La Constitución Mexicana dice:
Artículo 1o… las personas gozarán de los derechos humanos… “así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse…”
Las autoridades tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos… El Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos…
6o. La manifestación de ideas no será objeto de inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito…
Toda persona tiene derecho al libre acceso a información…, así como a buscar, recibir y difundir información…
7o. Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas…
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Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni coartar la libertad de difusión… En ningún caso podrán secuestrarse los bienes utilizados para la difusión de información, opiniones e ideas…
8o. Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición…
9o. No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse…
No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto…
Con lo anterior, queda claro que podemos llevar a cabo manifestaciones. Obviamente ese derecho se diluye para los que usan un vehículo para atropellar policías.
Los violentos no tienen justificación e inclusive son sospechas de “reventar” la manifestación para acabar con ella. Perjudican a los que protestan pacíficamente.
Los inconformes deben adecuarse a una especie de “manual de manifestaciones”, identificando personas con insanos propósitos.
También es oportuno analizar porque, a pesar del perjuicio que sufren muchas personas, éstas no se expresan. Su ausencia causa frustración y complicidad voluntaria o involuntaria con los abusivos. Es injusto que mientras que unos cómodamente se ausentan, otros sufran inclemencias climáticas, consecuencias legales o físicas y repercusiones laborales. Además, están lejos de su hogar.
Eso sí, muchos reproducen “memes”, son “audaces” en sus comentarios en el “face” y hasta se atreven a criticar o desinformar.
En diversas manifestaciones acuden unos cuantos, aunque se esté causando un daño a las garantías o al patrimonio de cientos, pero eso sí, si el perjuicio es directo, entonces el afectado exige respaldo.
Resulta difícil explicar el ausentismo; un estudio arrojaría factores culturales. El temor, apatía, ignorancia, indiferencia y falta de solidaridad son causantes de abusos del gobierno o de un particular.
Si nos uniéramos, evitaríamos impunidad y lograríamos al final un correcto binomio sociedad-gobierno.
Por lo anterior, es de concluirse que las manifestaciones son necesarias. La expresión pública es importante, permite el intercambio de ideas, normando un criterio y concluyendo en acciones que reorientan las políticas públicas, lo que a final de cuentas es el objetivo máximo de una comunidad.
Los lamentables hechos de Rosarito deben ser analizados, castigando a quienes actuaron mal. También conviene estudiar no solo el fondo, sino también las formas. Un movimiento donde la mitad está a favor y la otra mitad en contra no unen, sino que confronta. El país rechaza el “gasolinazo” y los cobros en casetas, pero solo una parte está de acuerdo con que se detenga el abastecimiento de gasolina, con riesgo de que ambulancias, bomberos y policías se queden sin combustible. Igual con lo del cierre de carreteras. Por otra parte, permitir que ingresen al país vehículos sin ser revisados conlleva el peligro de que traigan armas y explosivos.
Es entendible que los manifestantes buscan atención de los medios y presionar al gobierno, pero se pueden ubicar objetivos más adecuados.
Por ejemplo, cuando la población se manifiesta pacíficamente en las casetas de cobro, todos felices.
Como sociedad, tenemos mucho que aprender para no perder rumbo y seguir por el mejor camino.
Todo es cuestión de hacer bien la manifestación.
Alberto Sandoval es Coordinador de Alianza Civil, A.C. Correo: [email protected] Internet: www.AlianzaCivil.Org Facebook: AlianzaCivil Twitter: @AlSandoval