Rubí, el día de los Santos Inocentes, la nochevieja, el fiestón de año nuevo, otra vez el recalentado y para que amarre, decidir dónde comprar la rosca de reyes, pero que venga con muchos monitos, así el Día de la Candelaria habrá muchas invitaciones a comer tamales.
Pero no por ser aguafiestas y más bien porque es necesario estar atentos a lo importante, sería oportuno pedir un momento de reflexión y no precisamente para invocar una inspiración religiosa o plena de filosofía, sino para recordar que tras de que todos los distractores se disipen, vendrá en todos sentidos la cruda realidad.
No se trata de amargar las fiestas, ya que al contrario, exhortamos a disfrutarlas plenamente, pero a la vez conscientes de que así como se dice que tras de la tormenta viene la calma, aquí aplicaría un poco al contrario, en el sentido de que tras de la fiesta vendrá la tempestad.
Y es que el 2017 no se avizora nada halagüeño y más bien muy difícil. Lo cierto es que la economía mundial y local va de mal en peor, por lo que es natural vengan más cargas impositivas del gobierno y menos utilidades netas en las empresas, lo que más allá de explicaciones científicas de macroeconomía se traduce en una triste realidad: el poder adquisitivo de nuestro dinero será menor, lo que reducirá la cantidad y calidad de lo que podamos comprar, lo cual en una economía donde los precios de las cosas están afectados por una paridad a la alza en el costo de los dólares, pero contrastando con ganar pocos pesos con los que se puede comprar poco, termina en menor calidad de vida.
Esa es apenas una parte, pero desgraciadamente hay mucho más, ya que la afectación de la economía trae no solo cuestiones de números, dólares, pesos y centavos, sino que también provoca daños a la salud y a la seguridad pública.
En cuanto a la salud, obviamente se reducen las visitas a los médicos particulares y el acceso a las medicinas de mayor costo, con lo que se carga el peso a las instituciones públicas que atienden la salud, las cuales naturalmente traen ya sus propios problemas que hacen una bola de nieve con la saturación de pacientes nuevos y antiguos.
Pero el principal problema viene en el tema de la seguridad pública, donde bastaría por sí sola la problemática derivada lógicamente de una crisis económica, sin embargo aquí las cosas se complican bastante porque venimos cayendo en una espiral de inseguridad en la que la amenazante punta del iceberg es la cantidad de homicidios, pero en la larga montaña subyacente está el origen de los asesinatos, derivada de la guerra entre vendedores de droga que auténticamente pelean a muerte la plaza ante la infinidad de consumidores, víctimas del vicio que victimizan además a una sociedad cada vez más impactada por los delitos patrimoniales y sexuales.
Pero como lo hemos dicho anteriormente, por negro que se vea el panorama, afortunadamente deja tenuemente percibir una luz al fondo, la cual no está fácilmente a nuestro alcance, mas tampoco tan lejana.
Si nos esmeramos en trabajar en conjunto, puede estar más cercana de lo que pensamos, pero si no actuamos con oportuna energía, se alejará irremediablemente.
Todo es cuestión de saber lo que nos espera para el 2017.
Alberto Sandoval es Coordinador de Alianza Civil, A.C. Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: www.AlianzaCivil.Org Facebook: AlianzaCivil Twitter: @AlSandoval